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Alejandro Villegas Campero

¿Estás seguro de tu salvación?


2012-03-28 - 23:03:09

“Pero la salvación de los justos es de Jehová, y él es su fortaleza en el tiempo de angustia” Salmos 37:39

¿Te has hecho alguna vez esta pregunta?, si fueses a morir en este preciso instante y lo supieras, ¿Dónde crees que te irías?, ¿al cielo o al infierno?. En nuestra vida, casi nunca nos tropezamos con esta paradoja... tener que pensar dónde estoy dirigiendo mis pasos, es decir, estoy encaminando mi vida al infierno, o tendré la dicha de conocer aquel Cielo del cual tanto se habla. Sabes, la Palabra de Dios (la Biblia) habla a cerca de la existencia de un Cielo y de un Infierno; muchos dicen que el Cielo existe, pero pocos son los que aceptan la existencia de un Infierno al cual van todos aquellos que desobedecieron a la voluntad de Dios. Jesucristo mismo menciona en una de sus parábolas la existencia de ambos, presta atención.

“Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá” Lucas 16:22-26

Debemos aclarar algunas cosas; el seno de Abraham era el  lugar al cual iban todas las personas justas, las que siguieron los mandamientos y la voluntad de Dios, hasta antes de la resurrección de Jesucristo; ellos esperaban en este lugar a Jesucristo para que los llevara al cielo. Claro ejemplo es Abraham, conocido como el padre de la fe, quién por haber confiado, creído y seguido la voluntad de Dios fue llevado después al cielo con Jesús.

“Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo” Génesis 25:8

Fue reunido con su pueblo, quiere decir que fue al lugar donde los justos de aquella época iban al morir, aún el Cielo no estaba listo.

Volviendo a la parábola del hombre rico y Lázaro, ¿escuchaste que el hombre rico pedía saciar su sed y que se encontraba atormentado en una llama? el rico estaba en el infierno y no podía acercarse al seno de Abraham, así como ninguno de los que estaba en el seno de Abraham podía bajar al Hades, esto por el abismo que separaba a ambos. Esta parábola fue contada por Jesús y debes saber que una parábola se basa en hechos que sucedieron, con cosas o lugares que en realidad existen.

Entonces el infierno si existe y fue creado por Dios a causa de la rebelión de Satanás, para él (Satanás), sus demonios y para todo aquel que desobedezca la voluntad de Dios y vaya en contra de sus leyes y mandamientos.

En el libro de Mateo se menciona también este lugar de tormento:
“Y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes” Mateo 13:42

¿Entiendes que allí habrá llanto y crujir de dientes?; esto de seguro será por el intenso dolor que se siente allí. Muchos lugares en la Palabra hablan del infierno, le llaman también el horno de fuego, las tinieblas, Hades; aquí algunos versículos donde puedes conocer a cerca de ese lugar: Mateo 5:22, 8:12, 10:28, 16:18, 18:9, 22:13, Marcos 9:43, Lucas 12:5, 13:28, Hechos 2:27, Santiago 3:6, 2Pedro 2:4, Apocalipsis 1:18, 6:8, 20:14.

De igual forma se habla en la Biblia del cielo, como el lugar donde van los justos, todos aquellos que cumplieron con la voluntad de Dios y los que murieron con la fe en Jesucristo, que murió por todos nosotros para darnos esta oportunidad de poder ver a Dios en el mismo cielo.

“Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios” Apocalipsis 21:10

“Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo?” Isaías 66:1

“Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios” Mateo 5:34

Aquí otros versículos que prueban la existencia del cielo: Mateo 6:10, 11:25, 16:19, 19:21, 28:2,18, Marcos 1:11, Juan 3:13,27, 1Pedro 1:12, 3:22, Apocalipsis 4:1-2, 5:3,13.

El cielo también existe, y en él una ciudad santa, la nueva Jerusalén que Dios prometió a todos aquellos que creyeran que Jesucristo vino a esta tierra a morir por nosotros, por nuestros pecados, para salvarnos de la muerte y darnos vida eterna. Jesucristo fue capaz de entregarlo todo por nosotros, para darnos la salvación; se despojó de su envestidura de Hijo de Dios y se hizo hombre para darnos la esperanza de que algún día, sí le creemos y seguimos, podamos ver ese cielo y ser salvos.

“Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” Filipenses 2:7

La palabra del Dios verdadero dice que él fue capaz de hacerlo no sólo por ti, sino por toda la humanidad, para que todo aquel que en él crea (en Jesucristo su único y amado Hijo), no muera a causa del pecado, sino que pase de muerte espiritual a vida eterna.

“Porque de tal manera amó Dios al Mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, más tenga vida eterna” Juan 3:16

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” Romanos 5:8

¿Ahora te das cuenta del tiempo que has estado perdiendo, sin disfrutar de un amor tan maravilloso como el del Dios viviente? Aquel amor que entregó al ser más maravilloso que la humanidad haya podido conocer en la propiciación de nuestros pecados.
Debes aceptar que has estado caminando equivocadamente; te hablo en el amor de aquel que entregó su vida para salvarnos, en el amor de Jesucristo, no deseo juzgarte, pero es necesario decirte la verdad, ¿te das cuenta ahora que el camino que has estado siguiendo de ninguna manera te llevará a la tan anhelada salvación?. Tal vez respondas ...pero si yo soy “bueno” y creo que con eso basta para poder encontrar la salvación, a eso debo contestarte lo que la palabra de Dios dice:

“Un hombre principal le preguntó diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios” Lucas 18: 18-19

“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno.” Romanos 3:10

¿Entiendes la verdad que Jesús mismo dice en su palabra?, él (Jesús), reconoce que ni aún él hecho hombre era bueno, sólo uno es bueno, ese es el Dios Verdadero. Espero que estas palabras hayan llegado a tu corazón, si es así significa que el Espíritu Santo de Dios te está dando convicción de pecado y está redarguyendo tu corazón (haciéndote sentir culpable por el pecado que en ti reina).. como dice la Palabra:

“Pero yo os digo la verdad; Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuese, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y juicio” Juan 16: 7-8

Pero te aliento a que no temas, pues existe una solución a todo este mal camino que has estado siguiendo ¿quieres conocerla?.

“Mas a todos los que le recibieron, a os que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Juan 1:12

“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 6:23

¿Quieres ahora mismo ser llamado Hijo de Dios?, no te confundas, no todos somos hijos de Dios, todos somos creación de Dios, pero solamente aquellos que reciben a Jesucristo como su Salvador, que reconocen que son pecadores, que creen que él (Jesucristo) fue levantado de entre los muertos y derramó su sangre para darle vida eterna al hombre, pueden ser llamados hijos de Dios. Algo más que podrá ayudarte:
“He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él; y él conmigo” Apocalipsis 3:20

Escucha que Jesús llama a tu puerta y está dispuesto, si tú le dejas, a perdonar todos tus pecados, a darte de comer de su pan, a hacerte libre y libre de verdad, a hacerte conocer cosas que nunca antes habías conocido, visto o escuchado, cosas que nunca antes subieron a tu corazón. Él está dispuesto a amarte con un amor que sobrepasa todo entendimiento, sobrepasa aún toda sabiduría. No temas, Él es amor, comprensión, él vino a buscarte, porque estás perdido y no hallas la luz, él vino a dártela y a tomar tu mano y guiarte por sendas de justicia y amor; él vino a darte la salvación. ¿Sientes algo especial en este preciso momento?, es su presencia. No temas tan sólo háblale como lo haces con un amigo.

“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” Romanos 10:9

Es momento que le hables e invoques su nombre que es sobre todo nombre, en el cual solamente hay salvación:
 
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” Hechos 4:12
Hablarle no es difícil, está atento y escucha tu voz, él responderá y te dirá y hará sentir cuanto te ama, lo que ahora debes hacer es reconocer, ante su presencia, que eres pecador, confesar que él es el Señor, creer que Dios le levantó de entre los muertos, y desear de todo corazón la salvación que él te ofrece, que te llevará a verle cara a cara en el cielo; porque escrito está:

“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” Romanos 10:9

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