Opinión

Mesa Gallega

2015-10-07 - 19:36:00
Los pueblos, al igual que las personas, en tiempos de bonanza suelen construir fantasías en torno a su bienestar. Sueñan con poseer palacios, aviones, barcazas y toda una suerte de bienes materiales que satisfagan su ambición y les permita la natural aspiración de mejorar sus condiciones de vida pero, esa desmedida avidez suele también inducirlos al olvido de sus prioridades, como el cultivo de los valores espirituales y morales que fundamenten y perennicen ese bienestar, mediante la prudente administración de sus efímeras fortunas y la creación de cuadros y figuras que lo sustenten. Así ocurría con el Faraón cuando recurría a los soñadores (actuales economistas) para que le interpreten sus sueños, y así preparar la llegada de las vacas flacas, para evitar que esos sueños se conviertan en nada.

Para los bolivianos que estamos atravesando por esa coyuntura económica, la solución de nuestro centenario conflicto con Chile constituye una de las más importantes prioridades, de ahí que la victoria lograda en la Corte Internacional de La Haya fue un hito histórico: fruto de la unidad de todos los bolivianos en torno a ella; de la contratación de ilustres profesionales del Derecho con la suficiente idoneidad demostrada en su excelente trabajo y de la convocatoria de expresidentes de la república para que la coadyuven.

Muestra del éxito fue la reciente entrevista televisiva del ex presidente Carlos Mesa en el canal oficial de la TV chilena, donde el ex mandatario supo colocar el broche de oro a este importante triunfo, pese al afán del entrevistador que procuró por todos los medios arrojar una cáscara de plátano al paso de Mesa, con el fin de hacerlo resbalar en el error que lo pusiera en ridículo, trance que éste salvó con serenidad y solvencia de torero. Hoy, este otro logro se viene convirtiendo paradójicamente en un escenario político que desvela una realidad inocultable pues, al parecer, los lauros de la victoria, destinados a ceñir la sien de S.E. e impulsar su campaña re eleccionaria, se convirtieron en el triunfo de los generales que la libraron, desatando el celo y decepción de sus áulicos.

Es así que ahora, el otrora paladín de la Haya y de Santiago de Chile, que declara no ser partidario de una reelección presidencial, como por acto de magia, se convierte en un traidor y un opositor vendepatria, pese a manifestar que dicha discrepancia está expresada con respeto y basada en una estricta actitud personal suya, aclarando además que no tiene la menor intención de participar en política, porque ahora tiene la delicada tarea de socializar la demanda marítima al mundo.

Acaba de concluir la asamblea de la ONU donde nuestros supuestos aliados del Alba, Celac, Unasur, etc. se desataron hablando contra el Imperio norteamericano y defendiendo causas como las Malvinas, Los fondos buitres, las FARC y su negociación de Paz con Colombia, Cuba y los EE.UU. Extrañamente, ni una sola palabra sobre el conflicto boliviano chileno. En nuestro modesto parecer, con esos aliados ya no necesitamos de enemigos, pues ellos son los traidores y vendepatrias y no aquél que a nombre de Bolivia hizo Mesa Gallega.