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Susana Seleme Antelo

Variables del tormento venezolano


2019-03-22 - 08:25:42
El analista Marc Saint-Upéry no duda en calificar al régimen de Nicolás Maduro como dictatorial y habla crudamente sobre la realidad que viven Venezuela y su gente. “El régimen tiene un talento especial para convertir la crisis en una rutina”, sin importarle los umbrales perversos de destrucción del país y de las condiciones de vida mínimas de supervivencia dela población.

Ya en 2002, Saint Upéry afirmaba que “la revolución bolivariana” era “más vigorosa en las palabras que en los hechos”. En ese entonces, Hugo Chávez(+) había apostado “exclusivamente al verticalismo plebiscitario y a una burda y agresiva contrapropaganda de Estado, que lo volvieron insoportable incluso a una parte de sus mismos aliados progresistas”.

Todas las tendencias negativas que Saint-Upéry describía hace 17 años se agudizaron hasta volverse catastróficas con el régimen de Nicolás Maduro,quien propone como única solución una escalada autoritaria y, desde el 2016, claramente dictatorial.

Una variable actual es que el apoyo a Maduro es minoritario, afirma el analista, apoyo “en parte conseguido por la pura coerción de funcionarios, o por el chantaje ‘biopolítico’, o acceso a alimentos y recursos, vía el carné de la patria”. Es decir, el uso del hambre de los pobres como arma política con las famosas cajas de comida ‘Comités Locales de Abastecimiento y Producción’(Clap). De los alimentos que contienen, 69 % proviene deTurquía, que Venezuela paga con oro.El resto, de los Emiratos Árabes Unidos (Portal Armando.Info).

Saint-Upéry afirma que Maduro se sustenta “en un aparato militar y policial implicado en ingentes redes de negocios lícitos e ilícitos en contubernio con el poder, así como en unos dispositivos de represión muy desarrollados tanto desde lo judicial como desde la logística del terror armado”.

El último apagón por falta de mantenimiento a la hidroeléctrica de Guri, habla de la ruina de sus infraestructuras materiales e institucionales, amén dela sangría migratoria, como variable social. Hay externas, desde luego. De ellas, la fundamental es Washington y el “lobby conservador del senador cubano-estadounidense Marco Rubio”, tanto como el del asesor de Seguridad Nacional John Bolton, o el halcón especializado en política hemisférica, Elliot Abrams. Saint-Upéry subraya que “pueden suscitar espanto, pero hay que analizar todo esto con cabeza fría”.

Afirma que el establishment militar estadounidense, si bien “está de acuerdo en que el régimen de Maduro es un desastre y un peligro –no militar, sino en términos de narcotráfico y de ‘seguridad humana’ para sus aliados regionales, debido a la explosión migratoria– y en que hay que ejercer toda la presión político económica posible para hacerlo caer, no tiene ningún entusiasmo en una intervención armada”. No solo porque Venezuela no es Granada ni Panamá, “sino porque el estado-mayor estadounidense mide perfectamente los riesgos de tal acción.”

De ahí que pese a su habitual ‘unilateralismo’, Bolton y sus colaboradores ‘neocons’ hayan adoptado una táctica ‘multilateral’ que implica el Grupo de Lima”, que tampoco quieren un conflicto bélico regional. Lo ven muy peligroso. Las variables externas incluyena la Unión Europea y Uruguay. Algunos hacen de “policías malos” como Almagro de la OEA, y el Grupo de Lima, o “policías buenos”, como los dos últimos anteriores.

El periodista de origen francés revela que “toda la operación con Juan Guaidó se preparó con activa intermediación política de Ottawa y Bogotá, que tienen sus propias razones, muy diferentes –de ‘principio’ para los canadienses, de realismo y experiencia para los colombianos– de no querer una guerra. ”Según sus fuentes, todo el aparto alrededor de Guaidó con Voluntad Popular, el partido de Leopoldo López, fue un Plan B, en previsión al fracaso de nuevas rondasde negociaciones secretas, realizadas a finales del 2018 y/o primeras semanas del 2019, saboteadas otra vez por el régimen que solo busca ganar tiempo.

En ese tenor afirma que “quienes se oponen a cualquier injerencia exterior por principio” y advierten que eso es ‘jugar con fuego’,olvidan dos cosas: injerencias ya las hay de todos lados, no solo de cubanos -factor fundamental en el control coercitivo totalitario de la lealtad de las fuerzas armadas-, rusos y chinos, sino incluso injerencias groseras y manipuladoras de los servicios venezolanos en la dinámica de la diáspora en los países vecinos o en el conflicto colombiano, a través del Ejército de Liberación Nacional (ELN).”Mucha gente ‘juega con fuego’ en Venezuelay el mismo régimen madurista“prendió el incendio ya desde hace tiempo”, con la complicidad de la mayoría de las izquierdas del mundo. “Así que no sirve ningún griterío simplón”, sentencia Saint-Upéry.

En los sectores populares hay un creciente “sentimiento de hartazgo y desesperación”. Mucha gente que dice “no nos importa la acusación de ‘injerencia’… que se lleven esta sarta de delincuentes”. Hoy el único proyecto político opositor con el que las grandes mayorías estarán de acuerdo es la salida de Maduro y elecciones limpias, como reitera el joven Juan Guaidó.

Frente a las exigencias agotadoras de la lucha diaria por la supervivencia material de la población venezolana, lo deseable es que el conflicto se resuelva por la vía pacífica. No siempre lo deseable es posible, frente ala violencia armada y ciega del régimen.

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