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Fernando Rodriguez Mendoza

Tocando fondo


2017-08-22 - 10:26:07
Hay mucha bulla en la elección de los candidatos a los tribunales superiores en el Órgano Judicial y pareciera que con estos pasos podremos vislumbrar una solución al gravísimo problema de la pésima administración de justicia que se viene arrastrando en el país. Es necesario separar las aguas: la elección de magistrados y miembros de los más altos tribunales de justicia no tiene en sí la solución al problema, porque esa administración se encuentra a cargo de jueces que no han sido elegidos ni calificados por el pueblo, sino designados por el Consejo de la Magistratura.Estos jueces, elegidos en la forma señalada, son los administradores de la justicia que a diario nos enfrentamos con más sombras que luces.

Estamos en una situación en que los jueces honestos, ecuánimes y preparados, o por lo menos los que asumen con seriedad su responsabilidad, evidentemente son una minoría que constituyen la excepción a la regla, Esto no es de ahora; ya viene ocurriendo desde hace mucho tiempo.

Una verdadera revolución en la reforma en la justicia boliviana no pasa por los títulos, diplomas o contestación positiva a exámenes (malos o buenos) de los postulantes, sino por entender el fundamento que los candidatos a jueces deben tener ética y sentido común (no se les pide más) para poder decidir sobre la vida y bienes de las personas.

Sentenciar a un inocente, a pesar de que las pruebas eran evidentes sobre su no participación en el hecho delictivo, muestra una de las muchas hilachas de pobreza y podredumbre de quienes deben administrar justicia. Y que, en un caso de abuso a una menor de edad, los jueces encargados de conocer ese grave asunto, permitan que se dé un careo de la pequeña víctima con su agresor, con total ignorancia de todos los principios éticos, morales, psicológicos y de sentido común, es una prueba irrefutable de que en la administración de justicia estamos tocando fondo.

No nos perdamos en la bruma de elecciones para el Órgano Judicial. Busquemos la luz para que los administradores de justicia tengan ética, moral y sentido común. Con eso ya ganaremos como sociedad, y mucho.

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