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Mauricio Aira

Accidentes mortales


2015-12-17 - 19:05:48
Acongojados por las crónicas cada vez más frecuentes de accidentes de tránsito con muertes que bien se podrían evitar si acaso padres de familia, autoridades y policías se propusieran cumplir o hacer cumplir normas vigentes que se pretende olvidar al costo de las preciosas vidas humanas que resultan víctimas inocentes de la fatalidad de confiar en la impericia de los menores.

Todos los países, más en Europa y otras zonas de Desarrollo ejecutan planes para rebajar el número de muertes en carreteras y ciudades, poniendo en práctica renovadas reglas que tienden en primer lugar a preservar la vida y luego a la recuperación de los afectados. Cabe referirse a los varios casos en que sestean dando estas características.

Los conductores lo hacen sin permiso, los conductores hijos de familia, suelen muy a menudo sin permiso de sus padres, en estado de embriaguez o peor aún bajo el efecto de la cocaína. El resultado con muertos y heridos, que consternan a la Comunidad y provocan dolor y angustia en su entorno.

Reconocer que tan culpables son los padres que “ceden a sus hijos menores” los vehículos familiares como los menores que los usan generalmente para divertirse. Los padres deberían perder sus permisos de conducir de por vida, no siendo suficiente el pago de daños y perjuicios a las víctimas o sus familiares. La policía de tránsito tiene que actuar con rigurosidad, estableciendo la verdad de los hechos y buscando el castigo ejemplar de los culpables, aún cuando éstos sean menores de edad, como está sucediendo en los últimos tiempos.

Los fines de semana, tiempo ideal para la diversión, debería doblarse el control, exigiendo documentación en regla y procediendo al arresto de los infractores sin contemplación alguna. Son los jóvenes conductores que sin autorización policial, se montan en vehículos que apenas manejan, lo que ya es grave, y si además estar drogados o alcoholizados. Es también frecuente que funcionarios públicos de todo rango, subidos a vehículos oficiales, conduzcan alcoholizados provocando accidentes, reitero generalmente los fines de semana, aunque la policía, hace todo lo posible para tapar el escándalo y evitar su desprestigio.

La parcialidad de jueces y policías, que buscan “el arreglo entre víctimas y choferes” para que se desista de la acción legal pertinente, y que “todo quede en nada” es la razón que impide el seguimiento como en el caso Kushner Dávalos y otros que están siendo ya olvidados bajo el axioma “los muertos, muertos están y ya nada los resucitará” transan en desmedro de la Justicia que reclama una sentencia que pasa por la cárcel y el resarcimiento de los daños materiales.

Impensable en otras latitudes que conduzcan vehículos personas ebrias o dragadas porque el control y la prevención son rigurosas a partir de la otorgación de la licencia. Impensable que los padres cedan ante sus hijos, entregándoles las llaves de un vehículo que puede llevarlos a la muerte y la destrucción. Impensable que se tolere disminuir la gravedad del delito, gracias a “un acuerdo entre partes” porque los fiscales, al margen de todo convenio o resarcimiento deberían perseguir el imperio de la Ley y la sanción por la Justicia.

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