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Álvaro Riveros Tejada

Cuitas, penas y condenas


2014-05-28 - 10:59:33

A medida que arrecian y se tornan cada vez más virulentas las denuncias en contra de altos funcionarios de gobierno por actos de corrupción administrativa, suman y siguen aquellas que provienen del extranjero, como es el caso de los Ex, en una arremetida en la que poco o nada tiene que ver la “oposición” al gobierno y menos aquellos destacados personajes que figuran en esa trinchera. Por lo general, el fuego enemigo procede de los ex aliados que gozan actualmente de inmerecidas vacaciones judiciales en los EEUU o en el Brasil. Entre éstos se destacan ex oficiales de la institución del orden y/o  del ministerio público.

Dicha campaña se inició con las declaraciones del ex zar antidroga Gral. René Sanabria, quien para acogerse a una sentencia judicial más benévola de parte de la corte de Miami, se declaró culpable de los cargos de narcotráfico y cantó más que Pavarotti, sobre sus delitos y sus cómplices. Luego vino la historia del Cnel. Fabricio Ormachea, ex zar anticorrupción capturado infraganti en Miami, cuando trataba de extorsionar al ex propietario de Aerosur Humberto Roca y, que al igual que su camarada de armas, negoció con la justicia estadounidense un atenuante a la pena de 25 años de prisión solicitada por la fiscalía, por la de 3 años preso y otros 3 en libertad condicional, a cambio de una considerable cantidad de información que implicó sus delitos y a sus cómplices.

Finalmente, desde el vecino Brasil, donde recaló el otrora súper fiscal antiterrorismo Marcelo Soza, se nos informa que con el fin de obtener la calidad de refugiado por el Consejo Nacional del Refugiado de Brasil, éste evacuó 118 documentos que comprometen hechos y personas inmersos en esa truculenta historia.

Ante semejante chorrera de confesiones y el generoso pago en lenitivos que aminoran sus castigos nos preguntamos: ¿Será que los norteamericanos o los brasileros gustan de estos fetiches reveladores sólo para auto complacerse en una suerte de o­nanismo mental? O, emulando a nuestros gabinetes jurídicos,¿será que se afanan por obtenerlos para utilizarlos en futuras extorsiones?

Lo cierto es que estas revelaciones que ameritan tiempo, dinero, paciencia y templanza, se supone que son estudiadas, comprobadas y certificadas antes de ser obtenidas y guardadas celosamente por los organismos de justicia, seguridad e inteligencia de los respectivos países, para aquellos fines y objetivos para los que fueron creados, como el resguardo de su soberanía, de sus fronteras y las de todos los estados aliados que constituyen la comunidad de naciones. De ahí que ignorarlas, menospreciarlas o subvalorarlas constituye un craso error, como es aquel de tener el complejo de Adán, que consiste en creer que todo lo que existe y nos rodea en el mundo, comienza a partir de uno e ignorar las cuitas, penas y sus respectivas condenas.

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