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Rolando Hurtado Ortiz

Recibiendo tu herencia


2015-08-11 - 18:05:46
Génesis 30: 1-2
I.- ¿CÓMO DEBE EL CRISTIANO ENFRENTAR LA ESTERILIDAD O LA INFERTILIDAD?
El problema de la esterilidad o de la infertilidad puede ser muy difícil para parejas que desean tener hijos. Esterilidad es la incapacidad para llevar a término un embarazo (para tener un hijo vivo), y la infertilidad alude a la imposibilidad de concebir. Se considera que existe un problema de esterilidad o de infertilidad cuando no se ha podido tener un hijo vivo, después de un año de relaciones sexuales con la finalidad de procrear. Las parejas cristianas pueden preguntarse “¿Por qué, Señor?” ante una situación de infertilidad. Ella afecta de 15% al 20% de los matrimonios en edad reproductiva. El propósito de Dios es que los matrimonios sean bendecidos con hijos, que los amen y los críen, y añadan más almas para Su Reino. Para las parejas que son saludables y son infértiles, uno de los aspectos más dolorosos es el no saber si su situación es temporal o permanente. Si es temporal, ¿cuánto deberán esperar? Si es permanente, ¿cómo enfrentarla y qué acción deberán tomar?

La Biblia ilustra el problema de la infertilidad temporal en varias historias: #Sarai (Gn 11:30), posteriormente llamada Sara. Dios prometió a Abraham y a Sara una descendencia, pero ella no dio a luz a su hijo Isaac, hasta los 90 años de edad. #Rebeca (Gn 25: 21) Isaac, su esposo, oró fervientemente, y Jehová respondió; tiempo después nació su hijo Jacob. #Raquel (Gn 1:22-24). Ella oró y al fin Dios “abrió su matriz” y dio a luz a un hijo, José. #La esposa de Manoa (Jue 13:2) quien dio a luz a Sansón #Elisabet (Lc 1:7.36). En su vejez dio a luz a Juan el Bautista, quien anunció la llegada de Cristo. La esterilidad de Sarai, Rebeca y Raquel (las madres de la nación israelita) es significativa en que finalmente, su capacidad para concebir hijos fue una señal de la gracia y el favor de Dios hacia Su elegido. Sin embargo, las parejas infértiles no deben asumir que Dios está retrayendo Su gracia y favor, tampoco deben asumir que de alguna manera están siendo castigados. Las parejas cristianas deben apegarse a la seguridad de que sus pecados son perdonados en Cristo y que Dios nunca los castigará por sus delitos, especialmente negándoles los hijos. Así que ¿cómo debe en-frentar la infertilidad una pareja cristiana? Es bueno buscar consejo de profesionales especialistas en fertilidad. Tanto el hombre como la mujer deben tener un sano estilo de vida para prepararse para el embarazo. Al leer acerca de las madres de la nación de Israel, vemos que ellas oraron fer-vientemente por concebir, así que ciertamente es vital orar por un hijo. Sin embargo, primera-mente debemos orar por la voluntad de Dios en nuestras vidas. Si Su voluntad es que tengamos un hijo natural, lo tendremos. Si Su voluntad es que adoptemos, o carezcamos de ellos, eso es lo debemos aceptar y aceptarlo con agrado. Sabemos que Dios tiene un plan divino para cada uno de Sus amados, y es el autor de la vida. Él permite y retiene la concepción. Dios es soberano y posee toda la sabiduría y el conocimiento (Ro 11:33-36). “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto...” (Stg 1:17). El conocer y aceptar estas verdades, llegará a calmar el dolor de los corazones de las parejas infértiles.

II.- DIOS PUEDE BENDECIR UN VIENTRE ESTÉRIL: En efecto, Dios «visita» a las mujeres estériles mostrando que los hombres se equivocan considerando la esterilidad sencillamente como si fuera siempre un castigo. En cierto sentido lo es, puesto que, la fructificación y la multiplicación de la descendencia es una bendición de Dios. Gn 1:22, y la gran comisión de Dios para el matrimonio es la descendencia para El Ml 2:15. Los hijos son herencia del Señor, y el fruto del vientre es muy valioso. Sl 127: 3. Dios ordena a Jeremías guardar el celibato para significar la esterilidad del pueblo en estado de pecado Jer 16; y cuando la esposa abandonada vuelva a recuperar la gracia podrá confortarla. El profeta dijo: «Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová. »Isaías 54:1. Jerusalén, confesando su pecado, reconoció que su esterilidad significaba su divorcio de Dios; se preparaba para una nueva fecundidad, todavía más maravillosa: ahora cuenta ya a las naciones entre sus hijos Gá. 4:27. Así también Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición para que en El recibiésemos la bendición de Abraham. Gá 3:13-14, la promesa de la fructificación y la multiplicación y la promesa del Espíritu Santo.

III.- EL TRATAMIENTO MÉDICO Y RECURSOS DE LA MEDICINA: Buscar los recursos de la medicina para solucionar las dificultades de procreación es lícito y muchas veces un tratamiento médico
Meticuloso es lo suficiente para resolver la cuestión sin generar mayores problemas. Otras veces la situación de uno de los conjugues es crítica, y lleva a la pareja a pensar en métodos alternativos de fecundación, surgiendo ahí en algunos casos el problema de conciencia. En cuanto a la "inseminación artificial “, no existe problema ético cristiano o cualquier otro problema, pues se trata de una ayuda extra hecha mecánicamente para que el espermatozoide se encuentre de forma más eficiente al ovulo y lo fecunde. Después de esta fecundación cabe a Dios permitir o no la "Nidación". Nidación es la implantación del ovulo en la mucosa uteri-na. Es el momento en que el embrión se fija en el endometrio (mucosa que recubre el interior del útero). La fertilización in vitro, se trata de una técnica de valor muy elevado y es otra alternativa. Los especialistas retiran los óvulos, lo hacen en grandes cantidades y preparan 10 a 15 embriones de una sola vez. A partir de este punto son preparados varios embriones para ser usados en el método y todos ellos podrían dar vida a un nuevo ser, son personas en potencial, pero después de la fecundación bien sucedida son colocados 3 o 4 embriones los demás embriones quedaran con-gelados y posteriormente son eliminados (o sea muertos).En esa técnica, luego después de la fecundación, el huevo formado inicia un proceso de multiplicación celular de 2 para 4, de 4 para 8, de 8 para 16, de 16 para 32 células en 3 días. Estas células poseen la capacidad de formar cual-quier tejido del cuerpo humano, por tanto todos tienen el potencial para "Nidar"en el útero materno y continuar el proceso de crecimiento hasta el nacimiento, el problema es ¿qué hacer con los restantes? Eliminar es lo mismo que matar o abortar no debe haber duda en cuanto al hecho de que estos embriones tienen vidas y algunos países lo utilizan para experimentos de células tronco , llamadas también células madres. Una célula madre posee la capacidad de replicarse y diferenciarse dando lugar a diversos tipos de células especializadas.

LA POSICIÓN DE LA ICF SOBRE LA FERTILIZACIÓN IN VITRO: La posición de la iglesia ICF sobre la fertilización in vitro es que solo deben preparar los embriones que serían colocados. Si uno dos o tres embriones son fertilizados, todos serían colocados en el útero. En este caso no abrían em-briones rechazados, ni congelados para ser eliminados. Si ninguno anidar, la pareja debe aceptarlo como la voluntad de Dios y quedaría sin problemas de conciencia.

IV.- LA ADOPCIÓN CRISTIANA: Restaría a los pretendientes la alternativa cristiana de adop-ción, que sabemos que también envuelven riesgos, pero no presentan problemas de conciencia y de ética moral Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca de la adopción?"La adopción puede ser una respuesta a la oración de muchas parejas que no han podido concebir sus propios hijos. La adop-ción se muestra como algo favorable a través de la Escritura, como una forma en la que Dios usa a la gente para hacer Su voluntad y traerle gloria a Él. En Éxodo se relata la historia acerca de una mujer hebrea hija de Leví, quien dio a luz un hijo durante el tiempo en el que Faraón (el rey) había ordenado que todos los niños varones que nacieran, fueran muertos a fin de controlar la población (Ex1:15-22). Su padre de la familia de Leví, tomó un canasto, lo impermeabilizó con asfalto y brea, colocando en él a su bébelo dejó en el río. Una de las hijas de Faraón vio el canasto y recuperó al niño. Eventualmente fue adoptado dentro de la familia real y se le puso por nombre Moisés. Él creció y llegó a ser un fiel y bendecido siervo de Dios (Ex 2: 1-10). En el libro de Ester, una hermosa muchacha llamada Ester, quien probablemente fue adoptada por su primo después de la muerte de sus padres, llegó a ser reina y Dios la usó para llevar la libertad al pueblo judío. En el Nuevo Testamento, el Único y unigénito hijo de Dios, Jesucristo, fue concebido por medio del Espíritu Santo, en vez de haber sido a través de la simiente de un hombre (Mt 1:18). Él fue adoptado y criado por el esposo de Su madre, José, quien adoptó a Jesús como su propio hijo. Una vez que entregamos nuestros corazones a Cristo, creyendo y confiando solamente en Él para salvación, Dios dice que nos convertimos en parte de Su familia –no a través de un proceso natural de concepción humana, sino a través de la adopción. “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Ro 8:15). El integrar a una persona dentro de una familia, por medio de la adopción, es algo hecho por elección y procedente del amor. Ef. 1: 5. Claramente la adopción –tanto en el sentido físico como en el sentido espiritual– es mostrada favorable a la luz de la Escritura. Tanto los que adoptan como los que son adoptados pueden recibir abundante gozo y bendiciones.
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