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Rolando Hurtado Ortiz

Vuestro trabajo en el Señor no es en vano


2015-06-21 - 12:24:36
1 Corintios 15:58
I. Estad firmes y constantes
Una de las cualidades más importantes de un líder es ser firme y constante, es decir ser sólido, que no se mueve, que a pesar de las pruebas y de las circunstancias se mantiene inquebrantable e inflexible en su llamado (2P.1:10).
Hay factores que ayudan a desarrollar la firmeza y la constancia.

a. La fe
La fe ocupa el primer lugar en la lista de prioridades de Dios, porque sin ella es imposi-ble agradarlo (Heb.11:6). La fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve (Heb.11:1).

Podemos confiar en Él, aunque a veces no entendamos lo que Él hace. Él puede tomar en sus manos nuestras cargas. Hay momentos en nuestra vida que necesitamos estar quietos y conocer que Él es Dios (Sal.46:10).

Nuestra fe no debe debilitarse por las circunstancias, tampoco dude por incredulidad, sino crea que Él es Todopoderoso (Rom.4:18-21).
El Dios en el que nosotros confiamos es aquel que dice: “He aquí que yo soy Jehová; Dios de toda carne; habrá algo que sea difícil para mí” (Jer.32:27).

b. La buena comunión con Dios.
Orar demuestra que dependemos de Dios.
No hay nada que Dios no esté dispuesto a hacer por la persona que depende de Él. Dios es nuestro Padre y amigo (Mt.7:11; Jn15:15). Orar aligera mi carga.

El liderazgo produce estrés y el alivio se encuentra de rodillas. Dios honra la oración de un corazón quebrantado genuinamente dependiente y confiado en el Señor (Is.40:31).

Orar nos hace recuerdo de las promesas de Dios.
Dios no sufre de amnesia, no necesita que le recordemos. Al decir quiero que recuerdes lo que has dicho, estamos desatando en la biblia 7000 promesas que estamos en la Biblia esperando que nosotros las recordemos (Neh.1:10-11).

Orar nos hace experimentar el Poder de Dios.
No hay nada que libera el Poder de Dios como lo hace la oración de fe (Jer.33:3).

II. Creciendo en la obra del Señor siempre.
Los cristianos crecemos desde el día que fuimos fecundados en el Señor, por medio de la palabra (1P.1:23). Y necesitamos crecer para poder tener frutos en la obra del Señor (Mt.13:23).

Debemos saber que sin el alimento de la Palabra no hay crecimiento. La Iglesia funciona como el útero espiritual (Ga.4:19). Dios usa los cinco dones ministeriales para edificar su iglesia (Ef.4:11-12).

En este crecimiento para ser productivos vivimos diversas fases:
La fase de niños, cuando iniciamos bebiendo la leche de la palabra no adulterada (1P.2:2); es la fase carnal del creyente porque anda como hombre (1Co.3:1-3).

La fase de adolescente es en la cual a veces nuestro andar es como niños y otras como adultos por falta de sabiduría somos de doble ánimo (Stgo.1:5-8).

La fase de adulto, es cuando somos guiados por el Espíritu Santo (Rom.8:14); adulto es aquel que esta crucificado con Cristo, y ya no vive el sino Cristo (Ga.2:20); porque ha crucificado la carne con sus deseos y pasiones y manifiesta el fruto del Espíritu, el carácter de Cristo en su vida (Ga.5:22).

El adulto come alimento sólido, porque ha alcanzado madurez, porque tiene los senti-dos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal (Heb.5:14); es maduro en su modo de pensar (1Co.14:20).

Crecer puede significar tener que sufrir.
El dolor es uno de los más grandes maestros en la vida (Ec.7:3). Inclusive es bueno haber sido humillado, para aprender los estatutos del Señor (Sal.119:21).

Crecer puede significar pasar por diversas crisis.
En el mundo tendremos aflicciones, las crisis son normales en la vida de un gran líder (Jn.16:33).
Dios usa la crisis para cumplir sus propósitos, a través de su gloria transcendente (Gn.50:20; Sal.105:17-22). Responder a la presión de la crisis es parte del aprendizaje de una vida de excelencia.

III. Sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
La primera cosa que como siervo debes tener claro es tu motivación como cristiano (Prov.30:25).
Todo lo que hagas debes hacerlo para glorificar a Dios (1Co.10:31). No sirvas para agradar a hombres, eres siervo de Cristo; sirve de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres. Lo que hagas recibirás retribución del Señor (Ef.6:6-8).

Todo lo que hagas, hacedlo de corazón, como para el Señor, y no para los hombres sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque somos servidores de Cristo (Col.3:23-24).
Amado hermano tu trabajo en el Señor no es en vano. El hecho de ser cristiano no nos garantiza una vida libre de problemas, pero sí nos garantiza una vida eterna (Jn.3:36); Gozaos y alegraos porque vuestro galardón es grande en los cielos (Mt.5:12). Pon tu mirada en el galardón, escoge el ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado (Heb.11:25-26).

Los hombres que se convierten en héroes y realizan grandes hazañas, tienen un sistema de colores en que ponen en orden correspondiente las cosas más importantes de la vida (Heb.11:3).

El grito de agonía que dio nuestro Señor Jesucristo en la Cruz, en realidad fue un poderoso grito de victoria que 2000 años después resuenan en nuestros oídos, y hace que cada vez nos enamoremos más de Él.

Amados hermanos nuestro trabajo no es en vano, ¡no desista! Persevere en oración, persevere en la doctrina, persevere hasta el fin, mismo que este aborrecido (Mt.10:22). Mismo que el amor de muchos se enfriase persevere (Mt.24:12); es al Señor que usted sirve...

Sujétese a sus líderes no sirviendo al ojo, como a los que quieren agradar a hombres sino como siervos de Cristo sabiendo que el bien que cada una hiciere, este recibirá del Señor (Ef.6:5-8).
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