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Susana Seleme Antelo

El sonido del silencio


2016-04-21 - 16:57:56
Paul Simon cantaba esa canción hace más de cinco décadas. ¡Nos interpelaba ese “Hello darkness”y su conmovedora melodía alertando sobre el sonido del silencio! Aquel de la “gente conversando sin hablar, oyendo sin escuchar, escribiendo canciones que las voces nunca comparten. Y ninguno se atreve a perturbar el sonido del silencio”… Nadie se daba cuenta de que “el silencio crece como un cáncer”. ¿Le pasó eso a la sociedad boliviana durante los 10 años que lleva mal gobernándola el caudillísimo Evo Morales y sus conmilitones, radicales excesivos de la impostura?

El silencio se rompió cuando ganó el NO a la re-re-reelección del binomio Morales-García Linera, en Referéndum del pasado 21 de febrero. Aunque ya habíamos perturbado el silencio del poder con otro NO a la fallida elección de magistrados, en 2011, cuando 64 % de la población votó NO. Sin embargo, se impuso la oscuridad y el sonido del silencio.

Durante estos años, sobrevivimos entre agresiones, insultos, atentados a la vida, a la inteligencia y al pudor. Eran brotes psicóticos contra toda persona que criticara el pensamiento único de los dictadores disfrazados de demócratas. Las injurias, ofensas y agravios no tenían más respuesta que el sonido del silencio que crecía como un cáncer: habían implantado el miedo. Era el ‘terror jacobino’, puesto en práctica por el Vice, sin guillotinas para cortar cabezas, pero si con guillotinas judiciales contra opositores, o vía la extorsión jurídica y tributaria sin medida ni clemencia, ahíta de corruptela saciada por los precios exorbitantes de algunas de nuestras materias primas.

El sonido del silencio y su oscuridad se han quebrado y les estalló en la cara con un NO mucho mayor que mezquino 52 y pico % con que el poder central cerró las cifras del Referéndum. Sin embargo, como fieras heridas, el odio crece y las diatribas brotan por boca de Morales, el Vice, ministros, viceministros, y algunos más tenebrosos que otros. NO aceptan la derrota ni la posibilidad de dejar de acumular poder, fama y dineros fruto del fraude, la impostura y corrupción sistémica y sistemática. Una muestra: el Fondo Indígena.

Hoy llevan a límites más enfermizos su radicalidad verbal: abanderados del antiimperialismo, enfrentados a la jerarquía católica que no faltó a la verdad sobre los peligros del narcotráfico, y arremeten contra la oposición política. Entreveran la realidad con la mentira y el drama con el sainete, como el caso de la señora Gabriela Zapata.

Ella es una muestra de los falsos discursos en defensa a la mujer. Bastó que hablará sobre sí misma y que se mostrase, con excesos incluidos, para que se le reclame y reproche hasta el hecho de ser mujer. Misógino sin remedio, el poder político oficial la agrede, la mete presa, la amedrenta y la calla. Que sea madre, y lo es, deja de ser un noble atributo. ¿Que se enriqueció a la sombra del poder? ¡Miran la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio!Hipócritas que bien guardados tendrán sus malhabidos millones, no precisamente entre los Papeles de Panamá.

El silencio y la oscuridad -cero transparencia y rendición de cuentas-acompañaron la década perdida entre populismo socioeconómico y étnicocultural a rajatabla, con imposturas democráticas y represión política. La estructura productiva de Bolivia no cambió durante la llamada bonanza económica: sigue siendo primario exportadora como hace doscientos años, salvo que hubo ingresos abundantes y muchos bonos. ¡Bienvenidos! dice la gente, pero no sale de la pobreza ni de la informalidad -como estrategia de supervivencia- aunque el oficialismo afirme que un millón de personas pasó a engrosar la “clase media” desde 2011. La idea se repite sin atisbos de veracidad, que no sea el consumo puro y simple.

Basta mirar las cifras del mercado laboral para saber de donde proviene esa nueva clase media: proviene de la informalidad, pues entre 70 y 80% de la población económicamente activa no tiene trabajo formal ni estatal, ni privado y por lo tanto no tributa. ¿Sabrán Morales y sus hombres, que todo Estado serio e institucionalizado, es sostenido en gran parte por la ‘clase media’ a través del pago de impuestos?

La rampante producción de droga –desde su materia prima: el cultivo de la hoja de coca- acompañó el hiperconsumismo, y mucha gente cree, que además de ‘clase media’, es rica. De hecho, lo único industrializado en la Bolivia ‘del cambio’ es la economía política de la cocaína, como relación social de producción. Lo constata la capitalista cadena productiva desde los campesinos que cultivan la hoja de coca, los cocaleros-cosechadores-rescatadores-distribuidores-transportistas-contrabandistas, los que fabrican pasta base y clorhidrato de cocaína, los narcotraficantes y los lavadores de dinero de toda procedencia, que no pagan impuesto alguno. El crimen organizado va en silencio, aunque mate, y lo sufren Bolivia y sus vecinos.

Aparte del NO, en estos 10 años, el silencio fue quebrado por el ruido de metralla como en Huanuni, La Calancha, Porvenir, hotel Las Américas, Caranavi, TIPNIS-Chaparina y tantas otros lugares que cegaron vidas con nombres y apellido. Hubo otros zarpazos, como la horrible justicia comunitaria, además de presos y exiliados políticos.

La oscuridad era y sigue siendo el pan de cada día contra el democrático derecho a pensar diferente, contra la libertad de expresión, coartada vía control directo o indirecto de los medios y el desprecio a la libre condición ciudadana.

Por eso votamos NO al continuismo. Y no para que Morales retorne luego de un período, como le aconsejó un sacerdote. ¿Qué sentido tiene que a los ‘adictos’ al poder total, que no escuchan las voces de la sociedad, se les dé cabida otra vez en un sistema democrático en el que no creen y al que vulneran sin escrúpulos? NO es NO.
Santa Cruz de la Sierra El Día, 21 abril de 2016

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