Opinión

La lepra de la ingratitud

2015-11-11 - 20:00:12
LUCAS 17: 11-19
Introducción:
Leyendo el N.T. encontramos a Jesús realizando muchos milagros y compartiendo muchas parábolas. Nada fue realizado por el Señor por si acaso. Un milagro está escondido atrás de cada parábola, y una parábola puede ser encontrada al lado de cada milagro.

Mirando superficialmente, Jesús cura diez leprosos y apenas uno volvió para agradecerlo. Detrás de ese milagro, existen algunos principios espirituales y lecciones importantes que apuntan para nuestra realidad.

1.- El hombre tiene un problema mortal que solo Jesús puede resolver.
La lepra era un problema terrible, hoy llamada de Hanseníase. Es una enfermedad conocida desde los tiempos bíblicos. Esta enfermedad infecciosa provoca úlceras cutáneas, daño neurológico y debilidad muscular que empeora con el tiempo.

La lepra es causada por la bacteria Mycobacterium leprae. Los leprosos eran vistos como muertos - vivos, eran expulsados de sus casas y aldeas y forzados a vivir en colonias con otros leprosos. Ellos no podían trabajar y adorar en el templo.

La lepra en la Biblia es figura de una enfermedad mortal llamada pecado, que hace parte de nuestra naturaleza, parte de nuestro código genético que recibimos de nuestros padres que nos llevaba a vivir una vida vacía por lo cual Dios pagó un rescate por la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios que no tiene pecado ni mancha. 1 P. 1:18-19.

Nosotros recibimos esa naturaleza pecaminosa de nuestros padres, que recibieron de sus padres y a su vez ellos de sus padres en un camino de regreso hasta llegar a un matrimonio llamado Adán y Eva. Is. 1: 4-6. En esos tiempos, nosotros vivíamos apartados de Cristo, no se nos permitía ser ciudadanos del Reino y no conocíamos las promesas del Pacto que Dios había hecho con su pueblo. Vivíamos en este mundo sin Dios y sin esperanza y solo Cristo puede salvarnos. Ef. 2:12-13.

2.- El hombre necesita admitir su necesidad y clamar a Jesús. Debemos admitir que sin Dios todos vivimos en el pasado siguiendo los deseos de nuestras pasiones y la inclinación de nuestra naturaleza pecaminosa. Por nuestra propia naturaleza éramos objeto del enojo de Dios igual que todos los demás Ef. 2: 3.

Necesitamos admitir que necesitamos revestirnos de una nueva naturaleza y despojarnos de nuestra vieja naturaleza pecaminosa y de nuestra antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño. Ef. 4: 22-24.

Amado antes que Jesús pueda ayudarlo, usted necesita admitir su necesidad y clamar por Jesús. «Y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!» S. Lucas 17: 13. Amado, usted puede imitar a dos personajes. Uno que dice "no soy un pecador como todos los demás" o el otro que se reconoció pecador y decía "¡oh Dios, ten compasión de mí, porque soy pecador!". Lc. 18:9-14.

3.- El Poder de Dios no es liberado hasta que la persona de un paso de fe.

Es interesante, Jesús estaba muy ocupado con dirección a Jerusalén para morir en la cruz para redimir a la humanidad, más se dio el tiempo para ayudar a esos 10 leprosos. Dios puede estar muy ocupado sosteniendo el universo, más Él todavía tiene tiempo para detenerse y escuchar su grito de socorro. «Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.» S. Lucas 17:14 .

Él no los tocó, Él simplemente les dio una orden "id, mostraos a los sacerdotes”, según las leyes acerca de la lepra, cuando alguien tenía una llaga de lepra debería ser llevado al sacerdote, él lo examinaba y lo declaraba impuro, cuando era declarado limpio era llevado al sacerdote, cuando el sacerdote veía que el leproso había sanado hacia un ritual de sacrificio. (Lv. 13; 14 y 15).Es curioso pero estos diez leprosos sabían que eran impuros, ellos ya habían sido declarados impuros, podían cuestionar la orden de Jesús pero dieron un paso de fe antes de ser curados, "mientras ellos iban, fueron limpiados".

Es así que la fe funciona. Fe es confiar y obedecer a Dios, aunque usted no tenga ninguna evidencia visible para apoyar su decisión. Cuando obedecemos la voz del Señor sucede como le sucedió a Pedro, no caminamos sobre el agua, caminamos sobre la Palabra de Dios. Mt. 14: 28 - 29. Cuando Pedro miró para las evidencias del fuerte viento y las olas, dudó de lo dicho por el Señor. Mt. 14:30.

La fe no necesita de cualquier prueba ella simplemente obedece. Nuestro trabajo es dar un paso de fe y obedecer.

4.- No busque apenas la bendición, busque aquel que nos bendice.
Imagínese lo que sucedió: Mientras ellos iban, quedaron limpios de la lepra y solo uno de ellos al ver que estaba sano exclamó ¡alaben a Dios!, volvió y cayó al suelo, a los pies de Jesús y le agradeció por lo que había hecho con él. Ese hombre era Samaritano. Lc. 17: 14. En este punto no sabemos lo que sucedió con el 90% de leprosos. Tal vez ellos continuaron el camino para mostrarse al sacerdote o tal vez corrieron de regreso a sus casas para ver a sus familiares, no sabemos. Pero si entendemos que uno hizo la cosa correcta.
Él fue a dar gracias a Jesús y cayó a sus pies para mostrarse agradecido. Él quería relacionarse con Jesús y no sólo la bendición.

Caer a los pies de alguien es una imagen de sumisión y adoración. María quedo a los pies de Jesús cuando él fue a cenar en su casa, ella había descubierto que solo había una cosa por la cual valía la pena preocuparse: era estar a los pies de Jesús. Lc. 10: 38-42.

María Magdalena (la mujer de mala vida) en casa de Simón, también quedó a los pies del Señor. Lc. 7: 36-38.

Amados todo aquel que le busca necesita quedarse a los pies del Señor. El libro de Apo-calipsis muestra a los ancianos postrándose delante del Cordero que está sentado en el trono. Ap. 4: 10.

Aquí está un punto clave: diez hombres fueron expuestos al poder de Dios, más sola-mente uno busco un relacionamiento personal con Él. Solo uno busco la fuente de la bendición. La lluvia cae sobre justos e injustos. Más pocas personas se interesan en adorar a Dios y relacionarse con Él.

5.- Sentirse agradecido es diferente de "dar gracias".
Lo sorprendente de este relato bíblico es que de las diez personas que fueron sanados, solo uno volvió a decir "gracias". Jesús mismo se quedó perplejo con la falta de gratitud. Agradecer es dar gloria a Dios Lc. 17: 17-18. Hay una enorme diferencia entre sentir gratitud y agradecer. 1 Ts. 5:18.

6.- Relacionarse con Jesús te hace extranjero de este mundo.
Jesús enfatizó que el único hombre que regresó, era Samaritano, un extranjero. El actuó de forma diferente de los otros leprosos sanados. Aquellos que son sanados por Jesús y pasan a tener un relacionamiento de adoración y gratitud, no se sienten más en casa en este mundo. Nuestra Patria pasa a ser el Cielo. Fil. 3:20; Pasamos a abstenernos de las pasiones carnales que hacen guerra contra el alma 1 P. 2: 11; No amamos el mundo 1 Jn. 2: 15-17; No tenemos amor, ni amistad con el mundo. Stg. 4: 4.

7.- Déjalo terminar lo que Él inició en tu vida.
Amado mire lo que Él le dijo: "levántate, vete; tu fe te ha salvado". La palabra salvado en griego es la misma que está escrito en Hch. 16:30. "Sozo", que significa restaurado completamente y por entero. Jesús vino para buscar y salvar lo que se había perdido. Y esa salva-ción no envuelve una sola parte, envuelve la santificación de todo nuestro ser para que sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Ts. 5: 23.

Amado no se conforme con un milagro en su vida. Anhele que el Señor complete la obra que inicio en tu vida. Él no quiere librarte apenas de tu dolor, de tu aflicción, también quiere librarte de la condenación eterna. Él quiere limpiarte de la lepra del pecado y hacer de usted una persona agradecida, una nueva criatura que de gloria a Dios. Ef. 5: 19-20.
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