Jueves 25 de abril 2024 Contacto

La verdad sobre la fortuna de Fidel Castro




07/12/2014 - 14:00:36
Infobae.- �Fidel Castro es pudiente? �Posee una fortuna oculta? �Dispone de una cuenta secreta en un para�so fiscal? �Nada en oro? A menudo me han formulado esas preguntas. En 2006 la revista estadounidense Forbes intent� contestarlas publicando un art�culo dedicado a las fortunas de los reyes, reinas y dictadores del planeta. Colocaba la de Fidel entre las diez primeras, al lado de las de Isabel II, el pr�ncipe Alberto de M�naco y el dictador guineano Teodoro Obiang. Avanzaba la cifra de novecientos millones de d�lares a partir de una extrapolaci�n: la revista hab�a atribuido a Fidel Castro una parte de la cifra de negocios de empresas creadas y controladas por el Comandante (Corporaci�n Cimex, el Centro de Convenciones y Medicuba), donde ha colocado a allegados que sujetan por �l los cordones de la bolsa. Bas�ndose en testimonios de numerosos altos funcionarios cubanos que desertaron, la revista afirmaba que Fidel malversaba y utilizaba una parte nada desde�able de la riqueza nacional a su antojo. Lo cual no es falso. Y si bien la metodolog�a de Forbes era aproximativa, la t�nica era la adecuada...

La publicaci�n estadounidense logr� enfurecer al Comandante, quien pocos d�as despu�s respondi� a tan �infames calumnias�. Afirm� que no pose�a nada m�s que sus novecientos pesos de salario mensual, es decir, veinticinco euros. Lo cual resulta de lo m�s c�mico cuando conoces la realidad de su tren de vida cotidiano, y cuando has visto a�o tras a�o a los dirigentes de las empresas del Estado seguir las instrucciones y rendir cuentas al L�der M�ximo (quien lo decide todo), ya sea directamente o por mediaci�n de sus dos ayudantes, Pep�n Naranjo, su edec�n, y Chomy, el secretario del Consejo de Estado (es decir, su secretario particular, puesto que Fidel preside la instituci�n).

Fidel Castro reina como monarca absoluto sobre su isla de once millones de habitantes

Nadie podr� jam�s evaluar con precisi�n la fortuna del Comandante. Sin embargo, para acercarnos a la verdad, es preciso comprender antes la realidad cubana, partiendo del hecho de que Fidel Castro reina como monarca absoluto sobre su isla de once millones de habitantes. En Cuba, es la �nica persona que puede disponer de todo, apropi�rselo, venderlo o darlo. S�lo �l puede autorizar, de un plumazo, la creaci�n (o el cierre) de una empresa del Estado, en la isla o en el extranjero. Reunidas en conglomerados, todas las sociedades nacionales son administradas como empresas privadas y colocadas bajo el control de tres instituciones principales: el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR, dirigido por su hermano Ra�l hasta 2008), el Ministerio del Interior (MININT, estrechamente vigilado por Fidel) o el Consejo de Estado (presidido por �l). Es Fidel quien nombra a los responsables y los revoca. De hecho, tal modelo de funcionamiento convierte a Fidel en el s�per presidente y director general del �holding Cuba�, cuyo organigrama concibi�. �Cu�ntas veces lo habr� o�do, en su despacho, transmitir directrices econ�micas a Pep�n, a Chomy o incluso a Abrantes, el ministro del Interior, relacionadas con la venta de tal activo o la creaci�n de tal empresa fantasma en Panam� (con el fin de burlar el embargo estadounidense)!

Cuba es la �cosa� de Fidel. Es su due�o y se�or, a la manera de un terrateniente del siglo xix. Todo sucede como si �l hubiera transformado y ampliado la hacienda de su padre para hacer de Cuba una �nica hacienda de once millones de personas. Dispone de la mano de obra nacional a su capricho. Por ejemplo, cuando la Universidad de Medicina forma m�dicos, no es para que �stos ejerzan libremente su profesi�n, sino para que se conviertan en �misioneros� enviados bajo sus �rdenes a chabolas de �frica, Venezuela o Brasil, conforme a la pol�tica internacionalista imaginada, decidida e impuesta por el jefe del Estado. Ahora bien, si est�n de misi�n en el extranjero, estos buenos samaritanos no perciben m�s que una parte del salario que deber�a pagarles el pa�s de acogida, pues la parte m�s importante revierte al Gobierno cubano, que hace las veces de prestador de servicios. Del mismo modo, los hoteleros extranjeros, franceses, espa�oles o italianos, que contratan a personal cubano en la isla no retribuyen directamente a sus emplea- dos, como es el caso en cualquier sociedad libre: pagan los salarios al Estado cubano, que factura dicha mano de obra a precio de oro (y en divisas), antes de entregar una �nfima parte a los trabajadores en cuesti�n (en pesos cubanos, que no valen casi nada). Esta variante moderna de la esclavitud no deja de recordar la relaci�n de dependencia que exist�a en las plantaciones del siglo XIX respecto del amo todopoderoso. Por lo dem�s, se halla en absoluta contradicci�n con los principios de la Organizaci�n Internacional del Trabajo (OIT), los cuales estipulan textualmente que �todo trabajador tiene derecho a percibir un salario sin la intervenci�n de un intermediario�.

Para librarse de todo control, Fidel, que est� por encima de las leyes, cre� en los a�os 70 la "reserva del Comandante"

Para librarse de todo control, Fidel, que est� por encima de las leyes, cre� hace mucho (en los a�os sesenta) la famosa �reserva del Comandante�. Se trata de una cuenta particular constituida con fondos especiales extra�dos de la actividad econ�mica nacional. Destinada al uso exclusivo del Comandante, escapa a toda comprobaci�n. Fidel la utiliza a discreci�n. Casi sagrada, la reserva del Comandante es intocable. Por supuesto, Fidel explica que las necesidades de la Revoluci�n, es decir, la amenaza de una agresi�n imperialista, imponen este tipo de gesti�n poco ortodoxo. En realidad, la reserva sirve tanto para los intereses privados de Fidel Castro como para la acci�n p�blica. Es la paga que le permite vivir como un rey sin preocuparse jam�s de los gastos. Pero tambi�n es la que lo autoriza a mostrarse magn�nimo cual gran se�or cuando se desplaza por �sus� tierras, a trav�s de �su� isla. En efecto, Fidel puede echar mano en todo momento de su hucha para ordenar construir un dispensario, una escuela, una carretera, o para atribuir veh�culos a determinado municipio (porque la reserva comprende tambi�n un parque automovil�stico) sin pasar por un ministerio o una administraci�n. Basta con que el benefactor se vuelva hacia su edec�n y le indique una cantidad para que el proyecto se convierta en realidad..., y para que Fidel pase por ser un hacedor de milagros. Es decir, un populista.

Resulta inimaginable que no haya tomado precauciones por si �l o su familia tienen que huir de Cuba

Sin embargo, su relaci�n con el dinero no es de la misma naturaleza que la de los nuevos ricos, como el italiano Silvio Berlusconi o el expresidente argentino Carlos Menem, tan propensos al lujo, el consumismo y los placeres in- mediatos. Cierto es que el austero Fidel Castro no descuida su propia comodidad. Cierto es que el L�der M�ximo posee (en secreto) un yate de casi treinta metros. Pero no experimenta el deseo de sustituirlo por un modelo �ltimo grito, m�s moderno, m�s vistoso. Para �l, la riqueza constituye ante todo un instrumento de poder, de supervivencia pol�tica, de protecci�n personal. A este respecto, conociendo su car�cter precavido y su mentalidad de viejo campesino espa�ol, resulta inimaginable que no haya tomado medidas y protegido sus espaldas (como hacen todos los dictadores), por si �l y su familia tuvieran que huir de Cuba e instalarse en el extranjero, por ejemplo en Galicia, la tierra natal de su padre. Por otra parte, un d�a, Dalia, su mujer, me dijo como de pasada: �No te preocupes, S�nchez, el futuro de la familia est� asegurado�.

Al ser considerada un instrumento de la Revoluci�n, en la cumbre del poder la reserva no se contempla como un tema tab�. Se habla de ella con normalidad, sin per�frasis, en presencia de Fidel o en boca de �ste. No constituye un secreto de Estado. Lo que s� lo es, en cambio, es la cuant�a de la reserva. (...) Cuando Cuba depend�a de las subvenciones procedentes de la URSS, era frecuente o�r a Fidel decir a Chomy, su secretario particular, que extrajera de dichas subvenciones un importe de x millones de d�lares (porque la unidad de cuenta de Fidel es el d�lar) y los ingresara en la reserva. Del mismo modo, el L�der M�ximo pod�a disponer del petr�leo sovi�tico como le viniera en gana: donar una parte a Nicaragua o vender otra en el mercado negro para generar liquidez. Con el oro negro venezolano cedido por Hugo Ch�vez a precio de amigo estoy seguro de que ese modo de gesti�n a discreci�n ha perdurado.

Diversas fuentes alimentan ese fondo especial, empezando por las empresas colocadas bajo la tutela del Consejo de Estado (dirigido por Fidel), como indicaba la revista estadounidense Forbes en 2006. Entre �stas: la Corporaci�n Cimex (bancos, construcci�n inmobiliaria, alquiler de veh�culos, etc.), Cubalese (empresa disuelta en 2009, que proporcionaba a embajadas y empresas extranjeras servicios como el alquiler de mano de obra cubana o alojamientos) o incluso el Palacio de Convenciones, creado en 1979 para acoger la 6.� cumbre de los No Alineados y dirigido por el fiel Abraham Maciques. Un d�a en que �ste recibi� a Fidel ante dicho centro de convenciones, a mediados de los a�os ochenta, lo vi entregarnos una bolsa de viaje que conten�a un mill�n de d�lares en efectivo. Como siempre, fue el edec�n Pep�n Naranjo el encargado de trasladar y consignar la cantidad en la reserva. Otro d�a, tambi�n a mediados de los a�os ochenta, fue el ministro del Interior Jos� Abrantes quien entr� en el despacho de Fidel con una maleta llena de billetes y pronunci� la expresi�n consagrada: ��Comandante, esto es para la Revoluci�n!�. Fidel se limit� a contestar: �Muy bien� y se volvi� hacia Pep�n para decirle que lo ingresara en la reserva.

S� que el director de la Banca Nacional, H�ctor Rodr�guez Llompart, era el consejero econ�mico de Fidel, pero desconozco los circuitos financieros y si existen cuentas en el extranjero (en mi opini�n, tal ser�a el caso). Una cosa es cierta, no obstante: a Fidel nunca le ha faltado dinero en met�lico. Pude constatarlo, por ejemplo, en Harare (Zimbabue), cuando me confiaron una maleta con doscientos cincuenta mil d�lares en met�lico para preparar la llegada del jefe del Estado cubano.

Entre los episodios m�s divertidos de que he sido testigo se encuentra �ste: en cierta ocasi�n, o� a Fidel decir a Pep�n y a Chomy que parte de los fondos de la reserva servir�an para prestar dinero a la Banca Nacional, dirigida por Llompart. Ahora bien, ese par, Llompart y Fidel, hab�an fijado las tasas de inter�s en el 10 %. Dicho de otro modo, el Comandante iba a prestar un dinero que no le pertenec�a al pa�s que gobernaba, mediante la banca cuyas tasas de inter�s fijaba �l, �y a embolsarse de paso el 10 % de los beneficios!

A la hora de alimentar la reserva, Fidel no escatima los medios. A tal efecto, es capaz de comportarse como un jefe de pyme. As�, ha contribuido con su flota de la Caleta del Rosario, su puerto deportivo particular, donde, adem�s de su yate Aquarama II, posee dos barcos de pesca llamados Purrial de Vicana I y II, uno de cuyos capitanes se llama Emilio. Tras sus salidas al mar, sus capturas son enviadas a las unidades de congelaci�n del puerto de La Habana y a la Unidad 160 (la plataforma log�stica de la escolta de Fidel). Estas capturas no se destinan al consumo de la familia Castro, que no come pescado congelado: se venden en uno de los mercados de alimentaci�n m�s importantes de La Habana, el Super Mercado, situado en la esquina de la Tercera Avenida y la calle 70 del barrio de Miramar.

Del mismo modo que un grano no hace granero pero ayuda al compa�ero, una unidad de producci�n de pavos y una granja de cr�a de corderos coadyuvan al mismo prop�sito: aumentar la reserva. A lo que cabe a�adir los negocios emprendidos en Luanda durante la guerra de Angola en el kandonga, el famoso mercado negro angole�o, donde los cubanos fueron hiperactivos a lo largo de quince a�os. Cosa que tambi�n permiti� incrementar la reserva del Comandante.

En el momento de la aparici�n del art�culo en Forbes, el historiador Eusebio Leal, muy cercano a Fidel, hab�a salido a la palestra para defender la reputaci�n del Comandante.

Como prueba del altruismo del L�der M�ximo, revel� que en los a�os noventa �ste le encarg� distribuir entre los museos y los centros culturales 11.687 obsequios recibidos por �l, entre los que hab�a cuadros, joyas, objetos de marfil y valiosos tapices procedentes de ciento treinta y tres pa�ses. Puede que sea cierto. Pero no demuestra nada. Porque en lo que a m� respecta, bien que vi los diamantes de contrabando en el despacho de Fidel. Originarios de Angola, hab�an sido enviados por Patricio de la Guardia y Arnaldo Ochoa, jefe de la misi�n del MININT y jefe de la misi�n militar cubana, respectivamente, en ese pa�s africano sumido en la guerra. Eran diamantes de peque�o tama�o, guardados en una caja de puros Cohiba. Chomy, el secretario, y Pep�n, el edec�n, se los iban pasando de mano en mano en presencia de Fidel, su m�dico personal, Eugenio Selman, y yo. Toda v�a recuerdo su di�logo.

�Bien, Pep�n, ya sabes lo que hay que hacer. Los vendes en el mercado internacional...

�S�, Comandante �respondi� el edec�n, convertido de repente en experto en gemolog�a�. Pero ya sabe que el valor de estas piedras no ser� demasiado elevado, porque son peque�as... Bien, en todo caso algo han de valer, porque su tama�o ser� apreciado en joyer�a.

Contrariamente a lo que afirma, Fidel siempre ha estado al corriente de las actividades il�citas de Patricio de La Guardia y Arnaldo Ochoa

En lo tocante a los negocios, Fidel tiene en ocasiones la mentalidad de un pirata del Caribe. Situarse fuera de la ley, navegar en la informalidad, practicar el contrabando no le plantea ning�n problema, puesto que las circunstancias lo exigen y su postura de resistencia ante el embargo estadounidense lo autoriza todo. Por otra parte, contrariamente a lo que �l afirma, siempre ha estado al corriente de todas las actividades il�citas (incluido el tr�fico de drogas en los a�os ochenta) concebidas y llevadas a la pr�ctica por Patricio de la Guardia y Arnaldo Ochoa, quienes, en el seno del Departamento MC (Moneda Convertible), se esforzaban por hacer acopio de divisas sin importarles los medios, con el fin de apoyar a la Revoluci�n. Del mismo modo, Fidel estaba al corriente de las actividades paralelas del ministro del Interior Jos� Abrantes, quien ordenaba fabricar falsos tejanos Levi"s en talleres clandestinos (donde trabajaban prisioneros cubanos) y traficaba con Chivas Regal adulterado para comercializarlo en el mercado negro de Panam�. Y siempre con la misma finalidad: irrigar la �reserva del Comandante en Jefe�.

Todas estas operaciones comerciales las conozco porque Fidel y su entorno hablaron de ello en mi presencia durante diecisiete a�os seguidos, y porque Pep�n y Chomy, con los que yo colaboraba estrechamente a diario, rend�an cuentas con regularidad al Comandante en Jefe sobre el particular, sin recelar de mi presencia porque, ciertamente, por entonces yo pertenec�a al c�rculo m�s �ntimo del Jefe.

(.........................)

Como resulta imposible evaluar la fortuna de Fidel Castro, al menos se puede intentar calcular su patrimonio. En un pa�s donde no existe mercado inmobiliario, es dif�cil tasar la inmensa propiedad de Punto Cero (con su piscina, su parque arbolado y sus invernaderos) o la isla paradis�aca de Cayo Piedra. Estos bienes excepcionales no dejan de poseer un valor intr�nseco, que ser�a f�cil comparar con sus equivalentes en el mercado del lujo, muy cotizados en el mar de las Antillas, las Bahamas, Granada o Antigua. As�, la isla privada de Cayo Piedra valdr�a, como m�nimo, entre dos y diez millones de d�lares.

Ahora bien, el patrimonio de Fidel no se limita a esas dos residencias principales. A ellas hay que sumar docenas de otras. Para ce�irme a una evaluaci�n rigurosa, objetiva y minimalista, me limitar� a la veintena de casas al servicio exclusivo del Comandante, que conozco por haberlas pisado y visto con mis propios ojos, sin tener en cuenta otras viviendas que podr�an pasar por alojamientos oficiales.

Pasaremos revista a esa cartera inmobiliaria, regi�n por regi�n, de oeste a este de la isla. En la provincia de Pinar del R�o, en el extremo occidental de Cuba, posee tres bienes: la casa del Americano (con piscina al aire libre), la granja de la Tranquilidad, en el paraje llamado Mil Cumbres (muy poco frecuentada por Fidel; yo s�lo fui dos veces), y La Deseada, un pabell�n de caza que conoc� bien, situado en una zona pantanosa y donde caza patos en invierno.

En La Habana, el Comandante (aparte de la propiedad de Punto Cero), tiene seis eventuales residencias: la casa de Coj�mar, que fue su primera vivienda tras el triunfo de la Revoluci�n, en 1959; la de la calle 160, en el distrito de La Pla- ya, bastante lujosa; una tercera reservada a sus citas galantes: la casa de Carbonell, situada en el recinto de la Unidad 160; una adorable casita en Santa Mar�a del Mar, estilo a�os cincuenta, encarada al mar y al lado del hotel Tr�pico (en el municipio de La Habana del Este), y por �ltimo, las dos casas provistas de refugios antia�reos para la familia Castro en caso de guerra: la casa de Punta Brava (donde Dalia vivi� en 1961 antes de convivir con Fidel) y la casa del Gallego, muy cerca de la Unidad 160.

En la provincia de Matanzas, posee dos residencias de verano en los litorales norte y sur: en el norte, una casa situada en el coraz�n de la estaci�n tur�stica de Varadero, muy apreciada por los hijos que ha tenido con Dalia porque da a la playa; y en el sur, La Caleta del Rosario (en la bah�a de Cochinos), donde una marina sirve de puerto de amarre para el yate Aquarama II y el resto de la flotilla privada del Comandante. M�s al este, en la provincia de Ciego de �vila, otra casa da a la arena fina: es la de la Isla de Turiguan�, cerca del centro tur�stico Cayo Coco, muy apreciado por buceadores de todo el mundo, en la costa septentrional de Cuba.

En la provincia de Camag�ey, siempre m�s al este, se encuentra la peque�a hacienda de San Cayetano, la cual, aunque Fidel no monta a caballo, posee un picadero exterior (conocido como �palestra� en el mundo de la equitaci�n). Otra vivienda, llamada Tabayito, siempre en Camag�ey, queda oculta en el interior de un complejo que alberga otras viviendas reservadas a los miembros de la nomenklatura. Por �ltimo, conozco otra propiedad llamada Guardalavaca, en la provincia de Holgu�n, y dos residencias en Santiago de Cuba, la gran ciudad situada en la parte oriental de la isla: una casa en la calle Manduley (con dos pisos y una bolera) y otra, con piscina, en el interior de un complejo perteneciente al Ministerio del Interior.

No estoy seguro de que el presidente de Estados Unidos disponga de un patrimonio inmobiliario tan surtido. No obstante, cualquiera que sea la respuesta a este interrogante, Fidel jura y perjura, y te pide que lo creas, que s�lo gana novecientos pesos al mes...

http://www.infobae.com/2014/12/07/1613685-la-verdad-la-fortuna-fidel-castro

Estimados lectores: recuerden que estas noticias las pueden encontrar en nuestro Canal de Whastapp al momento de su publicación.

Sigue el canal de Hoybolivia.com en WhatsApp:
whatsapp.com/channel/0029Va8B7PQ3GJOyC41B2Q1a

Noticias Recientes de Virales

Copyright © Hoybolivia.com Reservados. 2000- 2024