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Alejandro A. Tagliavini

¿Quién es el homicida?


2015-04-22 - 12:30:06
Al capitán del barco que se hundió recientemente, con unos 950 inmigrantes,frente a las costas de Libia, quizás "la peor hecatombe" ocurrida en el Mar Mediterráneo, según el ACNUR, lo acusan de asesinato, en tanto que a su cómplice de "favorecer la inmigración ilegal". Me pregunto -y con indignación- ¿qué ley natural habla de la “inmigración ilegal” o es solo un invento de la soberbia humana?

Cada pasajero pagó más de 1.200 euros a los traficantes por huir de la pobreza o de la guerra. Inmigrar es una desgracia de la que es culpable la elite dirigente de estos países, muchas veces financiada y sostenida con fondos -“ayudas humanitarias”- y armas de Occidente, como los bombardeos a Libia que ayudaron a derrocar al tirano Gadafi dejando allí un caos mayor, como que la violencia jamás soluciona nada, solo destruye.

Pero que el hecho de inmigrar -dejar patria y familia- sea muy doloroso no implica que el viaje sea riesgoso al punto de correr riesgo la vida.

Hay algo en la naturaleza humana y social, el mercado, que es, insisto, algo natural -“querido y creado por Dios”- donde las personas se relacionan pacífica y voluntariamente para mejorar ofreciendo su trabajo a cambio de otros que le ayudarán. Por caso, quién produce carne vende el sobrante para comprar pan al que le sobra. Si el “mercado” se torna injusto es porque se lo ha violentado como cuando el gobierno -vía el monopolio de la violencia-impone aduanas y las empresas “nacionales” cobran tarifas abusivas.

El mercado prevé la plena ocupación, según la curva de oferta y demanda. La desocupación, por tanto, no es natural -no podría serlo habiendo tantas viviendas, hospitales, etc. para construir- sino provocada violentamente y por el Estado con “leyes” como el salario mínimo induciendo que queden sin trabajo -“legal”- los que ganarían menos.

La violencia provoca también la pobreza creada por la desocupación y por el cobro de impuestos que, a diferencia de los pagos voluntarios a cambio de algo que se prefiere porque mejora la productividad, son coactivos precisamente porque el pagador no recibe nada eficiente a cambio y, por tanto, es reacio a pagar. Impuestos que no son absorbidos por un aumento de la productividad sino que, entonces, son derivados hacia abajo como el empresario que sube precios o baja salarios empobreciendo a los pobres.

Así la desocupación que existe en la Unión Europea (UE) no es natural sino coaccionada por el Estado y en nada es culpa de los inmigrantes. Pero en una reacción xenófoba, en lugar de desmantelar este sistema coactivo, culpan a los inmigrantes y les prohíben la entrada -cuando tienen el derecho humano de circular por donde les plazca-, los criminalizan forzándolos a entrar “ilegalmente” por los caminos inseguros que les ofrecen los traficantes que son menos delincuentes que los funcionarios de la UE ya que algún camino les dan.

Desde 2002, murieron al menos 23.000 personas en el Mediterráneo y viene en aumento ya que, durante 2014, de unos 219.000 que cruzaron a Europa, 3.500 fallecieron. Las últimas medidas de urgencia estudiadas por la UE -de tipo militar- aumentarán los muertos. Y los asesinos verdaderamente responsables no serán pobres capitanes de barcos sino los políticos europeos directamente e, indirectamente, todos quienes vociferan que violar violentamente al mercado natural es una buena idea.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
https://twitter.com/alextagliavini (@alextagliavini)

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