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Álvaro Riveros Tejada

Extrañas profecías


2014-10-07 - 16:45:07
Lo acontecido en el Brasil en las recientes elecciones presidenciales refleja lo que los populistas jamás habrían querido asumir, pues engañados por unas encuestas manipuladas, soñaron hasta bien entrada la tarde de este último domingo, que la presidenta Dilma Rousseff barrería con sus opositores.

La realidad no sólo fue cruda sino dolorosa, ya que el segundo puesto, que según las encuestas estaba reservado para Marina Silva, fue fácilmente ocupado por el derechista y neoliberal AécioNeves con un 34% de los 104 millones de votos emitidos, lo que significa cerca de 35 millones de brasileños que votaron por él y no el 18% que le concedían los últimos sondeos. O sea, una equivocación de apenas 19 millones de votantes.

Ya en una anterior entrega habíamos advertido que existían serias dudas de que Dilma Rousseff saliese victoriosa de esta contienda, sea en la primera o en una segunda vuelta de los comicios electorales, pues los acontecimientos que se suscitaron a pocos días de iniciarse la “Copa del Mundo”, atribuibles al descontento reinante en ese país, donde más de un millón de personas ocuparon las calles para protestar por los altos índices de corrupción, inflación y gastos estratosféricos del gobierno en obras aún inconclusas para dicho evento, no sólo amenazaban las elecciones, sino la caída misma del régimen populista.

Era previsible que esto ocurriese con políticos que están viviendo su momento de poder, de total impunidad, con acceso a lujos que les parecían inconcebibles años atrás, y que otrora habría sido un sueño en el plano de la justicia social, como el que un tornero resulte socio de una constructora gigante que amenazaba partir mediante una carretera el parque del TIPNIS, o el de un ex-chofer de autobús cenando en el Tour D’Argent, o el de un paracaidista militar viajando en un Airbus privado, ejemplos que apenas constituyen hoy señales del nivel de ineptitud y corrupción existentes en estos sistemas. Son un grupo de cómplices activos de la dictadura de la mediocridad que apenas representa un uno por ciento de la población latinoamericana con acceso a las arcas nacionales, donde se han repartido miles de millones de dólares.

Es posible estimado lector que usted esté leyendo estas líneas, antes de emitir su voto. Si ese es el caso, es preciso que recuerde que uno de los mayores homenajes que este gobierno pudo rendirle a Julián Apaza, alias TúpacKatari, fue cumplir su profecía de: “volver convertido en millones” empero, estamos seguros que el líder indígena jamás habría convenido en que su conversión sea en más de 300 millones de dólares, que es lo que costó el satélite chino que lleva su nombre y, al igual que la sonda venezolana “Simón Bolívar” que también fue fabricada en China, su localización, en algún confín del Universo, sólo la conoce Pekín y uno que otro técnico becado que acompañó su lanzamiento.

Por todo ello, no es conveniente identificarse con aquellos que se dicen ser políticamente asépticos y menos creer a pie puntillas en aquellos sondeos que, más que orientadores, son los instrumentos utilizados por los autócratas para perennizarse en el poder y no pasan de ser extrañas profecías.

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