En noviembre, Demi Wright comenzó a sentir dolores en el costado así que después de revisarla, los médicos hallaron gonadotropina coriónica humana en su cuerpo; una hormona que se emite durante el embarazo.
Los especialistas creyeron que Demi de 22 años estaba embarazada por la hormona hallada en su cuerpo, pero semanas después murió de un fatídico cáncer terminal.
Tras hacerle un ultrasonido, los médicos descubrieron que la joven no estaba embarazada sino que tenía un tumor en el hígado que se había extendido por todo su cuerpo.
Cuando era niña, la maquillista profesional tuvo un tumor benigno en el hígado pero cada año se sometía a chequeos médicos que le indicaban que todo estaba bien.
Tras recibir el diagnóstico, Demi se mantuvo entera y asimiló la situación lo mejor que pudo pues no lloro ni se quejó en ningún momento.
“Cuando supimos que el cáncer era terminal, ella se sentó en la cama y me dijo: papá, siéntate aquí. Me dio un gran abrazo y me dijo que todo estaría bien”.
3 semanas después de que Demi supo del tumor, murió en su casa. Ahora su familia está recabando dinero para apoyar la investigación del cáncer en el Reino Unido y las muestras de apoyo que han recibido de las personas ha sido invaluable.
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