PresentaciónTurísmoBlogshoybolivia | FacebookJuegosRSSYoutubeTwitterMóvil
Jueves 28 de marzo 2024 Contacto
InicioPortadaDestacadasEspecialesBoliviaTemas
CuriosidadesEspectáculosArte y CulturaHoy EventosMujer

           
Gary A. Rodríguez A.

Mamá, esposa, suegra, madre…


2012-05-29 - 00:17:48

Acaba de pasar una de las celebraciones anuales más importantes en el país -el Día de la Madre- y me nace realizar un homenaje a ese ser tan sublime y creador de vida, gracias a quien en realidad podemos llamarnos “hijos”.

Me nace afirmar además -sin temor a equívoco- que de toda la creación, el ser más sublime y parecido a Dios es la madre, por ser dadora de vida hasta el sumo sacrificio. Y digo “sacrificio”, porque en verdad así es.

Si Ud. se pone a pensar, verá que desde el mismo instante en que un ser es concebido en el seno materno, parte de su vida empieza a transferirse por la sangre a ese hijo en formación, algo que seguirá con cada minuto, hora, día y mes que pase hasta su nacimiento, y el sacrificio continuará a lo largo de su crecimiento, pues la profesión de madre la ejercerá mientras viva, dando lo mejor de sí -en todo tiempo y lugar- en favor de su hijo.

No conozco una sola madre que no haya sufrido por un hijo. Eso sí, conozco muchas madres que han sufrido lo indecible para cumplir con su misión. Yo hice sufrir a mi madre, y mucho, lo reconozco y me pesa. Por la inexperiencia primero, y por la necedad en cierto momento de mi vida, le hice pasar largas horas de desvelo y angustia, de lo que ya me he arrepentido y hoy gozo de su perdón. Por eso doy gracias a Dios ya que, estando viva, me permite retribuir -aunque sea solo un poquito- el gran sacrificio que hizo para formarme y hacerme un hombre orientado al bien. ¡Cuánto te amo, mamá!

El festejo del “Día de la Madre” es propicio también para referirme a otra madre muy especial para mí, mi esposa, a quien he visto sufrir y aún la veo sufrir en su rol no remunerado de madre, por lo que hoy me nace decirle muchas cosas. “Gracias por ser tu esposo” (¡un verdadero privilegio haberle ganado a tus pretendientes!); “gracias por nuestros hijos” (un regalo de Dios, pese a nuestros miedos iniciales) y -sobre todo- “gracias por regalarme tu juventud” (algo que jamás olvidaré). Y me nace decirle también a Dios: “Gracias por la ayuda idónea que me diste -sin lugar a reclamo, lo sé- porque en verdad era a quien yo necesitaba”. ¡Siempre te amaré, esposa mía!

Quiero homenajear también a una tercera madre -mi madre política- quien con el mayor esmero no solo hizo, sino que cuidó a mi esposa. A ella me nace felicitarle desde lo más profundo de mi corazón por la valentía con que salió adelante con sus hijos -contra viento y marea- comprometiendo incluso su salud. Oro a Dios para que le recompense con creces, por la madre ejemplar que ha sido y es. ¡Sepa que la amo, querida “suegris”¡

Finalmente, me nace felicitar como corresponde a una cuarta madre -a mi madre espiritual- por sus oraciones y bendiciones, por su dedicación y consejo, por su trabajo silencioso en mi vida para encaminarme por el camino correcto. ¡La amo, en el amor del Señor!

Para concluir, lo he dicho ya, lo digo hoy y lo diré siempre: recordar a nuestros seres queridos una sola vez por una celebración anual, no es justo. Puede que haya un Día de la Madre al año, pero para una madre nunca habrá un “día del hijo” solamente, pues todos los días serán su preocupación. Por su inmenso amor, los hijos siempre seremos objeto de su atención en las buenas y en las malas, y nuestra bendita madre siempre estará dispuesta a regalarnos una sonrisa aunque la procesión vaya por dentro.

Por todo ello y mucho más, demos siempre amor y honra a nuestra mamá, esposa, suegra y madre, ¡mientras haya tiempo!

* Economista y Gerente General del IBCE

Copyright © Hoybolivia.com Reservados. 2000- 2024
Optimizado para Resolución 1024 X 768 Internet Explorer 4.0, Netscape 4.0, Mozilla Firefox 2.0