PresentaciónTurísmoBlogshoybolivia | FacebookJuegosRSSYoutubeTwitterMóvil
Jueves 28 de marzo 2024 Contacto
InicioPortadaDestacadasEspecialesBoliviaTemas
CuriosidadesEspectáculosArte y CulturaHoy EventosMujer

           
Rolando Hurtado Ortiz

¿Quién, pues, podrá ser Salvo?


2012-05-01 - 19:37:06

(Lucas 18:18-30)
Un hombre hizo a Jesús una pregunta. El quería saber cómo podía ir al cielo y vivir para siempre. Jesús sabía que el hombre era muy rico y también sabía que era muy religioso. Jesús le dijo al hombre algo que él ya sabía, le dijo que siguiera los mandamientos.

El hombre joven respondió  que él había obedecido todos los mandamientos. Pero Jesús también sabía que había una cosa que estorbaba entre este hombre y Dios.
El hombre amaba a Dios, pero amaba el ser rico aun más. Por eso Jesús le dijo que vendiera sus posesiones y diera su dinero a los pobres y le siguiera.

Cuando el hombre oyó esto, se puso muy triste y bajó su cabeza pues sabía perfectamente que él no había dado a Dios el primer lugar en su vida; él no quería dar sus riquezas a los pobres y seguir a Jesús.

¿Qué significa que Cristo sea el Señor? (Lc.6:46).
Vamos a definir algunos conceptos para comprender el señorío de Cristo. Cuando alguien dice: “Jesús es mi Señor”, esta confesando tres cosas fundamentales:

-Jesús tiene el primer lugar en mi vida (Fil.3:7-8).
-Jesús es soberano: Él tiene control sobre todo y tiene control de mi vida. (Dn.4:35).
-Jesús es mi dueño; quiere decir que soy propiedad suya y todo lo que soy y todo lo que tengo le pertenece. (Isaías 40:26).

Veamos algunos ejemplos en los cuales Jesús se manifiesta y es reconocido como Señor por sus discípulos:

Simón y Andrés quienes dejaron sus redes y le siguieron (Mr.1:18).

Zaqueo, “descendiendo pronto”, a la orden de Jesús (Lc. 19:5-6).

Pablo en su conversión: “Señor, ¿qué quieres que haga? (Hch.26:14)

Pablo en su ministerio proclamando toda su vida que Cristo era el Señor (Fil.2:8-11).

¿Es Cristo el Señor (amo absoluto) de tu vida?

Cada uno debe reflexionar y responder a esta pregunta con toda honestidad, porque puede suceder que alguien lee la Biblia, ora, testifica, predica, habla en lenguas y hace buenas obras, y sin embargo, sigue haciendo su propia voluntad y no la de Dios (Mt. 7:21-23).

El que vive según su propio criterio, a sí mismo se engaña, porque piensa que todo irá bien, y en realidad está cayendo en el lazo del diablo. Al igual que este, no reconoce a Dios ni le toma en cuenta y termina bajo su dominio (Jn.10:10).

¿Vives en el reino de las tinieblas o vives en el reino de la luz?

Determina tu ubicación si vives como tú quieres o vives como Él quiere.

¿Cómo entramos en el reino de la luz?
La obra del nuevo nacimiento es sin lugar a dudas un milagro, y obra del Espíritu Santo de Dios (Jn.3:3-8); pero para que esto se produzca la semilla del evangelio debe caer en una buena tierra, es decir, en un corazón que esté dispuesto a decirle “Sí” al Señor en todo.

1) Debemos arrepentirnos de todo corazón (Mr.1:14-15; Hch.2:38; 17:30).

Para un genuino arrepentimiento es necesario:
Humillarse delante de Dios y entregarse a Él para que nos cambie.
Confesar nuestros pecados y abandonarlos (Pr.28:13). Asimismo, restituir el daño que hayamos ocasionado a otros como consecuencia de nuestros pecados.
Perdonar a todos los que nos han ofendido (Mt.6:14).
Renunciar a toda forma de ocultismo y de espíritus malignos (Hch.19:19).
Colocarse bajo el señorío de Jesús (Ro.10:9).
Disponerse a ser bautizado por agua (Hch.2:38; 8:18).

2) Debemos creer en Cristo de todo corazón.
Si una profunda fe en Jesús no podemos seguir a Jesús como Señor. Debemos confesar y creer de todo corazón que:
Jesucristo es la máxima autoridad y tiene todo poder (Ro.10:9)
Por medio de Él tenemos perdón de pecados (Jn.1:9).
Por Jesucristo somos transformados en nuevas criaturas (2Co.5:17).
Por Jesucristo somos hijos de Dios y tenemos vida eterna (Jn.1:12).

3) Debemos invitar a Cristo a que sea el Señor de nuestra vida.
Tener a Cristo como Señor implica:
Una decisión firme y absoluta (Lc.14:25-30)
Reconocer la urgencia de su llamado (Lc.9:57-62)
Rendir nuestra voluntad a Él (Mt.26:36-39)
Colocar a Él sobre nuestros bienes (Mt.6:24; 13:22; Lc.16:11-12).
Conclusión: El debe ser Señor de nuestras vidas.

“Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor Morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos” (Romanos 14:7-8).

* Pastor
Iglesia Cristiana de la Familia
Calle José Vásquez 130
Tel 3540639
web: www.iglesiacristianadelafamilia.org

Copyright © Hoybolivia.com Reservados. 2000- 2024
Optimizado para Resolución 1024 X 768 Internet Explorer 4.0, Netscape 4.0, Mozilla Firefox 2.0