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Rolando Hurtado Ortiz

Misiones mundiales en el Antiguo Testamento


2015-05-11 - 11:07:44
Génesis 1:28
A menudo se comete el error de interpretar el Antiguo Testamento en términos exclusivistas como si se tratase de la historia de un pueblo favorito o preferido de Dios. Sin embargo, es mucho más universal en su visión de lo que por lo general se piensa. La idea misionera es parte intrínseca en todo el Antiguo Testamento.

J.H. Bavinck, el misiólogo holandés que pasó muchos años como misionero en Indonesia, afirma: “A primera vista el Antiguo Testamento parece ofrecer poco sustento para las misiones… Sin embargo, si investigamos más profundamente el Antiguo Testamento, se hace evidente que el futuro de todas las naciones es un asunto de primordial interés… Y no podía ser de otra manera, ya que la Biblia, desde su primera página hasta la última, está enfocada en el mundo completo y el plan divino de salvación se desarrolla a lo largo de ella como algo que atañe al mundo entero.”

La Biblia desde el comienzo hasta el fin es un libro misionero; desde el principio Dios reveló su plan y propósito mundial.

Él dijo a Adán: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra,…” (Gn.1:28), indicando un designio mundial para la raza Adámica; el mismo mandamiento se repite cuando le fue dada a la raza, un nuevo comienzo bajo Noé (Gn. 9:1). El pensamiento de Dios era multiplicación y expansión. La historia de Israel, que comienza en Gén.12:1 ha de entenderse dentro del contexto general de la historia de la humanidad. El capítulo 12 de Génesis subraya el propósito universal de la elección divina “y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.” (Gn.12:3). Quiere decir que aunque Israel es el pueblo elegido de Dios, tal elección conllevaba a una responsabilidad universal de crecimiento y reproducción del pueblo de Dios en todas las naciones.

En el Antiguo Testamento existen hombres y mujeres que sus vidas sirvieron para cumplir los propósitos de Dios en otros pueblos, mostrando la visión misionera de Dios. Cada personaje bíblico que a través de la Palabra y de su testimonio dio a conocer a Dios en otras naciones es un misionero. Entre ellos están: José. Dios permitió que fuera vendido por sus hermanos y llevado a Egipto, y por medio de su testimonio y su enseñanza mostró al pueblo y a sus gobernantes, que Jehová estaba con él. (Génesis 37:5 – 50:26).

Ester, también es un ejemplo de misionera, tuvo la oportunidad dada por Dios para lograr un puesto de privilegio y ayudar a su pueblo afligido. Renunció a su yo, para hacer la voluntad de Dios, al punto de arriesgar su propia vida, librando una nación entera de la condenación inminente. (Ester 4:10-16).

La historia de Jonás es una ilustración del interés de Dios por los paganos, y su paciencia para guiarlos al arrepentimiento. Jonás llegó a ser un misionero con éxito a pesar de su desobediencia. (Jonás 3:1-10).

El reto hacia las misiones lo podemos ver también en los Salmos 2:8; 7:6-7; 66:4, 8 y 72:18-19; entre otros. La misma perspectiva mundial se en-cuentra entre los profetas, aún donde el mensaje central se relaciona con Israel (Isaías 45:22; 52:10; 55:5; 56:6-7; Jeremías 16:19; Zacarías 9:10; Malaquías 1:11). Algunos de los pasajes de Isaías y Amós tenían un alcance más allá de Israel, mientras la carga principal de Jeremías fue tocante a los gentiles. Los judíos de la cautividad y la dispersión, guiados por el profeta Daniel, fueron misioneros de Dios al oriente.

La anchura de la gracia soberana de Dios la podemos ver cuando puso a Rahab y a Rut, mujeres paganas, en la línea del Mesías. La misma visión la podemos ver en la oración de Salomón cuando dedicó el templo, pidiendo a Dios por el “extranjero que no es de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras a causa de tu nombre.” (1ª Reyes 8:41,43) Y la respuesta divina fue “Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia.” (1ª Reyes 9:3).

Por medio de los textos antes expuestos se puede trazar claramente, a través del Antiguo Testamento el propósito misionero de Dios. La visión de Dios no es limitarse a un grupo, a un pueblo, a un país o a un continente, sino extender el reino de Dios a todas las naciones.
Amado hermano, Dios quiere a Bolivia para Él. ¿Cuál es tu Jerusalén, tu Judea, tu Samaria? ¿Y qué significa para ti “y hasta lo último de la tierra”? Hch. 1:8.

Pr. Rolando Hurtado Ortiz
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