Rolando Hurtado Ortiz El arrebatamiento
2013-08-20 - 19:32:43
1 tesalonicenses 4:13-17
El verbo arrebatar, en su segunda acepción significa “llevar tras sí o consigo con fuerza irresistible”. Equivale al vocablo griego harpazo, traducido “arrebatados” (1Ts.4:17).
Esto significa que los verdaderos cristianos seremos tomados de la tierra y nos reuniremos con el Señor en el aire. La Biblia dice que seremos transformados y revestidos de inmortalidad en un abrir y cerrar de ojos
(1Co.15:51-53).
En los instantes del arrebatamiento, cuando Cristo esté descendiendo del cielo por su Iglesia, ocurrirá también la resurrección de los “muertos en Cristo” (1Ts.4:16). Todo esto en un tiempo muy breve (Mt.24:27).
Los creyentes resucitados y transformados serán arrebatados juntos para reunirse con Cristo en el aire, es decir en la atmósfera, entre el cielo y la tierra, para ser llevados a la casa del Padre en el cielo (Jn.14:1-3). Y unirse con los seres amados que hayan muerto (1Ts.4:13-18).
Amados hermanos, el día y la hora del arrebatamiento nadie lo sabe (Mr.13:32). Sabemos que será antes de la Gran Tribulación y siete años antes de la segunda venida de Cristo a la tierra. También sabemos que la Iglesia será avisada antes del arrebatamiento (Mt.25:6), pero los que están en tinieblas serán sorprendidos como ladrón (1Ts.5:4).
En la transformación del cuerpo no recibiremos un cuerpo nuevo, sino que será nuestro mismo cuerpo reacondicionado, adaptado o preparado para vivir eternamente. Este cuerpo mortal y corruptible será transformado en un cuerpo inmortal e incorruptible (1Co.15:51-53).
Así que no se quede triste, porque usted reconocerá a su esposa, esposo e hijos, reconoceremos a los hermanos; será una fiesta. Todos los defectos físicos serán corregidos y no habrá necesidad de acudir al médico. Seremos igual a los ángeles (Lc.20:35-36).
Para participar de este evento futuro, “el arrebatamiento”, usted tiene que participar de la resurrección, porque será semejante a Jesús en su inmortali-dad (Jn.11:25). No seremos más pecadores y estaremos apenas 7 años en el cielo y luego volveremos a la tierra para reinar 1.000 años en la tierra (Ap.5:10; 20:6).
Amado hermano, si usted es creyente debe estar preparado y en espera constante de ese suceso inminente. Jesús viene pronto y vendrá a la hora que menos piense (Mt.24:42-44; Lc.17:34-36).
No seamos como las vírgenes insensatas, velemos y busquemos hacer la voluntad de Dios (Mt.25:11-13; Lc.21:36; Mt.7:21-23).
Solo podrá huir de la ira venidera si es arrebatado (1Ts.1:10). El Señor quiere guardarle de la hora de la prueba (Ap.3:10).
Después del arrebatamiento la Iglesia deberá comparecer allá en el cielo, en el tribunal de Cristo (2Co.5:10). Se juzgará a todos según sus obras (Mt.5:22; 12:36-37; Mr.4:22; Ef.6:8; Col.3:23-25).
En este tribunal cada creyente recibirá alabanza y reprensiones según haya sido su conducta, a partir del momento en que recibió a Cristo como su Salvador personal, los creyentes fieles recibirán recompensa (Mt.5:11-12; Lc.19:12-27). “mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas” (Col.3:25).
“Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo.
Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.
Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.
Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.” (Mr.13:33-37)
