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Seamos mujeres NO alacranas


2015-04-21 - 09:55:04
La batalla real contra el machismo tenemos que vencerla nosotras primero.

Existe la creencia de que un grupo de alacranes jamás podrá salir de un frasco de vidrio porque antes de que uno pueda lograrlo, terminarán todos despedazándose. A veces me da la impresión de que eso somos: Alacranas, ventajosas, envidiosas, criticonas y traidoras.

Alacranas que escupimos en el mismísimo ombligo de Eva y la madre tierra juntas, renegamos de lo que somos y personalmente a veces me avergüenzo de ser parte de un grupo que no tiene ética, ni respeto y mucho menos hermandad por las de su género.

Nos quejamos todo el tiempo de la inequidad y de la falta de oportunidades para las mujeres, de la violencia y abuso, de la lucha que se libra allá afuera por defender nuestros derechos, sin darnos cuenta de que la lucha muchas veces es entre nosotras mismas. De que la pelea real la libramos contra otras mujeres hasta acabarnos.

A la prima de mi amiga le fueron infiel y le informó a su entonces suegra lo sucedido, ella con honesta compasión y cariño le contestó “todos los hombres ponen el cuerno, pero no puedo creer que cayera tan bajo enredándose con ella, seguro fue ella la que lo engatusó”

La hija del vecino, una mujer inteligente, guapa, con buenos y caros gustos y los mejores refinamientos sociales se casó con un hombre que después le pidió el divorcio. Al poco tiempo ella publicó una imagen que decía que le sorprendía como algunos hombres habiendo probado el mejor vino (o sea ella) se conformaban con una cerveza (o sea la persona con la que ahora salía su ex esposo) y las amigas como buen séquito de fieles borregas (porque a veces eso tenemos que ser las amigas) la llenaron de elogios confirmando que tenía la razón del mundo al publicar algo así.

No puedo precisar la cantidad de veces que yo misma o mujeres alrededor nos hemos expresado de una manera tan brutal de otra, como si entre nosotras no hubiera nada en común.
 
• Obviamente se embarazó para atraparlo.
• Manejas como vieja.
• Es una facilota.
• Ha de ser anoréxica.
• Seguro no fue ni a la universidad.
• Puedes conseguirte algo mejor.
• Mírala, te conformaste con muy poco.
• Pues con bubbies quien no.
• Es una guaraya.
• Mira como se viste, así quien la va a tomar en serio.
• Se acuesta con su jefe por eso ha crecido tan rápido.
• Es una PUTA.

Me llena de tristeza saber que somos nosotras las que educamos machos, las que alimentamos una sociedad llena de prejuicios que mutila y desempluma nuestras alas.

Estoy segura de que en algún momento todas nos llenamos la boca mostrando pequeños asomos de feminismo y decimos que el rol de la mujer tiene que cambiar, pero para que ese rol cambie, tenemos que cambiar primero nosotras.

Revisemos nuestro discurso y nuestro comportamiento y analicemos lo que día a día hacemos...

¿Somos congruentes o ignorantes o más bien disfrazamos bien nuestra hipocresía?

Analicemos lo que somos que nos condena como género y veamos si estamos aportando para mejorar nuestra situación o sólo contribuimos a empeorarla.

Observémonos detenidamente y nos daremos cuenta de una gran cantidad de actitudes misóginas y machistas que ejercemos todos los días con algo tan básico y letal como la forma en que nos expresamos, con nuestro lenguaje.

Somos nosotras las que nos ponemos obstáculos en el trabajo, las que nos andamos quitando al novio o al marido, las que iniciamos los chismes, las que hablamos mal, las que criticamos, las que sobajamos, las que nos burlamos, las que nos damos el valor y también las que nos lo quitamos.

También son mujeres las que nos traen al mundo, las que nos enseñan a conocernos, a manejar nuestras emociones, a amamantar, son mujeres a las que les confesamos los sinsabores y decepciones de la vida, son también mujeres las que nos apoyan y dan la cara por nosotras, las que cuidan nuestros intereses, las que remiendan las esperanzas rotas y las que mejor podrán entendernos.

En los últimos años han sido en mujeres principalmente en donde he encontrado crecimiento, consuelo y entendimiento, fue con mujeres con quien empecé mi restauración y en donde pude encontrar las palabras que ayudaron a sanar a mi corazón y a construirme de nuevo.

Mujeres inspiradoras, increíbles, buenas, asombrosamente fuertes, luchadoras, comprometidas.

Este mensaje es para la abuela que piensa que una mujer "promiscua" vale menos, para las hermanas que aseguran que su cuñada se embarazó para atrapar a su hermano, para la novia que ofende en redes sociales a las que según ella le coquetean a su novio, para la suegra que piensa que todos los hombres son infieles pero es culpa de las mujeres, para el grupo de amigas que inician chismes de quien no les cae bien, para las que se ponen el pie en el trabajo para que la otra no avance, para las que piensan en las divorciadas como platos de segunda mesa, para las madres que no protegen a sus hijas o a sus nueras, para la que traicionó a otra metiéndose con su novio o marido consciente de que él tenía una relación y podía decidir, para las concuñas envidiosas y venenosas que inician una guerra estúpida e innecesaria, para las ex novias o ex esposas que con el ego adolorido intentan denigrar a las que ocupan su lugar, para las nuevas novias o segundas esposas que por inseguras se sobajan a pelearse directa o indirectamente por un hombre como si fueran animales. Para las que piensan que el hombre casado o con compromiso sabe más bueno y son colaboradoras de un ciclo de mentiras. Para las que justifican los medios con tal de conseguir lo que quieren. Para ti que me lees y también para mí, para que las emociones no nos alcancen y no nos empañen las convicciones, para todas.

Construyamos un nuevo sistema de pensamiento en donde sin hacernos las mártires seamos más comprensivas, en donde en lugar de hablar a las espaldas digamos de frente palabras honestas que nos ayuden a mejorar, en donde seamos escaleras, pirámides humanas ayudándonos a llegar a la cima, en donde no les demos pretextos a los hombres para serle infiel a otra, en donde no seamos co-responsables de hogares y corazones rotos, en donde las palabras que salgan de nuestra boca estén libres de ponzoña, en donde de manera consiente construyamos una existencia más justa.

Respetemos en nosotras mismas lo que somos y lo que decidimos para nuestra vida y exijamos el mismo respeto para la manera en que deciden vivir su vida las demás.

Olvidémonos de usar la palabra puta o zorra como ofensa

No saquemos nuestras inseguridades lastimando a la de enfrente. Hagamos un mundo en el que nos sintamos cuidadas y protegidas. Un mundo en el que nos ayudemos y abramos puertas para las siguientes generaciones.

Cuestionemos nuestras creencias actuales, esas que la sociedad y nuestros padres nos impusieron y fabriquemos credos más equitativos, de más inclusión y más compasión hacia cada una.

Porque sólo con cimientos firmes desde adentro, como un frente unido, podremos luchar por nuestros sueños afuera.

Honremos lo que significa ser mujer, que va mucho más allá de la imagen de coquetería y fragilidad que nos han inculcado, no nos traguemos el discurso de que sólo somos figuras decorativas que sirven para tener sexo y usar ropa bonita, no aceptemos el cuento de que conseguir marido y reproducirnos es una competencia a muerte y nuestra única función, NO somos muñecas quebradizas y tontas, no estamos aquí para atropellarnos, no estamos para servir de entretenimiento y compañía a nadie ni para andar atrapando hombres como hembras en celo.

Estamos aquí para ayudarnos como compañeras, como hermanas...
...para crecer y trascender y compartir con el mundo nuestro talento cualquiera que este sea. Somos seres creadores, con esencia propia y un propósito de vida individual. Somos inteligentes, interesantes, valientes, guerreras, luchonas e inmensamente fuertes. Somos mujeres.

Seamos mujeres, no alacranas.

Clo.

“El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”.

Simone de Beauvoir


ACTITUD FEM
Por: Ana Tortolero



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