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Álvaro Riveros Tejada

Triste aniversario


2014-03-26 - 16:54:27

El “día del carajo”, como fue calificado el 23 de marzo por S.E.,durante una de sus anecdóticas apariciones donde, como es su característica, suele hacer gala de un  derroche de fino humor, ha vuelto a transcurrir sin pena ni gloria.

Dicho arranque de inocultable frustración puede atribuirse a nuestra recurrente costumbre, que se remonta a más de medio siglo, de acudir a la plaza Abaroa ese “día del mar”, como era llamado antiguamente, en una suerte de peregrinación lastimera para recordar la invasión aleve de parte de los chilenos, en pos de despojarnos de 120.000 Km2 de territorio y 400 km de costa sobre el Pacífico, decretando nuestro enclaustramiento per secular seculorum.

Lo lamentable de esa manifestación cuasi masoquista parece ser el origen de nuestros abruptos cambios de posición frente al timador y frente al conflicto lo que nos conduce irremediablemente a cambiar de discursos y de estrategias.

Resulta sintomático que ante el reciente fallo de la Corte Internacional de la Haya que da la razón al Perú en su justo reclamo y ante la próxima visita de Evo Morales al presidente Ollanta Humala, los chilenos hayan desatado una campaña mediática ostensiblemente disociadora y dirigida a sembrar la intriga con nuestro antiguo aliado, a través de la publicación de un anexo al tratado de 1904, que como documento secreto estaría reposando el sueño de los justos en algún rincón de  la cancillería peruana.

Dicho documento, según su autor el chileno Emilio Bello Codesido, actor directo de las negociaciones entre la potencia vencedora y la debilitada Bolivia señala: "correspondía dar forma al compromiso previo, en virtud del cual quedaría expresado confidencialmente el acuerdo de unir la acción de ambos gobiernos en orden a asegurar por todos los medios de que uno y otro país pudieran disponer el dominio de Chile sobre los territorios de Tacna y Arica”.
Semejante descubrimiento extraño y desconocido para muchos bolivianos, nos  coloca en el triste papel de felones que, en su afán de buscar su propia salida, no tuvieron reparo en sellar  un pacto con el usurpador a espaldas de nuestro aliado, para hacernos de sus ex propiedades perdidas en la guerra. Unpretexto llamado a despertar en Perú antiguos resentimientos, que el tiempo y la desaparición misteriosa de tales documentos hicieron que casi queden en el olvido.

Lo cierto es que la “diplomacia de los pueblos” y la ya mentada diplomacia del charango sólo han dejado una agenda que se reduce gradualmente y a conveniencia de los chilenos hasta el punto de arrancar de S.E. el siguiente sinlogismo: "Si un dictador como Pinochet propuso una salida al mar para Bolivia en los años 70, esperamos que un gobierno democrático y socialista pueda hacer realidad este derecho en pleno siglo XXI’”

Ante esta triste realidad,Creemos que ha llegado el momento de acudir a las entelequias creadas por Chávez como: UNASUR o Cerelac, que hoy se afanan en resolver el conflicto en Venezuela, para que con la misma diligencia que Bachelet imprimió al resolvernos el problema del Porvenir en Pando, se apiade también  de nuestro estoicismo y logre resolver este centenario conflicto que nos obliga a celebrar cada año como un triste aniversario.

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