El primer experimento para demostrar que dos cerebros pueden estar directamente ligados para permitir que una persona adivine lo que está en la mente de la otra ha sido realizado.

Investigadores han vinculado los cerebro de dos participantes que se encontraban 1.5 kilómetros de distancia y éstos han conseguido completar un juego similar a 20 preguntas pero utilizando únicamente su pensamiento.

El experimento se trató de un juego de pregunta-respuesta, pero la única forma de comunicación que utilizaron los participantes fue el pensamiento por medio del Internet – cada uno se encontraba en un edificio distinto y no se les permitió hablar entre ellos.

Los investigadores, de la Universidad de Washington, afirman que se trata del experimento de cerebro-a-cerebro más complejo jamás realizado en humanos. Utiliza experiencias conscientes a través de señales que se viven visualmente y requiere de dos personas.

Para la prueba, un participante –‘el respondedor’– fue conectado a una gorra de electroencefalografía (EEG), que grabó su actividad cerebral. Mientras tanto, su compañero – ‘el preguntador’ – estaba en otros cuarto y se le colocó una bobina magnética alrededor de la cabeza.

En cada ronda, se le pidió al respondedor pensar en un objeto, como por ejemplo una mesa, y el preguntador debía dar clic a una pregunta de ‘si’ o ‘no’ como: “¿El objeto es un mueble?” ; esta pregunta aparecía en la pantalla de enfrente de su compañero.

Dependiendo de la pregunta, el respondedor debía concentrarse en una de las dos luces LED frente a el. Cuando se concentraba en la luz relacionada con ‘si’, su patrón cerebral activaba la bobina magnética en la cabeza del preguntador, causándole una alucinación visual llamada fosfeno. Cuando la respuesta era ‘no’, simplemente no sucedía nada.

Después de repetir la prueba durante 20 rondas – 10 juegos de control en donde no había vinculación cerebral y 10 rondas donde sí – los participantes pudieron adivinar el objeto correctamente en el 72% de las rondas reales, a comparación de sólo el 18% en las de control. En otras palabras, lograron adivinar los objetos a través de la interpretación de algo que sólo ‘veían’ dentro de su cabeza.

Los investigadores esperan que este sistema permita algún día transferir señales directamente del cerebro de una persona a otro, ayudando a ‘trasferir’ conocimiento.

Los resultados han sido publicados en el diario PLOS o­nE.

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