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Modelo que denuncia la vida de los albinos en África


2015-03-17 - 14:55:42

Thando Hopa es una de las pocas modelos albinas de raza negra que existen en el mundo. Su imagen, llama mucho la atención, dispone de un halo entre delicado y sobrenatural que encaja muy bien en las pasarelas y las revistas de moda y belleza.

Es sudafricana, tiene 24 años y, además de modelo, es abogada. Quizá por ello y aprovechando su posición pública, aprovecha siempre que le es posible para dar voz a un problema terrible que sucede en su país, y que no todos conocen. Ser albino en África es poco más que una maldición y una condena. No sólo han de hacer frente a un sol que hiere su piel y merma su salud, sino que, además, deben vivir con el miedo impreso en su corazón, rezando para que no los maten o los mutilen.

Los albinos en África son mercancías. Como los cuernos de rinoceronte o el marfil de los elefantes. Los brujos locales piensan que la piel, los órganos y la sangre de un albino atraen la suerte y la prosperidad. Actos inconcebibles que poco a poco, van saliendo a la luz.

La maldición de ser albino en África

Thando Hopa nos habla de la dificultad diaria de ser albina en África. La mayoría tienen problemas de visión y no todos pueden disponer de unas buenas gafas de sol. Sin contar que son mucho más sensibles a la luz y que continuamente deben hacer frente a horribles quemaduras e incluso al cáncer de piel.

Ella tuvo suerte, su entorno social y familiar le permitió mantenerse alejada de esos escenarios más tribales como Tanzania o África oriental, donde cada año, son asesinados muchos de los albinos que puedan encontrar en todos esos pequeños poblados. Hay quien piensa que nacer albino es una maldición de Dios, debido a un acto que cometieron los antepasados de esa persona, de ahí que quede la marca de pecado en su piel. Un albino vivo no vale nada, son menos que una piedra y se les llama “zeru-zeru”, es decir, hijos del Diablo o fantasmas.

Ahora bien, un albino muerto vale lo que una bolsa de diamantes. Son talismanes. Ya puedes deducir lo que esto significa. El problema es que muchas organizaciones suelen albergar en sus instalaciones a todos esos niños albinos que han sido repudiados por sus padres y por su gente, siendo habitual que puedan tener entre 4 o 5 personas con estas características. ¿Cuál es entonces la consecuencia? Que sean atacados por las noches por hombres organizados para cortales brazos, piernas o dedos, trofeos de personas albinas que serán pagados generosamente por todos esos brujos y personas enloquecidas con mentes retrógradas.

Son muchos los niños albinos africanos que deben aprender a vivir con esas mutilaciones, aunque en el fondo, podrían sentirse relativamente afortunados, porque lo habitual es que sean asesinados. De ese modo, obtienen muchas “más piezas” para comerciar. Es crudo, pero ésta es la realidad que, a día de hoy, se vive en muchos países de África. El fetichismo y la superstición siguen muy hendidos en las tierras de este bello continente, donde nacer albino es la peor de las maldiciones.

La mayoría de los ataques se producen en Tanzania. ¿La razón? Aquí la población de albinismo supera en 15 veces el promedio mundial. Los científicos no saben a qué se debe, pero sospechan que pueda ser por el origen de los primeros “fundadores” de esta región, ahí donde debió producirse algún tipo de mutación. No queda claro.

Sea como sea, es un problema que no parece tener solución, de ahí que voces como la de esta modelo, clamen ayuda para poner en evidencia un acto, que cada año se lleva la vida de numerosas personas del modo más salvaje e inconcebible.

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