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Dante N. Pino Archondo

El modelo híbrido del populismo


2018-10-24 - 16:24:19
Con gran insistencia en estos trece años de gobierno hemos escuchado hablar del modelo económico, social, comunitario, participativo, y productivo, como el ejemplo, según el gobierno, que muchos países quisieran seguir y que algunos habrían expresado su deseo de conocer. Más allá del rimbombante nombre con el que lo bautizaron, la realidad es diferente.

Si observamos con cuidado, lo que se hizo sin fijarnos mucho en lo que se dijo, encontramos que el modelo es un retorno al pasado, con algunas singularidades. El control del Estado en la economía y su intervencionismo no fue instaurado el año 2005, es producto de la revolución de abril de 1952, cuando se cambió la estructura de la economía, con la nacionalización de la minería privada, la reforma agraria y el voto universal.

En esa época, tales medidas resultaban un desafío al orden internacional que salía de la segunda guerra mundial y que miraba el “nacionalismo” con malos ojos. Debido a ello, se bloqueó a Bolivia y se buscó, por parte de los afectados, Patiño, Aramayo y Hoschild, herederos de los Argandoña y Arce en el rubro de la minería, la indemnización respectiva, cosa que se tradujo en la dificultad del Estado boliviano para comercializar los minerales estatizados.

Total, esta situación terminó por generar un proceso inflacionario, que como siempre está acompañado de la emisión de dinero inorgánico, para cubrir los gastos fiscales. Fue el presidente Siles Suazo, en el segundo gobierno del MNR que tuvo que realizar los ajustes económicos, cuyos costos son siempre muy caros para la sociedad y llevar a cabo reformas institucionales importantes, como la creación del Banco Central de Bolivia al que se le otorgó la condición de entidad desconcentrada y autonómica para manejar la política monetaria.

Es el gobierno del MNR el que crea las empresas estatales, YPFB, CBF, COMIBOL, el Banco del Estado, el Banco Minero, los Ferrocarriles y el Lloyd Aéreo Boliviano, al influjo de la teoría prevaleciente en los años cincuenta y sesenta de la sustitución de las importaciones, que buscaba reconvertir la exportación de materias primas, por un proceso de industrialización que les diera valor agregado. ¿Suena a nuevo no?
Este modelo económico se conoce como “capitalismo de Estado”, reflejó la tesis política del nacionalismo revolucionario, que plantea la “alianza de clases “en contra del la “lucha de clases” propugnada por el socialismo. Así se instituyó un Estado contralor de la economía, que no abolía la propiedad privada, pero la subordinaba a sus dictados.

Este modelo estuvo vigente desde los años cincuenta hasta 1985. Durante el ciclo militar que abarcó desde 1966, golpe del general Barrientos Ortuño, hasta 1982 cuando el general Vildoso entregó la banda presidencial al Dr. Hernán Siles Suazo, el modelo se sostuvo sin mayores variantes. Las exportaciones de minerales, desde la fundación de la república y la del petroleó a partir de la década del setenta, fueron los pilares centrales de los ingresos fiscales sin los cuales el Estado no podía sostenerse, con un agregado que se hizo notable en el septenio banzerista, que fue el endeudamiento externo.

Bolivia en esos treinta años, se sostuvo en base a las exportaciones de materias primas, minerales e hidrocarburos y deuda externa. El modelo capitalista de estado hizo crisis al finalizar los años setenta. Las empresas estatales, consumieron los recursos que generaban las exportaciones de materias primas, lo cual producía enormes déficits fiscales que para ser atendidos requerían que el Estado tomara deuda externa, creando un círculo vicioso de gasto fiscal creciente y endeudamiento acelerado, con su efecto directo sobre los planes y proyectos de carácter social.

El Estado tenía que decidir periódicamente ajustar los desequilibrios fiscales manteniendo empresas deficitarias y atendiendo las demandas por salarios con mayor endeudamiento externo. Cuando el Dr. Siles Suazo se hace cargo, por segunda vez, del gobierno de la UDP en 1982, ya la crisis económica había llegado a un punto de no retorno, el Banco Central estaba sin reservas para garantizar al menos tres meses de importaciones, el precio de los minerales estaba deprimido y las empresas estatales demandaban cubrir sus déficits. El gobierno quiso hacer un esfuerzo por mantener un precario equilibrio entre el ajuste económico y as demandas por salario, llevó a cabo la desdolarización de los depósitos bancarios y esto se tradujo en una perdida del valor adquisitivo de los ahorristas y asalariados que fue el detonante para que la vida política nacional se radicalizara al influjo de una inflación que llegó a los 11.740 por ciento en 1985.

Son estas las circunstancias en las que el Dr. Paz Estenssoro se hace cargo del gobierno en 1985 y es cuando se elabora y promulga el D.S. 21060 que pone fin al control de precios y del comercio exterior, que retoma la autonomía del Banco Central en el manejo de la política monetaria, crea el bolsín como instrumento de manejo del tipo de cambio, modifica la política tributaria y crea la ley SAFCO. Fue una política económica de shock, que sacudió a la sociedad entera, que representó enormes sacrificios para aquellos ciudadanos con ingresos bajos, pero que logró frenar la inflación y obtener la estabilidad necesaria para recomponer las instituciones y salir del circulo vicioso del déficit fiscal, presiones salariales y endeudamiento externo.

Estas fueron las medidas de primera generación, que lograron sus objetivos principales, pero no eran suficientes para cimentar el desarrollo económico. En 1993, en el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, se producen las medidas de segunda generación con la capitalización de las empresas estales, la creación del Bono Sol, la Participación Popular y el Seguro Universal de Salud con ellas se busca reducir el control de la economía por el Estado, generar confianza en la inversión extranjera y potenciar las exportaciones de los hidrocarburos hacía nuevos mercados.

No cabe duda de que entre 1985 y 1993 se ha dado el mayor esfuerzo por revertir la tendencia de hacer del Estado una vaca sagrada. Se buscó dejar atrás al Estado macrocefálico y todo poderoso, promover la iniciativa privada, proteger la inversión y priorizar la atención del Estado en la educación, salud e infraestructura productiva. Estas medidas no fueron entendidas como variantes de largo plazo, los procesos de crecimiento y desarrollo no pueden tener frutos de corto plazo y el inmediatismo político de los años 1997 al 2002 junto con una perdida de la autoridad de Estado reprodujo las movilizaciones sociales demandando el retorno al control del Estado y declarando la capitalización como una acción de traición a la patria.

El gobierno del señor Evo Morales a partir del año 2005 ha recreado un modelo hibrido,entre aquel capitalismo de Estado de los años sesenta que tenía bajo su control a empresas estatales y el de 1985 que deja al mercado la fijación de los precios.

Hemos vuelto al pasado que generó los déficits fiscales, cuando esas empresas estatales, como las de ahora, demandan recursos para ser sostenidas, cuando se controlaba el comercio exterior al simple capricho del gobierno y cuando se dictaban decretos de aumento salarial de contenido político.

Los precios de la canasta familiar están contenidos por un tipo de cambio fijo, que en la actualidad está sobrevaluado, las subvenciones a la gasolina y diésel oíl junto con una serie de bonos sociales, vuelven a recrear el endeudamiento externo como variable de ajuste.
En fin, vamos camino a una crisis que ya hemos vivido, producto de un modelo que se repite en su contenido menos deseable y que ya conocimos cuando en 1985 tuvimos que aceptar un ajuste económico de shock.

El actual modelo tiene 63 empresas estatales, un gasto corriente multiplicado por trescon relación a los anteriores gobiernos, ha recibido mas de 50 mil millones dólares como ingresos adicionales por la venta del gas, minerales y soya y sin embargo ha llegado a una deuda externa de mas de 18.000 millones de dólares. Otra vez, empresas estatales deficitarias, ingresos por exportaciones de materias primas y deuda externa.

Desde la década de los sesenta Bolivia ha buscado la forma de agregar valor a la explotación de sus minerales e hidrocarburos, ha soñado con la industrialización y la sustitución de las importaciones, exactamente como ahora. Durante cincuenta años no tuvo las condiciones que se presentaron el año 2005. Veamos: El gobierno el año 2005 asumió responsabilidades con un entorno internacional favorable, al contrario del año 1952, todos le expresaron su apoyo y admiración. En Europa y américa atrajo las miradas de interés, dispuestas a colaborarlo, el presidente Morales pudo aprovechar todo ello, estaba en su decisión insertar a Bolivia en el mundo global y cambiar el rostro económico nacional, tenía mucha mas autoridad política por su origen de clase, que los anteriores mandatarios.

La condonación de la deuda externa, realizada por Alemania, Estado Unidos y otros países, así como el Banco Mundial y la CAF, como producto de gestiones gubernamentales anteriores pero que convergían todas en su mandato, eran una muestra de aprecio y mano tendida para generar un proceso muy rico en inversiones y emprendimientos que siempre esperamos.

Fue el presidente Morales quien le dio la espalda a la comunidad internacional. Prefirió inscribirse en el club del populismo, propugnado por Lula Da Silva enel Brasil, Hugo Chávez en Venezuela, Néstor Kirchner en Argentina, Fidel Castro en Cuba y Daniel Ortega en Nicaragua. Le dijo no a la democracia y se inscribió en las filas del populismo.

Y nos llevó por aguas profundas a retornar al pasado y promover las mismas practicas de corrupción y despilfarro de nuestra riqueza y los ingresos que ella genera. En futuras entregas haremos conocer los hitos mas sobresalientes de este modelo anacrónico-populista.

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