Balaceras son frecuentes en cárcel de máxima seguridad
19/09/2014 - 07:06:48
Los Tiempos.- La balacera registrada en el penal de El Abra, la noche del domingo 14 de septiembre, no fue la primera que ocurri� en el penal de m�xima seguridad.
Hoy se conoce, por la versi�n de testigos, que el delegado de disciplina Ariel Tancara y sus guardaespaldas siempre andaban armados. Una muestra de ello fue lo sucedido el a�o pasado, tambi�n, durante la fiesta de Urkupi�a.
De acuerdo con uno de los asistentes, el jefe de disciplina exigi� que todos los grupos que participaban en la fiesta le dediquen todos los temas, porque �l era el due�o del penal.
Pero, cuando la actividad estaba por finalizar �El Tancara� se apropi� del escenario y comenz� a disparar al aire. Lo mismo hicieron sus dos guardaespaldas que tambi�n fallecieron el domingo: Humberto Gonz�les Olmedo y Gustavo Tobar Ram�rez.
Despu�s de los disparos comenzaron a insultar a algunos internos hasta que un polic�a se acerc� y les dijo que se calmar�n, porque sino se acababa ah� la fiesta. El hecho que ocurri� ante la mirada de internos y testigos no figura en los registros y menos motiv� alguna investigaci�n.
Pero, el manejo de las armas iba m�s all�. Otros han denunciado que �El Tancara� les apuntaba a los internos en la cabeza para intimidarlos. Los m�s ultrajados fueron los extranjeros, que ten�an prohibido hablar con otros internos y andar en grupo.
Pero, el jefe de disciplina, nombrado al margen de una norma que avale su designaci�n, adem�s practicaba su punter�a en una especie de pol�gono en el mismo penal. A veces, lo segu�a un subteniente que tambi�n disparaba.
Privilegios
El �r�gimen de extorsi�n y terror� que impuso �El Tancara� se intensific� estos dos �ltimos a�os. El jefe de disciplina gozaba de innumerables privilegios, como tener una celda de lujo con televisiones plasma, celulares sofisticados, frigobar y refrigerador.
Todo con consentimiento de la gobernaci�n. Tambi�n, administraba un kiosco, que luego de su muerte fue saqueado.
Adem�s, de los abusos �El Tancara� exig�a a los presos de �la mancha� (poblaci�n penal) que sus esposas accedan a tener relaciones sexuales con �l. Relataron que ve�a a las mujeres que ven�an de visita y si alguna le parec�a atractiva preguntaba al interno: �Es tu esposa? Si, la respuesta era afirmativa el jefe de la presi�n dec�a: �Dile que venga ma�ana, quiero estar con ella�. La resistencia era duramente castigada.
De hecho, algunos internos dicen ahora que Sergio Arce alias �El Lucifer� fue quien mat� al Tancara en venganza porque el reo le quit� a su esposa. Por ello, luego lo mataron.
El delegado tambi�n impuso las visitas controladas. Los presos nuevos no pod�an hablar con sus familiares si no estaba presente otro interno. Esto impidi� que muchos reclusos vejados denuncien los abusos que sufr�an oportunamente. S�lo se limitaban a llorar sin dar mayores explicaciones.
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