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La expectativa imposible: ser perfectos


2016-11-21 - 19:09:28

Debemos aprender a ver la perfección en la imperfección, ya que así no nos frustraremos continuamente al no alcanzar los estándares que se suponen ideales y que son irreales.
mujer viéndose en el espejo.

Cuando somos realmente buenos en algo queremos lograr la perfección. Pero, ¿podemos ser perfectos? Esto es algo que siempre se desea alcanzar, pero nunca se llega a conseguir.

La perfección es algo muy relativo. Quizás para ti algo sea perfecto, pero para otra persona no. Imagínate si tú mismo piensas en alcanzar este estado como persona. Qué ironía, ¿verdad?

Cuando el ser humano está lleno de imperfecciones.

Querer llegar a ser perfectos implica que nos encontramos obsesionados con aquello que está mal, con todo lo que no se hace como se debiera.

Pero, ¿dónde se encuentra la línea que separa el mal del bien? No nos damos cuenta de que la perfección, en realidad, no existe.

Lo bueno y lo malo, lo que está bien lo que está mal, lo bonito y lo feo… Continuamente discernimos entre dos cosas, dos polos opuestos, sin que haya cabida para algo más. Esto nos coarta. Nosotros mismos nos limitamos al intentar ser perfectos.

Intentamos vivir la vida de forma “perfecta” sin cometer errores. ¿Te imaginas una vida así?
Quizás piensas que sería mucho mejor no frustrarse, no tener dificultades, que todo siempre fuese perfecto.

Aún nos queda mucho para empezar a ser conscientes de que en los errores se encuentra el verdadero aprendizaje.

Las expectativas imposibles no nos van a permitir avanzar porque, como todo, necesitamos metas realistas que podamos llevar a cabo.

La intención de ser perfectos simplemente se quedará en algo que nunca podrás lograr. Será una meta frustrada. Una meta totalmente irreal.

No obstante, no te preocupes si buscas la perfección. Es normal que lo hagas, porque intentamos evitar la desaprobación, el rechazo y las críticas. Es algo que nos cuesta aceptar, algo que nos duele y que solo con el tiempo aprenderemos a asimilar.

El pez que se muerde la cola

Si has sido alguna vez una persona perfeccionista, o te estás viendo envuelta en esto ahora mismo, sabrás que el perfeccionismo tiene algo muy negativo.

Intentar ser perfecto es como un pez que se muerde la cola. No ve nada más que lo que quiere ver, se pierde el punto de vista y el cambio es algo que no se acepta.

Un perfeccionista piensa que solo hay un camino para lograr algo y que solo hay una manera de que algo quede realmente bien.

Alguien realista sabe que los caminos son múltiples y que puede haber algunos que no den sus frutos, pero otros sí. Además, aceptará el resultado y se sentirá satisfecho con él. ¿Por qué? Porque ha trabajado duro, lo ha intentado, se ha equivocado y ha aprendido.

Debemos aprender a ver la perfección allí donde está la imperfección. La perfección es algo que hemos creado en nuestra mente y que, en realidad, no existe. Es más, ser perfectos nos limita.

¿Qué es la perfección en definitiva? La perfección no es más que una motivación negativa interna nuestra que nos lleva a querer alcanzar algo que, realmente, es inalcanzable.

Reflexiona sobre lo qué realmente consideras perfecto. Debería hacerte feliz lograr esa perfección tan ansiada y, sin embargo, no lo eres. La perfección te vuelve una persona amargada, triste, frustrada.

¿No debería de ser todo lo contrario?

Cuando algo que consideramos positivo nos provoca sensaciones y emociones negativas, debemos replantearnos si verdaderamente es bueno para nosotros o si eso es lo que queremos creer.

La verdad sobre lo que es bueno o malo reside en nosotros mismos, solamente nosotros podremos determinar si esto es positivo o negativo. Piensa en los errores, por ejemplo. Creemos que son negativos y, en cambio, nos permiten aprender, avanzar y superarnos a nosotros mismos.

Elimina de tu mente creencias que realmente no son ciertas. Te las han hecho creer así, pero tú sabes que no son reales. Si algo considerado positivo no te hace feliz, eso no es bueno para ti.

Quizás para otra persona sí, pero para ti no.

Desde luego, ser capaces de aceptarnos como seres imperfectos es algo que se aprende con el tiempo. La perfección solo existe en nuestra imaginación.

Nuestro destino es ser maravillosamente imperfectos. Ahí reside, aunque resulte incoherente, nuestra verdadera perfección. ¿La has encontrado?

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