El artífice de la bicicleta a través de la música nos desgrana parte de su historia personal y su pensamiento.
El cabello sigue ensortijado, un tanto más corto que antes cuando rozando los hombros vibraba con los sacudones de La gota fría. Líneas de expresión surcan su rostro, en torno a los ojos y la boca, el mentón sigue intacto, pronunciado y coqueto.
Las últimas doce horas previas a esta entrevista Carlos Vives las ha pasado la mitad en un avión y la otra en Las Vegas, viene de recibir dos premios Grammy y está próximo a llegar al país. La voz le sale suave, en tono tan bajo que a veces parece que se está respondiendo a sí mismo.
Un artículo del archivo del diario colombiano El Tiempo da cuenta de que “si hubo una familia que tuvo poder político y económico a lo largo y ancho del Magdalena por más de 50 años del siglo pasado, fueron los Vives”. En el mismo se dice que ese apellido es sinónimo de poder particularmente en Santa Marta, la tierra que vio nacer al músico despeinado. Ahí, desde las páginas de política se afirma que la familia ha estado ligada al desarrollo del departamento porque todos fueron empresarios, banqueros o agricultores. Pero Carlos Vives no. El hijo del médico Luis Aurelio Vives Echeverría y una paisa, Aracely Restrepo, nació con vena musical.
Lo llaman ídolo nacional y celebran que para el bien de la música colombiana no alcanzó a ser médico. Se postuló para estudiar Medicina, pero de entrada no le fue bien y se dio cuenta de que no era lo suyo. Después vino el teatro y las telenovelas, para luego y por fin aterrizar en la música de lleno y a modo profesional.
Y es que el intérprete de la celebrada Bicicleta, la mejor canción del año, según los Grammy Latino, creció escuchando a los juglares, trovadores y poetas, viejos compositores que contaban historias que entonces no eran las canciones contagiosas que Vives canta hoy. “Nadie las bailaba porque todo el mundo lo que quería era escucharlas”, explica y deja en claro que hasta ahora le gusta trabajar con esa esencia. Sus letras siempre cuentan algo. Como bien dijo una vez su hijo mayor Carlos Enrique, si alguien quiere saber la historia de Carlos Vives, debe escuchar sus canciones.
La música de los juglares es la que le hacía escuchar su abuela Elena Echeverría Díaz-Granados, ella tocaba el piano, uno que tiene ciento y pico de años y que acabó regalándoselo porque sabía que Carlos iba a ser el músico de la familia. Seguramente, también su mamá, cada vez que tocaba la bandola y cantaba boleros y bambucos aportó en algo. Más tarde, con 10 años, cuando comenzó a tocar la guitarra, el padre lo llevaba al hospital, a cantarles a los pacientes. Mientras el galeno revisaba las historias clínicas, él gozaba tocando. Aquí un repaso por siete canciones que delatan el pensamiento y esencia de Vives.
1.¿Cuál es la canción más bonita que escuchó en su infancia y que hasta ahora le recuerda un pedazo de su niñez?“Fue una canción de un juglar guajiro, Carlos Huertas, es un vallenato típico que se llama El cantor de Fonseca que narra a alguien desconocido al que le preguntan de dónde él es y entre medio hay una descripción de esos lugares de donde venimos los del Caribe de Colombia. Había mucha simpatía por esa canción y mucho cariño por ese compositor, después tuve la suerte de grabarlo en mi primer álbum Clásicos de la provincia. Esa es una canción que me conecta con mi tierra, con mi papá, con mi familia, es una crónica de la región. Mi infancia la viví en una vida de barrio de clase media, muy sencilla, sin muchos contratiempos, diría que fue una vida bastante apacible, vivíamos en la playa, andábamos en bicicleta, almorzábamos donde los abuelos, muy tranquila, sencilla”.
Los que conocen bien a Vives aseguran que es muy desprendido, tanto que regalaba hasta sus juguetes. Una profesora suya de cuando tenía cinco o seis años una vez fue entrevistada y lo primero que dijo fue: “Carlos era el más generoso del curso”.
2.¿Cuál fue el tema musical que le sirvió para declarar su amor a la mujer más importante de su vida? o ¿Cuál es el que le sirve hasta ahora para recrear una escena romántica?“Siempre que hubo una mujer hubo una canción y hay muchas historias de amor que las recuerda uno por esa persona especial. Si me preguntas por una, puede ser una canción mía que se llama Déjame entrar que se la dediqué a la que es mi esposa hoy. Llevamos como 15 años de casados con Claudia (Elena Vásquez) y tenemos dos hijos, Pedro y Elena” (en honor a su abuela).
Vives se ha casado tres veces. La primera fue con Margarita Rosa de Francisco, la famosa Gaviota (de la telenovela Café con aroma de mujer), luego lo hizo con Herlinda Gómez, una ex modelo puertorriqueña con quien tuvo dos hijos: Lucía y Carlos Enrique. Ahora ha formado un hogar con Claudia Elena Vásquez, que le ha dado dos niños que todavía están muy pequeños.
Es su mano derecha. Carlos y su esposa Claudia Elena Vásquez, de quien ha dicho públicamente varias veces, fue el motor que lo impulsó a volver a los escenarios después de ocho años de silencio.
Es su mano derecha. Carlos y su esposa Claudia Elena Vásquez, de quien ha dicho públicamente varias veces, fue el motor que lo impulsó a volver a los escenarios después de ocho años de silencio.
3.Si se fuera a filmar una película sobre su vida, ¿qué canción sería la adecuada para que sea la banda sonora?“A carachas... bueno, no sé, puede ser una canción de mi álbum Corazón profundo que se llama Mil canciones, porque ahí narro algo de mi vida, un poco de mi filosofía de vida sencilla”.
4.Si le pidieran nombrar un tema en especial porque a él le debe el despegue de su carrera, ¿cuál diría?
Sería de mi primer álbum Clásicos de la provincia, sería esa Gota fría. Fue una canción que cambió un poco mi historia y la historia de la música, por la filosofía que teníamos de los nuevos sonidos y de cómo proyectar de una manera nueva nuestra música tradicional. Esa canción fue la que me llevó a varios lugares del mundo. Aquí es bueno que confiese que nunca me hago expectativas sobre mi carrera y mi trabajo, no lo hice antes y no lo hago ahora, siempre he tenido como filosofía trabajar desde mi localidad y hacer las cosas que me corresponden como artista desde un lugar muy específico en Colombia, sin pretensiones de exportarme o de que mi música salga de las fronteras.
Quería hacer un trabajo con la música local, pensaba solo en el público local y fue muy especial todo porque se empezó a dar diferente. Hacer la música de mi pueblo me ha llevado a dar la vuelta al mundo. Siempre procuro hacer las cosas bien, hacer cosas que me nacen del corazón sin pensar hasta dónde pueden llegar”.
Si hay algo con lo que Carlos se ha encaprichado es no olvidarse de lo que es y de lo que representa. Se hizo grande con canciones que rescató del olvido para darles un aire moderno y original -con un toque de rock-, aunque sin perder el sabor y el ritmo del auténtico vallenato y no sin antes sufrir las embestidas de los puristas, que escandalizados consideraron un atropello al folclore lo que Vives se lanzó a hacer.
5.¿Se animaría a cantarle una canción a Donald Trump? ¿Cuál le dedicaría? ¿Por qué?“Hombre no sé... claro, yo le cantaría El amor de mi tierra para que de pronto pudiera dejar algunos prejuicios, para que conociera más el corazón de los latinoamericanos. Esa canción sería perfecta y todo va a depender de que quiera oír canciones así”.
6.Si pudiera aportar con una melodía y su voz al proceso de paz en su país, ¿cantaría una canción? ¿Qué se llamaría?“Esa canción ya la hicimos hace muchos años, se llama Quiero verte sonreír, después, invitado por la Asociación de Empresarios Colombianos hice Soy capaz, que respondía a una campaña que apoyaba el proceso y el camino que habíamos tomado los colombianos de buscar un acuerdo de todas las partes. Mi opinión es que somos colombianos y deberíamos llegar a un acuerdo y volver a empezar, de alguna manera superar tantos años de violencia. El camino es la fraternidad y reconocernos todos como hermanos”.
7.¿Cuál es la canción que más dinero le ha dado? ¿Cuán importante es el aspecto económico para un músico?“No tengo el dato de cuál sería la canción. Creo que un artista quiere poder vivir de lo que hace y para eso es importante saber lo que produce una canción. Esos negocios tienen muchos componentes que el artista no sabe, que tienen que ver con los derechos intelectuales, derechos de interpretación, las regalías que produce un disco o una canción sonando en los medios de comunicación, hay toda una manera de recolectar el dinero. Al principio cuando quieres que conozcan más tus canciones das ciertas licencias, mientras demuestras la calidad de lo que haces, pero al final en todas esas etapas es importante que el artista reciba lo que debe recibir”.
Lo que al músico le faltó decir es que Claudia, su esposa, se puso a estudiar todo el asunto, le pidió prestado al hermano de Juanes un libro de la industria de la música y abordó de una vez los temas contables por las regalías para así llevar de una vez las cuentas de la carrera exitosa de su marido.
El Vives del que hablan los artículos periodísticos del departamento de Magdalena no fue un potentado, más bien fue un chico inquieto, que llegó a ser mesero de un bar porque supo que ahí se realizaba un concurso de canto y se quedó para tener más oportunidades de cantar.
Si bien su abuela materna y su madre tuvieron algo que ver en su predilección por la música, su papá, Luis Aurelio Vives, ejerciendo la medicina en una ciudad pequeña del Caribe también tuvo mucho que ver en la personalidad de ese despeinado del mentón partido con 11 Grammys en su haber. Con su ejemplo le permitió ver desde niño cómo es bueno servir a todo tipo de gente, a la que le podía y a la que no le podía pagar por sus servicios.
De su padre aprendió la importancia de pensar en los demás y en los genes lleva el amor por la tierra, esa tierra del olvido sigue estando en su vieja Santa Marta, en su Colombia y en cada pedacito de Latinoamérica. Sus ríos, playas, bosques y cerros nunca faltan en sus canciones, plagadas de frutas frescas, acordeones, gaitas y una mujer a la cual responsabilizar de sus desvelos, porque al final de cuentas, Carlos vive
La ‘bici’ de Vives llega a Santa Cruz
Carlos Vives en su gira La fiesta de todos se presentará con su coterráneo Fonseca el viernes en el estadio Tahuichi Aguilera y lo hará también en Cochabamba en un esfuerzo de Ziba Producciones de Cinthia Zarzar.
Viene de haber vendido más de 50 millones de discos y haber ganado dos premios Grammy y once Grammy Latino.
Su tema La bicicleta fue nombrado la mejor canción del año y la mejor grabación. Él es uno de los artistas colombianos más reconocidos a nivel mundial y ha contribuido a la música latina a través de su fusión del vallenato con otros géneros musicales como el pop y el rock.
La gira la empezó en mayo de este año y ha recorrido países como Panamá, Inglaterra, Francia, EEUU y Bolivia.
EL DEBER
Gina Justiniano
http://www.eldeber.com.bo/suplementos/vives-siete-canciones.html
