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Dante N. Pino Archondo

La vida real de los originarios


2012-04-11 - 18:08:39

Algunos datos que muestran la realidad más allá de los discursos nos pintan un cuadro diferente a la historia oficial. Y es que mientras hay quienes se sienten como vanguardia del cambio y adláteres de la libertad del indio en Bolivia, lo cierto es que este, en su medio sigue igual que siempre.

La Bolivia rural mantiene su rostro humano y su realidad circundante. Estudios realizados por Plataforma Energética “Rol impacto socioeconómico de las energías renovables en el área rural de Bolivia” nos proporciona los siguientes datos: La población rural sigue dispersa, inconexa, aislada y marginada del mercado energético nacional.

Los ciudadanos del área rural siguen usando la leña como fuente de energía, este recurso natural tiene al 80 por ciento de la demanda total de energía, y existen zonas donde la leña cubre hasta el 97 por ciento de la población. La población rural contiene al 40 por ciento de la población total.

Frente a este dato, habría que preguntarles a los héroes de la guerra del gas, para que sirvió tumbar un gobierno y encumbrar a otro, habiendo transcurrido siete años en los cuales nada se hizo para modificar el uso de la leña por el gas.

La energía eléctrica es otra variable que solo cubre al 39 por ciento del área rural, en contraste con las ciudades que hacen uso de la bombilla en un 90 por ciento. Pero no solo es un asunto de cobertura lo es también de costo. Las poblaciones rurales que hacen uso de la energía eléctrica apenas consumen en promedio 25 kilovatios por mes, esto les permite un uso limitado del alumbrado familiar, algo de radio y unas horas de televisión y el costo que pagan por ello es mayor al de las ciudades.

El estudio, como no puede ser de otra manera relaciona la pobreza con la extensión y uso de la energía eléctrica. Esta ausencia de inversiones y olvido del gobierno de su razón de ser, es la peor forma de discriminación que se puede tolerar. Mientras se hacen juicios por lo que dijo alguien a otro, y se habla con titulares de discriminación, la verdadera discriminación pasa desapercibida.

Hay más de medio millón de familias rurales que viven en comunidades con menos de 60 familias en promedio, esta dispersión no ha sido resuelta, ni siquiera ha merecido la atención de esos parlamentarios que se disfrazan de originarios para ir al Congreso pero que en realidad son enemigos de su propia gente a la que ignoran en todo su contexto.

Los datos muestran la carencia de una política económica verdaderamente revolucionaria. Por ejemplo, si en vez de estar tratando de expandir la frontera agrícola de la coca, con inversiones en carreteras que afectan el medio ambiente y estar haciendo negocios con empresas extranjeras conocidas por el juego sucio que desarrollan, esos esfuerzos se dedicarían a integrar el área rural, creando zonas de producción integrales, se financiarían carreteras urgentes que eliminen la dispersión de la población y acerquen los centros de consumo a los centros de producción, el cambio sería real y serio.

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