Un estudio realizado por la Universidad del Rosario Centro de Pensamiento y Estrategias Competitivas de Colombia junto con Inteligencia de Negocios Chile, nos dan a conocer el ranking de ciudades Latinoamericanas para la atracción de inversiones, datos a mayo del 2012, cuyo resultados me han llamado la atención.
Uno de ellos es la ubicación en la que se sitúa Lima, ciudad que avanza a ritmo vertiginoso en la inversión inmobiliaria, comercio y emprendimientos en todos los rubros, que comienzan a mostrar los rasgos de las urbes que crecen y se desarrollan muchas veces en medio del desorden propio de la economía informal que busca afanosamente asentar sus cimientos venciendo las dificultades propias de un sistema que tiene aún muchos vacíos.
De 48 ciudades analizadas por el estudio, Lima se ubica en el cuarto lugar, precedida por Sau Paulo, Santiago y México, Lima avanzó del séptimo lugar. ¿Qué hizo posible esto? El estudio nos dice “el buen ambiente nacional para la inversión”.
La CEPAL en sus datos para el año 2011 muestra el comportamiento de la inversión directa extranjera para la América latina que fue de dólares 153.448 millones en forma de adquisiciones, fusiones o inversión nueva, el Brasil captó dólares 66.660 millones, México 19.440 millones, Chile 17.299 millones, Colombia 13.234 y Uruguay 2.528 millones.
El dato relevante es que de este total de inversión directa extranjera dólares 13.810 correspondieron a las llamadas “multilatinas”, es decir, empresas latinoamericanas que comienzas a participar en el mundo de la inversión.
Los indicadores que asume el estudio son: tamaño del mercado interno, competitividad de costos (transacción, producción y tributarios) y factores de riesgo (político y económico) en base a ellos podemos comparar el comportamiento de La Paz (Bolivia) con Lima (Perú)
Uno de los factores que hacen al atractivo de las inversiones es el entorno externo general en el que se desenvuelven las ciudades y en esta consideración el tamaño de su mercado, los costos y factores de riesgo, califican a Bolivia con un 36,1% y al Perú con un 55.1%, es decir el Perú muestra un entorno más amable que Bolivia en el clima de atracción de inversiones, el estudio señala que Bolivia junto con la Argentina y Venezuela debido al manejo de sus políticas económicas, muestran signos negativos que actúan como detonadores indeseados de la inversión. Bolivia se ha ganado la calificación de país renuente a las inversiones.
El tamaño de una economía se define por su actividad productiva y esto configura la potencialidad de su mercado, el Perú tiene un PIB de 185 mil millones Bolivia 27 mil millones.
Los países de economías más chicas buscan ampliar su mercado interno con los mercados externos, eso significa tener una política económica que tenga en cuenta estrategias de negociación y reglas de juego permanentes. En este sentido una variable importante constituyen los Tratados de Libre Comercio, el Perú con toda la apertura y el impulso que le ha dado al comercio exterior no supera la media latinoamericana, Bolivia lejos de ello se perfila como una economía de autoabastecimiento.
En contraste con este cuadro de situación Bolivia ostenta una situación favorable en los costos de producción, 46,4 % frente al 56,1 en el Perú, es decir en Bolivia los costes de producción son menores, pero los costos de transacción son un desastre, Bolivia tiene una ubicación 153 de 181 posicionamientos, estos costos significan los gastos en los que se debe incurrir para iniciar un emprendimiento, protección y derechos de propiedad etc.
Y para concluir Bolivia ostenta uno de los peores, entorno político y económico, junto con Venezuela y Argentina, las decisiones de estatizar, de permitir la toma de la propiedad privada por grupos corporativos y la enorme inestabilidad política la convierten en un país poco atractivo para las inversiones, lo que es una verdadera lástima pues en la calificación de sus variables macroeconómicas Bolivia alcanza un 66,7% de estabilidad económica y solo un 31,8% de estabilidad política.
Estos datos caen por su propio peso.
Y nos muestran el camino que debería haberse seguido, que no es otro que el del respeto a la propiedad privada, el impulso al comercio exterior, la paz y seguridad internas y la inversión sostenida en el mejoramiento de la infraestructura productiva, junto con un apoyo frontal a la educación y el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
