Sexóloga aconseja a parejas que no limiten la intimidad a lo erótico
2015-07-15 - 18:30:36
La atareada rutina del día a día facilita que muchas parejas antepongan
una larga lista de responsabilidades (laborales, parentales, familiares o
sociales) que poco a poco terminan por distanciarlos como pareja.
Distancia de la cual no son conscientes o de la que no se hacen cargo
hasta que aparece alguna sintomatología en el área sexual que pone al
descubierto que algo no anda bien.
Hay quienes ante la aparición
de algún tipo de trastorno sexual muestran angustia y aprensión por
resolverla lo antes posible, ya que consideran la intimidad erótica como
algo fundamental del bienestar de su relación. Sin embargo, también
son muchos y muchas los que creen que no necesitan "tener sexo" para
estar bien con su pareja; opinión que la pareja no suele compartir (por
algo acuden a mi consulta).
¿Quién tiene la razón?¿Qué postura es
normal o anormal? Eso depende de qué entendamos por sexo y qué queremos
decir cuando digo "yo no necesito sexo" para estar bien con mi pareja.
¿Está usted hablando de sexo como coito-penetración o habla de sexo como
el amplio espectro de contactos físicos y gestos relacionales que
facilitan la conexión, intimidad y disfrute físico con su pareja?
Mi
experiencia profesional me ha demostrado repetidamente que reducir la
sexualidad al coito-penetración, es lo que tiene a muchas y muchos
desmotivados y reacios al contacto íntimo; escudándose en el cansancio
para no tener que llegar a la situación coital que perciben desde la
lata, agobio, presión y deber; temerosos de que la fisiología no
acompañe las expectativas ajenas.
Asimismo, he podido corroborar
que las parejas que amplían su visión de la actividad sexual al placer
mutuo, de diferentes fuentes y libre de metas rígidas, suelen tener una
mejor disposición y motivación a la intimidad erótica, así como una
percepción más positiva de la experiencia vivida y de la relación de
pareja en sí misma.
Ahora bien, considero tan clave el ampliar la
visión de la intimidad en lo que refiere a posibles fuentes de placer y
disfrute no coital y coital, como entender que intimidad no es sólo lo
que sucede en la privacidad de nuestra alcoba sino todo lo que
diariamente ocurre fuere de ella y que propicia una disposición de
cercanía, complicidad, conexión, confianza, admiración y positivismo
hacia el otro.
Por ello, cada vez que me preguntan en matinales y
programas de radio ¿cuántas veces por semana uno debería mantener
relaciones sexuales? (para el bienestar de la relación), me genera
cierto nivel de impotencia, porque la pregunta suele ir dirigida a
cuantos coitos semanales tenemos que realizar. Cuestionamiento que suele
avivar el mito y la ilusión de las masas de que el mecánico "mete-saca"
es lo que define mayormente la felicidad en pareja. En vez de dirigir
la mirada a cuán seguido deberíamos de cultivar nuestra intimidad de
pareja si es que queremos crear el ambiente propicio para motivarnos a
la intimidad erótica. De ser así, las preguntas serían ¿Cuánto tiempo
diario deberían las parejas destinar a conversar sobre ellos mismos y no
de la pega ni de los hijos? ¿Con qué frecuencia deberían de piropear,
agradecer, valorar o motivador al otro? ¿Cuántas veces deberían de
sonreír y acariciar a su compañero? ¿Cuánta atención diaria debería
dedicarle a actividades compartidas? ¿Cuán importante es que cada quien
adopte una actitud proactiva en su relación? ¿Cuán relevante es mirar el
vaso medio lleno, para tener ganas? ¿Cuántas veces a la semana
deberíamos tener un espacio y tiempo exclusivo de dos? Etc.
La
experiencia clínica me lo demuestra una y otra vez que el construir una
intimidad afectiva de calidad es el botón que pone en marcha las ganas y
crea la antesala propicia para subsanar disfunciones sexuales varias;
pero por sobre todo es la clave de la satisfacción en pareja, no lo digo
yo, lo dicen mis pacientes que tras el proceso terapéutico terminan
situando lo sexual-coital como el 10 al 30% de su satisfacción de
pareja. Quien más añoraba frecuencia coital termina haciéndose
consciente que lo que realmente quería era conexión y cercanía, y que
quien tenía menos disposición se siente motivado al erotismo porque su
deseo es encendido por la intimidad alcanzada. Podemos vivir sin sexo,
claro que sí, pero no podemos ser felices sin un vínculo armónico con
nuestra pareja y en este sentido la sexualidad corona y se renueva en
esa experiencia de gratificante unión. Intimidad afectiva e intimidad
erótica se nutren mutuamente, al dejar frecuentemente de atender a
alguna termina por debilitar a la otra. Para mí, no es un tema de
frecuencias es un tema prioridades.