La mayoría de mujeres ignoramos estos síntomas y que reconocidos a tiempo, podrían salvar miles de vidas.
Aparición de nuevos lunares o cambios en estos: Aunque los lunares son comúnmente asociados con un mayor riesgo de cáncer de piel, también podrían estar relacionados con el cáncer de mama. En un estudio que se llevó a cabo con 89,902 mujeres de entre los 40-65 años, se les hizo seguimiento durante 18 años y se encontró que las mujeres que más tenían lunares, tenían un 13% más de posibilidades de desarrollar cáncer de mama.
Tos o dolor de garganta que no desaparece: Algunas células cancerígenas pueden separarse de un tumor primario y pasar a otras partes del cuerpo, formando un tumor secundario. Por lo tanto, el cáncer de mama puede extenderse a los pulmones y ser detectado por cierta tos prolongada o ronquera.
Cambios en la vejiga: El cáncer de mama puede provocar cambios hormonales que resequen la uretra, y hacen difícil el control de la vejiga. Esto se conoce como incontinencia y algunos síntomas comunes incluyen la pérdida de orina durante actividades tales como toser, reír, estornudar o hacer ejercicio, experimentando necesidades repentinas e imperiosas de orinar. Si estás experimentando cualquiera de estos síntomas, toma una cita inmediatamente con un profesional de la salud.
Fatiga: La fatiga es un síntoma común en pacientes con cáncer de mama y los supervivientes, pero también suele manifestarse antes del diagnóstico. La fatiga por el cáncer no se alivia con una siesta. Los investigadores creen que esta fatiga es causada por un desequilibrio de los productos químicos en el cuerpo que crea el cáncer.
Dolor de espalda sin explicación: El dolor de espalda es un problema médico tan común, que de hecho, 8 de cada 10 personas llegan a experimentarlo en su vida. El dolor de espalda también puede ser una señal de que los tumores de cáncer de mama se están formando. Con el dolor de espalda asociado con el cáncer de mama se puede experimentar cierta presión en las costillas y la columna vertebral, o dolor en la espalda superior que se siente como si viniera de los huesos. También podría ser una señal de que el cáncer se ha extendido a la columna vertebral.
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