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Los actores se protegen de su resurrección digital


2017-01-24 - 19:34:23
Carrie Fisher está muerta y enterrada. Así lo confirmó un comunicado de Lucasfilm tras el trágico e inesperado fallecimiento de la actriz el pasado diciembre.

Una nota extraña pero necesaria, como reconocía la compañía en la página oficial de Star Wars, dados los rumores que circulaban desde la muerte de la venerada princesa Leia.

“Queremos asegurar que Lucasfilm no tiene planes de recrear digitalmente el trabajo de Carrie Fisher como princesa o general Leia Organa”, subrayaba la información.

Una respuesta que ellos mismos hicieron necesaria con la “resurrección” digital de Peter Cushing en el papel de Moff Tarkin en Rogue o­ne: Una historia de Star Wars.

Como indicó la revista Variety nada más estrenarse el filme de Gareth Edwards, la presencia del intérprete británico fallecido hace más de 20 años marca un antes y un después en Hollywood. Un cambio no sólo desde el punto de vista de los estudios, que pueden incluir en sus castings a actores ya desaparecidos, como desde el punto de vista de los intérpretes, preocupados por la forma en la que proteger (o perpetuar) el uso de su imagen una vez muertos.

Cushing no es el primer actor recreado digitalmente en Hollywood. Otros vinieron antes de entre los muertos como Paul Walker en Furious 7 cuando el actor falleció antes de concluir el rodaje. O Tupac Shakur en 2012, de nuevo en los escenarios, esta vez del festival musical de Coachella pese a llevar muerto 16 años. Pero en la primera ayudó el material ya filmado y la colaboración de sus dos hermanos, Caleb y Cody, además del deseo de salvar el último trabajo de Walker y la franquicia que le dio la fama. Y en el segundo caso el rapero volvió a la vida como un holograma, dando un cierto toque o­nírico a esta resurrección.

No es el caso de Cushing donde su trabajo después de muerto es tan crucial para la trama de Rogue o­ne como el que hizo vivo en 1977 para La guerra de las galaxias Episodio IV. Lucasfilm ha evitado dar demasiados detalles del proceso pero en declaraciones a The New York Times la productora Kiri Hart explicó cómo utilizaron el trabajo del actor británico Guy Henry vestido como Cushing e interpretando el papel, transformando su apariencia digitalmente para convertirse en el mismo Moff Tarkin de hace cuatro décadas. Un proceso similar al que utilizaron para volver a mostrar en Rogue o­ne el rostro de una Fisher de 19 años (en el cuerpo de Ingvild Deila). Pero a pesar del uso innovador de la tecnología existente, Lucasfilms ha querido dejar claro que la recreación digital fue algo puntual y por necesidad de guion. “Nos damos cuenta que es un tema delicado”, indicó la misma productora que recordó las dificultades técnicas y el costo que implica una resurrección de este tipo. “No veo a nadie haciendo lo mismo porque sí”, añadió.

Quizá no porque sí pero el dineral generado en taquilla por Rogue o­ne es una buena razón. También puede serlo la falta de disponibilidad de un actor comprometido a demasiados proyectos como es el caso de Benedict Cumberbatch y los rumores (que Marvel niega) de que su rostro ha sido recreado en la interpretación del actor Aaron Lazar para contar con la presencia del popular Doctor Strange en The Avengers: Infinity War Part o­ne. O las sugerencias a Ben Affleck para que combine su trabajo como director y actor en The Batman con un doble retocado digitalmente con su rostro que le evite ponerse y quitarse el traje de hombre murciélago.

Las posibilidades son tantas que es lógico que los actores quieran protegerse de esta nueva moda. Algunos como Robin Williams lo vieron venir. El humorista que se suicidó en 2014 prohibió el uso comercial de su imagen hasta 2039. Además está la llamada ley Lugosi vigente desde 1984 en California. La legislación que honra la memoria del legendario Drácula otorga a los herederos los derechos para controlar la imagen de la estrella fallecida durante 50 años, un plazo que a petición del sindicato de actores se amplió a 70. Pero eso no detuvo a la viuda de Fred Astaire, Robyn, a la hora de vender la imagen del bailarín para un anuncio de aspiradoras, un uso que irritó a sus fans y a su hija Ava Astaire por igual.

Según declaró a la prensa el abogado y agente Mark Roesler, las estrellas están cada vez más concienciadas de lo importante que es proteger su imagen en el futuro. No se ha dado a conocer si Fisher dejó indicaciones en su testamento sobre la utilización de su imagen después de muerta. En el caso de Cushing, el actor británico ni tan siquiera estaba protegido por la legislación californiana al haber fallecido en el Reino Unido. Pero un representante de Lucasfilm aseguró que se pidieron los permisos pertinentes a sus herederos. De hecho, su secretaria y ejecutora de su legado, Joyce Broughton, no pudo contener la emoción cuando volvió a ver al actor vivo en la pantalla. “Tras conocerle durante 35 años, ¿qué podías esperar?”, declaró tras el estreno londinense.

EL PAIS



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