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Álvaro Riveros Tejada

Se agujerea el blindaje


2015-09-09 - 20:41:36
Durante el acto de entrega de una guardería, en la Universidad Amazónica de Pando, sin el triunfalismo al que nos tiene acostumbrado este gobierno, S.E. admitió que el próximo año el país afrontará problemas económicos y advirtió a los bolivianos que deberemos ajustar nuestros cinturones, para lo que se están alistando políticas de austeridad ante la baja de los precios internacionales del petróleo añadiendo que: “en tiempos de pobreza, cuando las familias no tienen mucha plata, a veces hay que amarrarse el cinturón”, y no sólo los zapatos.

En efecto, aún resuena en nuestros oídos la opinión de economistas y analistas que coincidían con el mensaje presidencial y predecían la debacle clamando por una austeridad que comience con la creación de un fondo de ahorro para dicha contingencia, muy diferente al fondo de desarrollo campesino obviamente, que se maneje con la misma filosofía de prudencia que nos enseñaron nuestras abuelas, consistente en ahorrar en tiempos de bonanza, para enfrentar con holgurala época de escasez.

Lamentablemente dichas políticas de ahorro no fueron la característica de este gobierno y por el contrario, el dispendio y el despilfarro particularizaron su gestión traducida en el establecimiento de empresas que no emprenden nada; la compra de satélites, aviones lujosos, canchas de futbol, viajes insulsos, aeropuertos sin aviones,un faraónico palacio de gobierno y gastos superfluos que no condicen con una política de desarrollo que priorice la productividad en lugar de la demagogia, y el amor a la patria, antes que el culto a la personalidad.

La ineludible realidad de que en algún momento el espectro de las vacas flacas, tísicas y exprimidas hasta suúltima gota de leche, asomaría a nuestras puertas anunciando el fin de esa danza festiva de dineros y el inicio de la carestía y la pobreza,no estuvo jamás en el planteamiento de quienes conducen la economía.Por el contrario, estos sabios de un modelo todavía primario y extractivista, que con el desplome de los precios de las materias primas no pudo tener un otro destino que el que estamos viviendo, persisten en la existencia de un milagro que zalameramente lo han calificado de “Evonomics”, como una estrategia para seguir usufructuando de lo poco que queda, incrementando pavorosamente nuestro endeudamiento interno y externo.

Otra habría sido la historia, de haber invertido esa enorme cantidad de recursos en proyectos que apuntalen nuestra sostenibilidad alimentaria, fortaleciendo nuestra agricultura y agroindustria,no sólo para la coca, sino para miles de productos que antes producíamos y ahora importamos, impulsando la creación de una infraestructura vial y ferroviaria que facilite la exportación de esos bienes. A propósito, los países vecinos han devaluado su moneda y nosotros mantenemos el cambio a favor de ellos, porque sus productos son baratos, lo que contribuye al aniquilamiento sistemático de nuestro aparato productivo.

Todavía hay tiempo de utilizar lo poco que nos queda, antes que el óxido del despilfarro acabe corroyendo y agujereando el blindaje.

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