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Álvaro Riveros Tejada

Imposturas de una mentirocracia


2017-01-01 - 07:48:21
En un anteriorartículohicimos énfasis en que a pesar del sepulcral silencio que se cernía sobre el accidente de la línea aérea (LaMia) con el infausto resultado de decenas de muertos, al emitirse un informe oficial de parte de nuestras autoridades, señalandoal piloto y a la empresa como únicos responsables de tan lamentable tragedia, era menester esperar el informe de las autoridades colombianas que, según el Convenio de Chicago, son las únicas responsables de investigar y presentar dicho testimonio.

En efecto, hace unas horas, los medios de comunicación internacional dedicaron inusualmente largos espacios de tiempo, para cubrir dicho informe preliminar que tira por la borda la afirmación gubernamental.

Si bien es cierto que la irresponsabilidad casi suicida del piloto tuvo parte en la consumación de esta desgracia, no es menos cierto que echarle toda la culpa es desatinado, ya que las pruebas demuestran fehacientemente, que la falta de cumplimiento de deberes de las autoridades nacionales tuvieron mucho que ver en esta tragedia, como la autorización de parte de AASANA para que la aeronave pudiese volar por encima de los 29.000 pies, sin la certificación que se requiere para subir hasta esa altura; o que el avión debía tener un segundo aeropuerto alterno en su plan de vuelo,pero solo registró el de Bogotá y; que la nave siniestrada volaba con un sobrepeso de más de una tonelada de lo permitido.

A esa suerte de irregularidades se suman las infortunadas declaraciones de nuestras autoridades, como una supuesta manipulación de los colombianos para perjudicar a nuestro gobierno, que lo único que logran es enrarecer las investigaciones y dar pábulo a que existe mucho más detrás de esta tragedia.

Está probado que el manejo de esta información está muy lejos de embaucar a los organismos expertos en esta clase de accidentes, pues no se trata de un asunto político y, más bien, se trata de una catástrofe donde se han visto involucrados varios países y célebres personajes del mundo del deporte y de la prensa.

Impostar con medias verdades, para distraer lo que se quiere hacer creer en el fondo, no sirve en este tipo de situación. Aquí no se trata de hacernos discutir si nuestro presidente se reelige por otros quinientos añoso que se cancelan todos los referéndums que disponían lo contrario;tampoco de discutir si la Cancha Zapata seguirá conservando su nombre o será cambiado por el de “La Calancha” o si el agua en La Paz llegará cuando el sol y las estrellas vuelvan a aparecer en el firmamento.

Todas esas ambigüedades sólo nos imposibilitan ver la verdadera realidad, que consiste en que la Nave del Estado se está quedando sincombustible y sin el debido blindaje para resistir la caída; su tripulación cree que su vuelo está a la altura correcta y porta un terrible sobrepeso que podría determinar que se estrelle en medio de ese mar de imposturas que ha creado con la mentirocracia.

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