El rey de reyes
23/11/2014 - 08:15:04
El D�a.- Con la fiesta de Cristo Rey, cerramos en la Iglesia cat�lica el a�o lit�rgico. A lo largo del a�o, d�a tras d�a, hincamos las rodillas ante el Se�or, proclam�ndole rey de los ap�stoles, de los m�rtires, de los confesores, de las v�rgenes, de todos los santos del universo entero, santos son todos los que han conseguido llegar al cielo. En esta fiesta se nos convoca a todos los cristianos a ofrecer un particular homenaje a su realeza; a enardecer nuestro fervor y devoci�n a su persona; a estimular, m�s y m�s, el celo misionero de evangelizar para que: �todos los pueblos, tribus y lenguas le sirvan y le obedezcan�.
La fiesta de Cristo Rey cuando fue instituida en el a�o de 1925, por el Papa P�o XI, se celebraba el �ltimo domingo de octubre. Con la reforma del misal de 1969, se traslad� con gran acierto al �ltimo domingo del a�o lit�rgico, con un tono claramente escatol�gico, mirando al futuro de la historia para expresar el sentido de consumaci�n del plan que conlleva este t�tulo de Rey. Con Cristo Alfa y Omega cerramos el a�o lit�rgico y el pr�ximo domingo, iniciamos el proceso celebrativo de la Liturgia que nos hace participar un a�o m�s de nuestra liberaci�n que Cristo nos ha obtenido.
Cristo es fin y meta de toda la creaci�n. En la mente de Dios Padre estuvo siempre la obra de la liberaci�n o salvaci�n del hombre �imagen perfecta del Dios invisible... Todas las cosas fueron creadas por �l en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, sean Tronos o Dominaciones o Principados o Potestades... Y as� �l tiene ser ante todas las cosas. Y todas subsisten en �l�.
La familia humana apenas creada desobedeci� a su Rey leg�timo, pero Cristo, en cambio, en un rasgo de misericordia divina, rescata y redime a la humanidad entera con su Sangre preciosa derramada en la Cruz. Para ese fin asumi� la naturaleza humana, escondiendo bajo la vestidura de siervo los atributos de la naturaleza divina, hasta que redimido el g�nero humano, volvi� a su gloria divina con su resurrecci�n gloriosa.
A Cristo pertenece, desde entonces ser rey, por derecho, que dir�amos de origen, por ser Dios, igual al Padre y por la conquista por haber redimido y salvado a la humanidad entera. �En el hemos encontrado la redenci�n... hemos sido arrebatados del poder de las tinieblas y trasladados al reino de la luz�. Cristo no quiso ser rey al estilo humano, no acept� los planes de sus coet�neos. El reino de Cristo es eterno y est� por encima de todas las aspiraciones pol�ticas de los humanos. Su reino es un reino de amor y justicia.
El reino de Cristo como rezamos en el prefacio de este d�a, es: �Un reino de verdad, y de vida; reino de santidad y gracia; reino de justicia, de amor y de paz�. Su programa se cifra en servir. As� lo da entender el evangelio de este domingo, tornado de Mateo 25,31-46, el cual describe el juicio universal, de una forma sencilla y popular, basada en un patr�n, un examen para todos que versar� sobre todo aquello que hicimos y lo que dejamos de hacer, si practicamos las obras de misericordia. Nos har� mucho bien leer el catecismo de San Juan Pablo II donde nos habla de las obras de misericordia.
Cristo podr�a haber puesto otras preguntas para el juicio. Pero no. El examen en el juicio universal se decidir�, no por las lindas palabras o escritos que hayamos pronunciado, sino por lo que hayamos hecho al pr�jimo imitando a Cristo en la actitud de entrega, caridad y servicio al pr�jimo. El examen no versar� sobre lo mucho o poco que sabemos, sino sobre lo que hicimos, sobre todo el amor que hemos mostrado a nuestros hermanos y hermanas.
La fiesta de este d�a de Cristo Rey debe ayudarnos a contribuir y a extender el Reino de Dios y a encender el esp�ritu misionero, siendo como nos dice la Asamblea de Aparecida, disc�pulos misioneros. Actuando como soldados de Cristo en todo momento. Sin duda alguna, hemos sido escogidos por el sacramento del bautismo y especialmente de la confirmaci�n para testimoniar en todas partes a Cristo como nuestro Rey y Se�or. Francisco de As�s inici� su conversi�n proclam�ndose �heraldo del gran Rey�. Hoy debi�ramos rezar con mayor ardor lo que decimos en el Padre nuestro, �venga a nosotros tu reino�.
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