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Carlos Rey

Por tus palabras se te absolverá


2015-07-31 - 18:16:17
UN MENSAJE A LA CONCIENCIA
Entre 1961 y 1962 fueron entrevistadas en Cuba, sobre el tema de la medicina popular, 309 personas en la provincia de Camagüey. Hubo diez de ellas que tuvieron algo que decir en cuanto al Mal de boca. Estaban de acuerdo en que es una infección, como una caspa o costra blanca que le sale en la boca a los niños pequeños. Héctor la describió como burbujitas blancas que llenan la boca, y Bernardo como «una zurrapita que cubre completamente la piel de la boca, con lengua y todo». Pero no estaban de acuerdo en cuanto a sus causas. «Lo produce la leche que toman —dijo Aurora—. Al niño de pecho se lo da la madre, y a los grandecitos la de vaca, que es la que toman. Es un mal de la digestión.» Guadalupe explicó que es «que la leche contiene un ácido que quema la piel de la boca», y Ana, que «es una infección que da la leche cuando la vaca ha comido alguna yerba mala». Clara Luz estaba convencida de que sucede cuando un niño descuidadamente se mete en la boca un peine con caspa. Basilia dijo que «proviene de mascar cáscara de plátano por algún descuido de la madre», y Lucía, que «proviene de la dentición». Héctor afirmó que «se debe a que se malea la constitución de la sangre». Y un campesino anónimo declaró que «proviene de que alguna pelusita de caspa de una persona mayor va a parar a la boca de un niño y se la contagia, porque... no es más que caspa en la boca».

En cuanto a la cura, sí que difieren los entrevistados. Todo depende del informante. «Se cura facilito», untando en toda la parte afectada miel de Castilla, o resina de piñón de botija, o una pastica que se hace con miel de abejas y bicarbonato de soda, o el zumo de un níspero movido, mezclado con bicarbonato y azúcar, o zumo de hojas de llantén; o dándole de tomar al niño ese mismo zumo o leche de vaca cortada; o lavándole la boca al niño con cocimiento de yerba mora o de hojas de guayaba; o haciendo buches de cocimiento de la flor de la rosa blanca, endulzado con miel de abejas y mezclado con un poquito de bicarbonato.1

Si hemos atendido a lo que dicen estos diez camagüeyanos en cuanto al Mal de boca físico, con mayor razón debemos atender a lo que dice Dios en cuanto al Mal de boca espiritual. «¿Cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno? —nos pregunta Jesucristo—. De la abundancia del corazón habla la boca. El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal. Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado. Porque por tus palabras se te absolverá, y por tus palabras se te condenará.»2 ¡Con esto Dios nos da a entender que este mal es mucho más grave de lo que pensamos! Por lo tanto, hagamos todo lo posible por evitar el Mal de boca espiritual y pidámosle más bien a Dios que limpie toda la maldad de nuestro corazón, para que en el día del juicio nos absuelvan y no nos condenen nuestras palabras.
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1 José Seoane Gallo, El folclor médico de Cuba: Provincia de Camagüey (La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1988), pp. 487-89.
2 Mt 12:34-37

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