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Dante N. Pino Archondo

Resistencia civil democrática


2019-04-29 - 17:26:52
Se dice y no sin razón que la dinámica de la política boliviana es tan veloz que un escenario en la mañana puede cambiar totalmente por la tarde, por eso es cierto que en Bolivia todo pasa y no pasa nada. Del juicio a Chile ante la CIJ levantando banderas de victoria que midieron kilómetros y anunciando que los sentaremos a ellos en la silla del obligado a negociar una salida soberana, pasamos al silencio de la derrota y la ausencia de responsabilidades para convertir la desgracia en una nueva victoria electoral.

El mar quedó en el pasado y la reelección indefinida del indio presidente se puso en la escena, como si volvieran a preguntarnos desde el balcón del viejo palacio, ¡el mar a muerto Evo vive! con un coro desafinado de nuevos candidatos que le hacen la venia y declaran inaugurado el proceso de la infamia.

Es cierto que todo esto debía ser suficiente para encender la chispa de la rebelión social y obligar a los inadaptados gobernantes y opositores funcionales a dejar la payasada electoral y dar paso a la nueva generación de bolivianos que quieren una patria distinta.

No es fácil. Cuando los valores y principios se han perdido en el camino de un proceso viciado desde su origen y, sin que nadie pudiera darse cuenta se convirtieron en gobierno, sacando al minero aristócrata del palacio y entronizando al cocalero en abarcas, todo lo cual se miró como si fuera una revolución. Y la desgracia nuevamente se convirtió en boleto premiado.

Al cambio le siguió la borrachera. Dinero a montones, cerveza y comida picante, a nadie le importó nada. Los negocios se multiplicaron y el dinero fácil circuló como regalo de los dioses, todos le dieron la mano y creyeron que la fiesta no tendría fin. Fue cuando los privilegios retornaron, la corrupción se multiplicó y la ausencia de eficacia y eficiencia puso en jaque a las instituciones, que transfirieron dinero a las cuentas corrientes de los supuestos originarios, regalos a los dirigentes del volante bajo la modalidad de peaje y sedes sociales junto con autos de lujo para otros que sostienen la sigla de la COB como marca registrada que aún da utilidades, y tierra de nadie a los cocaleros para que produzcan la coca que quieran y manejen el negocio con el apoyo de la policía puesta su servicio por intermedio de sus oficiales. Todo esto sucedió en un tiempo sin tiempo.

Y este proceso para el señor Carlos de Mesa fue un tiempo de alabanza y gloria al indio – presidente. A quien no solo le reconoce como alguien que hizo bien sino que fue el artífice de esa bonanza convertida en ponchos y sombreros de ala como demostración de que la inclusión social se produjo. El creyó y lo dijo, el meditó antes de decirlo y escribió su pensamiento para que no quede duda.

Fracasó junto con el presidente en la demanda marítima ante la CIJ y urgido como él de cambiar ese escenario por otro, convinieron en adelantar el proceso electoral. Todavía quedan rezagos de la borrachera del gas y muchos piensan que la fiesta del derroche puede seguir. Eso no importa, Carlos y Evo necesitan tiempo para que el sueño del mar se disipe y las ilusiones vendidas se olviden a cambio de una marraqueta con plátano.

Por eso dice que él no cambiará nada de lo que Evo hizo, eso sería terminar con la fiesta y despertar al pueblo a mirar que su realidad es la misma de antes, que su miseria sigue igual y sus anhelos están quebrados.

No son ellos el cambio ni la esperanza, ni la ambición de ser mejores. Son el pasado vergonzante, ese que cambió el gas de la exportación a mercados seguros por el gas con aviones chatarra, el mar del desarrollo por la sentencia de muerte dictada por la Corte, la democracia de las libertades por la reelección indefinida de la coca y su negocio.

La democracia no será obra de los mismos actores que la negaron. Su futuro está en la juventud. Son ellos los llamados a dar un vuelco a la historia. Y deben comenzar por retomar los valores y principios, por no claudicar con la facilidad que lo hacen quienes ahora pretenden convertirse en el cambio y solo son continuidad.

Hay que declarar con urgencia la RESISTENCIA CIVIL DEMOCRATICA, a las elecciones convocadas desde la ilegalidad, elecciones destinadas a legalizar lo ilegal, sosteniendo un binomio inconstitucional, por tanto viciadas de nulidad.

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