La frontera de hidrocarburos creció 7 veces en cinco años
24/11/2014 - 07:32:41
El D�a.- Entre el 2007 y 2012, la frontera hidrocarbur�fera de Bolivia creci� siete veces. En ese periodo de cinco a�os, esta actividad se extendi� de 2.1 millones hasta 24,7 millones de hect�reas, registrando as� la mayor expansi�n territorial de la historia energ�tica del pa�s, equivalente a 769% de incremento, lo que representa un tercio de los 109 millones de hect�reas que posee el pa�s, se�ala un estudio de cinco expertos nacionales.
Adem�s, el estudio menciona que dicha expansi�n involucra a 11 de las 22 �reas protegidas del pa�s y afectando implacablemente de manera directa a siete de ellas. Incluso en sitios como el I�ao (Chaco chuquisaque�o), el 90% de su superficie est� comprometida por la actividad hidrocarbur�fera. "El caso Aguarague (Tarija), tiene 72% comprometido a favor de la actividad gas�fera y petrolera. Es un caso cr�tico, que conlleva los 44 contratos con que asumi� este gobierno, el mismo se ampli� con nuevos contratos", se�al� Jorge Campanini, ingeniero Ambiental y experto energ�tico.
Antecedentes de la problem�tica. Seg�n Marco Gandarillas, director del Centro de Documentaci�n e Informaci�n Bolivia (Cedib), en los �ltimos 20 a�os del periodo neoliberal, de apertura a las inversiones extranjeras del gobierno de Gonzalo S�nchez de Lozada, el 2009 se lleg� a un l�mite m�ximo de 13,1 millones de hect�reas de expansi�n hidrocarbur�fera. Pero con el gobierno progresista de Evo Morales, dicha cifra increment�. "La cifra es in�dita en nuestra historia. La �nica explicaci�n es que las reservas de petr�leo se han agotado, solo contamos con reservas marginales, por eso estamos llegando a l�mites de hacer prospecci�n en zonas amaz�nicas y �reas protegidas del pa�s", precis�.
Un contexto que explica. Bolivia tiene una tradici�n de 120 a�os de historia petrolera e intervenci�n de gran parte del territorio nacional, con actividad prospectiva y de perforaci�n petrolera. "Realmente hay pocos lugares del pa�s donde no se hizo prospecci�n s�smica exploratoria", argument� Gandarillas.
En ese contexto, el informe se�ala que de las 22 �reas protegidas del sistema nacional, 11 est�n afectadas por la nueva frontera hidrocarbur�fera. De estos territorios, siete enfrentan una afectaci�n mayor al 30%, entre las que est� el Tipnis (35%), Madidi, Aguarag�e (72,5%), Tariqu�a (55%), I�ao (91%), Pil�n Lajas y Manuripi, est�n afectadas entre el 55% y el 90% de su superficie, con lo cual es imposible pensar siquiera
en alguna mitigaci�n.
Adem�s, menciona que en el caso de El Madidi y Pil�n Lajas representan una de las m�s importantes zonas bajo protecci�n de Bolivia al integrar el corredor de conservaci�n peruano � boliviano de Vilcabamba � Ambor�.
"El Gobierno no comprende la importancia de las �reas protegidas, bajo una l�gica de solo propiciar la exportaci�n de las materias primas, en este caso por el tema del gas, del cual dependemos como pa�s", se�al� Pablo Villegas, investigador del Cedib sobre Pol�ticas de los Recursos Naturales.
Ingresos in�ditos. Otros estudios dan cuenta que toda esta situaci�n se debe a que en octubre del 2010, el Gobierno boliviano aprob� el Decreto Supremo 0676, que extiende la frontera petrolera y gas�fera del pa�s, afectando directamente varias �reas protegidas. Dos de ellas est�n referidas directamente con el Parque Nacional Madidi y la Reserva de la Bi�sfera y Territorio Ind�gena Pil�n Lajas, ambos con una reconocida riqueza ambiental y cultural para el pa�s y el mundo, ubicados en plena Amazonia boliviana, catalogada por el Gobierno como la zona petrolera Subandino Norte.
Por entonces, el Gobierno justific� la emisi�n de dicha normativa dado que era �necesario incrementar (las �reas de concesi�n petrolera) en funci�n de la existencia de estructuras prospectables y gran cantidad de informaci�n sobre cada una de las �reas seleccionadas� . De esta forma fueron cedidas 56 zonas petroleras a Yacimientos Petrol�feros Fiscales Bolivianos (YPFB), en zonas tradicionales y no tradicionales para la explotaci�n de hidrocarburos.
�Est� bien que tengamos parques. Pero no significa que nos vamos a quedar viviendo como hace 400 o 300 a�os para dejar esa riqueza para que de aqu� a un tiempo vengan otros", se�al� en un congreso de Gas y Petr�leo, el vicepresidente �lvaro Garc�a Linera.
Para Georgina Jim�nez, coordinadora del �rea de Investigaci�n de los Recursos Naturales del Cedib, se�al� que dicha explicaci�n es insostenible, dado que el objetivo deber�a ser recuperar los recursos naturales pero no solo ganar r�ditos a costa de ellos.
"Es que seguimos en una din�mica perversa de incrementar los vol�menes de extracci�n para vender materia prima. Gran parte de los recursos que vendemos, casi en un 50% de esos ingresos se utiliza para pagar la compra de combustibles. As� no es para nada rentable", apunt� Jim�nez.
La expansi�n tan desmedida, se�ala el informe, de la frontera hidrocarbur�fera �pretende tapar un hueco haciendo otro m�s grande�. Trata de mantener e incrementar la extracci�n de gas natural sin contar con reservas m�s all� de los siguientes seis a�os�. "Lo que se hace es acelerar el agotamiento de las reservas bajo la excusa de que se est� acelerando tambi�n la b�squeda de nuevas reservas", sentenci� Campanini.
Otras agravantes. El estudio al final recuerda que la ley 3058 de hidrocarburos adjudica a la estatal petrolera con �prioridad y de manera directa� �reas reservadas, pero la misma dispone que YPFB realice actividades �por s� mismo o en asociaci�n�. "El resultado es que YPFB ha iniciado la oferta a las transnacionales petroleras de dichas �reas sin necesidad de procesos de licitaci�n, ofreciendo incentivos econ�micos y condiciones de recuperaci�n acelerada de inversiones para que primero las exploren y luego las exploten en asociaci�n con YPFB"
"El bloque Lliquimuni es uno de los prospectos grandes del Gobierno. Pero hay una gran incertidumbre m�s a�n cuando no existe condiciones. Estamos llegando a los extremos cr�ticos de �reas protegidas".
Marco Gandarillas
Director del Cedib
Falencias
Pasivos ambientales que datan de m�s de 40 a�os est�n descuidados
Riesgos. Seg�n el estudio del Cedib, en el pa�s de acuerdo a las normas vigentes, en el sector hidrocarbur�fero hay una desregulaci�n ambiental basada en facilidades para la otorgaci�n de estudios de impacto ambiental, cuya flexibilizaci�n en comparaci�n a otros rubros representa al menos m�s de 190 d�as, en cambio, en este sector se puede lograr en menos de 35 d�as de plazo.
Formalidades. Si bien se cumplen las formalidades de los requisitos exigidos por las autoridades sectoriales competentes, la calidad de las fichas ambientales se las otorga sin la seriedad exigida, argumenta el estudio del Cedib. Adem�s, el agravante es que el Estado no tendr�a la capacidad de las instancias indicadas de llevar en cambio el estudio de los documentos que se presentan.
Tratamiento. Otro de los aspectos cr�ticos de esta situaci�n tienen que ver con el conjunto de intervenciones que se vienen haciendo en el tratamiento de los pasivos ambientales, cuyos trabajos de perforaciones, exploraciones datan incluso de hace m�s de 50 a�os.
Seg�n el Cedib, en el caso de Aguarague la situaci�n es cr�tica con los m�s de 65 pozos petroleros abandonados y abiertos por varias d�cadas, incluso con derrames petroleros en quebradas, con graves da�os a los afluentes de agua para consumo humano.
Desprotecci�n. En Aguarague, adem�s, se han iniciado nuevas operaciones en la zona sobre esos pasivos existentes, donde se viene planeando la construcci�n de t�neles, instalaci�n de torres de alta tensi�n y con gran impacto ambiental.
Panorama
Las �reas que est�n en riesgo de no ser tales
1. I�ao. Ubicada en el departamento de Chuquisaca, donde se encuentran las grandes perforaciones, el 90% de superficie de 263.161 mil hect�reas se encuentra con actividad hidrocarbur�fera. Corre el riesgo de no ser �rea protegida.
2. Aguarague. Con 108.348 hect�reas, pr�cticamente tiene comprometidas a la actividad hidrocarbur�fera un 72% del parque. En el lugar operan YPFB Chaco; Petroandina SAM; Eastern Petroleum and Gas.
3. Tariqu�a. La Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariqu�a, ubicada en Tarija, en las provincias O"Connor, Arce, Gran Chaco y Cercado, se encuentra comprometida un 55% a las actividades de YPFB Chaco y BG Bolivia.
4. Tipnis. De un total de 1.225.347 hect�reas, considerado el pulm�n bioecol�gico del pa�s, tiene comprometidos el 35% a las operaciones hidrocarbur�feras a Petroandina SAM; Petrobras Bolivia.
5. Pil�n Lajas y El Madidi. Ambas en la Amazonia del Beni, Pando y La Paz, tiene comprometido en un 85 y un 75%, respectivamente, a las actividades exploratorias de Petrobras, Repsol y Petroandina.
Punto de vista
Marcelo Higueras
Analista Econ�mico
"Poco o nada importa la protecci�n de la naturaleza"
�Ni este ni otro gobierno han escatimado esfuerzos en destruir ecosistemas completos cuando se trata de extracci�n y explotaci�n
En un contexto de discursos ecologista, pachamamista, de paradigmas como el Allin Kausay concebida como Buen Vivir. Las actitudes demostradas y ejercidas en el �mbito de explotaci�n de hidrocarburos en �reas Protegidas reflejan lo contrario, cuando se trata de prioridad de recursos e intereses econ�micos, poco o nada ha importado la protecci�n de la naturaleza para el Gobierno. En marzo de 2007, el defensor de los recursos hidrocarbur�feros, Ing. Enrique Mariaca (+), en un informe de auditor�as petroleras encargado por el mismo Estado, hac�a referencia a 485 pasivos ambientales, la mayor�a en �reas Protegidas con consecuencias irreversibles para la biodiversidad y los pueblos ind�genas. Se�al� que el costo por remediaci�n sobrepasar�a los $us 61 millones. M�s all� de constituirse en un escenario de reflexi�n mereci� subyugada respuesta de parte del Gobierno. La incertidumbre en torno a la dimensi�n de las reservas gas�feras, la preeminencia del modelo primario extractivista, exportador y la acuciada reducci�n en la producci�n de l�quidos y gas, continuar� dando lugar a una expansi�n de la frontera petrolera. A solicitud de YPFB y con Decretos Supremos, hasta ahora se aligeraron procesos exploraci�n y explotaci�n en �reas no tradicionales�.
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