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Boris Santos Gómez Úzqueda

Romper la dinámica perniciosa del subsidio


2012-11-14 - 09:34:00

La reciente propuesta de “reducir” el déficit que ocasiona el subsidio a combustibles vía reducción del crédito fiscal de los ciudadanos es un segundo ataque al bolsillo del ciudadano. El primero es despilfarrar sus (nuestros) dineros en adquirir combustible a precio internacional a proveedores externos, y el segundo es la propuesta de reducir el crédito fiscal sobre el valor de facuras de adquisición de combustible.

El problema radica, creo, que el tema de combustibles lo están manejando desde el ministerio inadecuado. Debería ser un tema tratado y liderado por el ministerio de Hidrocarburos que conoce, entiendo que debería conocer, la dinámica de precios internacionales del petróleo, sus derivados y finalmente entiende –o debería entender- que atacar el problema de las subvenciones a combustibles en el país NO se puede vía jugueteos con cifras fiscales, sino todo lo contrario: el ataque a éste círculo vicioso de la subvención debe ser con la óptima energética: construir una política energética de largo plazo, empezando ahora, que contemple de una buena vez un proyecto de instalación de planta de GTL –gas a líquidos- de manera de convertir el gas en diesel Premium, entre otros, para que en un plazo de 5-7 años salir de ésta barbarie que significa despilfarrar dinero estatal boliviano en subvenciones cuando bien podrían ser destinados, como hemos repetido hasta el cansancio, en montar una planta de GTL para exportación y de utilidad del mercado nacional.

En tanto se sigan probando éstas “soluciones” tipo-parche el Estado boliviano seguirá retrasado en cuanto a oportunidades de generación de proyectos de infraestructura energética, tales como una planta de GTL que darían, por cierto, inicio a la mentada industrialización o agregación de valor al gas y no pondría a la vanguardia latinoamericana en suministro de diesel Premium de primera calidad.

Aquí estamos viendo la figura grande: buscar arrancar el proceso de industrialización produciendo un producto estrella altamente demandante en la región como el diesel, requerido en Brasil en hasta 100 mil barriles/día, o en Chile, y con consecuencias positivas en nuestros niveles de ingreso al estado, vía precios internacionales del barril de diesel. La producción a escala de diesel –desde el gas- supliría mercados externos y de paso se cubriría la demanda interna.

Ciertamente hablamos de un proyecto estructural, de unos 5-6 mil millones de dólares de inversión, pero si hacemos cifras a la rápida nos daremos cuenta que en los últimos cinco años, sumado el 2013, se habrá despilfarrado en subvenciones casi 2 mil millones de dólares que –reiteramos- se habrían utilizado a financiar ese proyecto de diesel-GTL.

El criterio utilizado por algunos economistas que “el ciudadano se beneficia desde la subvención y con el IVA” es falso, dado que la subvención no es un beneficio es un despilfarro de nuestros propios fondos.

Ahora nos confrontamos con que el régimen redujo de 100 a 70% el porcentaje de crédito fiscal por las compras de diésel y gasolina, a fin de que vaya “disminuyendo el presupuesto que se destina anualmente a la subvención de carburantes”. Tamaño contrasentido. Quieren tapar el sol con medio dedo.

Con esa medida el Estado no recuperará ni el 6% del monto total destinado a la subvención de combustibles (calculada en 1060 millones de dólares para 2013), y le representaría únicamente aproximadamente 50 millones de dólares de “ahorro”, nada importante a la hora de hacer balance. Obviamente el único que debe pagar los platos-rotos son (somos) los ciudadanos que ahora vemos descontado nuestra reducción de IVA.

El régimen quiere hacernos creer que los bolivianos tenemos “doble beneficio” con la subvención y con el descuento del 13% del IVA de las facturas de combustibles. Esa una mentira muy grande: reiteramos que el monto destinado a subvencionar la importación de combustibles es de 1060 millones de dólares, dinero que podrían ser destinados ya a empezar una planta de conversión de gas a líquidos. La incompetencia en estructurar una policía energética sería, coherente, moderna y a la vanguardia les hace tomar estas medidas que son fiscales pero que no atacan el fondo del problema. Y ojo que la industria del GTL funciona perfectamente en otros países, huelga el comentario en caso de que algún incauto crea el discurso de que el diesel del gas “no es comercial” o es “muy costoso”. Hablamos de producción a escala y con visión de largo plazo.

La reflexión final, si acaso se puede hacer alguna, es que en tanto no se diseñe una NPE Nueva Política Energética vamos a seguir en éste tipo de dinámica de lo pernicioso y vicioso.

* Máster en Administración y catedrático de maestría.

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