Papa Francisco: Dios espera con paciencia ante la corrupción de los hombres y de los pueblos
24/12/2014 - 21:08:55
"Pensemos en aquel oscuro momento en que fue cometido el primer crimen de la humanidad, cuando la mano de Ca�n, cegado por la envidia, hiri� de muerte a su hermano Abel (cf. Gn 4,8). Tambi�n el curso de los siglos ha estado marcado por la violencia, las guerras, el odio, la opresi�n. Pero Dios, que hab�a puesto sus esperanzas en el hombre hecho a su imagen y semejanza, aguardaba pacientemente.
Dios esperaba. Esper� durante tanto tiempo que quiz�s en un cierto momento hubiera tenido que renunciar. En cambio, no pod�a renunciar, no pod�a negarse a s� mismo (cf. 2 Tm 2,13). Por eso ha seguido esperando con paciencia ante la corrupci�n de los hombres y de los pueblos. La paciencia de Dios, como es dif�cil entender esto, la paciencia de Dios delante de nosotros", afirm� el papa Francisco en la Misa de Gallo en el Vaticano.
La tradicional misa comenz� a las 21:30, hora local (20:30 GMT), y dur� menos de dos horas. Durante el oficio, el Papa explic� el significado del nacimiento de Jes�s para los cristianos. "Una luz que irrumpe y disipa la m�s densa oscuridad", resumi�.
El Pont�fice hizo varias veces referencia a la "paciencia" en su homil�a. "A lo largo del camino de la historia, la luz que disipa la oscuridad nos revela que Dios es Padre y que su paciente fidelidad es m�s fuerte que las tinieblas y que la corrupci�n. En esto consiste el anuncio de la noche de Navidad. Dios no conoce los arrebatos de ira y la impaciencia; est� siempre ah�, como el padre de la par�bola del hijo pr�digo, esperando ver a lo lejos el retorno del hijo perdido con paciencia, la paciencia de Dios".
Adem�s, invit� a los cat�licos a ser humildes, tiernos, abiertos. "La vida tiene que ser vivida con bondad, con mansedumbre", recalc� el Papa argentino, quien denunci� el lunes con in�dita dureza el "Alzheimer espiritual", la "esquizofrenia existencial", el "endurecimiento mental y espiritual" y la "indiferencia" que azotan a la jerarqu�a de la Iglesia cat�lica, en particular a la Curia Romana, el gobierno central.
A los miles de peregrinos y turistas que asistieron a la solemne misa en el mayor templo del catolicismo, los inst� a pedir "la gracia de la ternura en las circunstancias m�s duras de la vida". Al t�rmino de la eucarist�a, el Sumo Pont�fice deposit� la imagen del Ni�o Jes�s en un pesebre instalado dentro de la bas�lica vaticana.
La misa comenz� con el canto en lat�n de la "Kalenda", que recapitula la espera del advenimiento de un mes�as en el Antiguo Testamento, tras lo cual la bas�lica fue iluminada para simbolizar el anuncio del nacimiento de Jesucristo.
El coro de la Capilla Sixtina, que cuenta con unos 80 integrantes, acompa�� la procesi�n con el canto del "Gloria", y las campanas de San Pedro repicaron para anunciar el nacimiento del Ni�o Jes�s.
Francisco llam� a los cat�licos a abandonar "actitudes de cerraz�n", as� como "la arrogancia" y la "soberbia", l�mites que el Papa argentino confes� hallar incluso entre sus colaboradores en el gobierno de la Iglesia.
Por primera vez, la ceremonia se transmiti� en 3D y en alta definici�n, gracias al Centro Televisivo Vaticano (CTV), que registr� hasta los m�s m�nimos detalles y la difundi� en pa�ses de los cinco continentes.
"Se trata de una ocasi�n �nica para vivir el evento casi en vivo, con un calor y una nitidez que s�lo la experiencia de la tercera dimensi�n puede ofrecer", indicaba instantes antes de la misa la empresa que colaborar� con el CTV, Sky3D.
Once c�maras registraron en tres dimensiones la misa: una, en el exterior de la bas�lica, y un drone ofreci� im�genes desde el cielo, porque sobrevol� el Vaticano.
La transmisi�n en directo estuvo embellecida con algunas im�genes de la Plaza de San Pedro, adornada con un �rbol de Navidad gigante y un pesebre de tama�o natural, la atracci�n de Roma en estas fiestas.
Anteriormente, hab�a sido transmitida en 3D la canonizaci�n de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro el 27 de abril pasado. Luego, el Vaticano produjo un documental titulado 27 de abril, relato de un evento, que fue presentado en la �ltima edici�n del Festival Internacional del Filme de Roma. El CTV realiz� tambi�n, con esta tecnolog�a, la pel�cula Museos Vaticanos 3D, que fue distribuida en los cines de 56 pa�ses del mundo.
La misa es el comienzo de varias semanas de mucha actividad para el Pont�fice de 78 a�os, que incluye la tradicional alocuci�n del d�a de Navidad, la del A�o Viejo y los saludos por el nuevo a�o 2015 pocas horas despu�s.
El 11 de enero, el papa Francisco bautizar� a varios beb�s en la Capilla Sixtina y un d�a despu�s abordar� un avi�n para un viaje de una semana a Sri Lanka y Filipinas.
A continuaci�n, la homil�a completa del papa Francisco en esta Misa de Gallo:
"El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brill�" (Is 9,1). "Un �ngel del Se�or se les present� (a los pastores): la gloria del Se�or los envolvi� de claridad" (Lc 2,9).
De este modo, la liturgia de la santa noche de Navidad nos presenta el nacimiento del Salvador como luz que irrumpe y disipa la m�s densa oscuridad. La presencia del Se�or en medio de su pueblo libera del peso de la derrota y de la tristeza de la esclavitud, e instaura el gozo y la alegr�a.
Tambi�n nosotros, en esta noche bendita, hemos venido a la casa de Dios atravesando las tinieblas que envuelven la tierra, guiados por la llama de la fe que ilumina nuestros pasos y animados por la esperanza de encontrar la "luz grande". Abriendo nuestro coraz�n, tenemos tambi�n nosotros la posibilidad de contemplar el milagro de ese ni�o-sol que, viniendo de lo alto, ilumina el horizonte.
El origen de las tinieblas que envuelven al mundo se pierde en la noche de los tiempos. Pensemos en aquel oscuro momento en que fue cometido el primer crimen de la humanidad, cuando la mano de Ca�n, cegado por la envidia, hiri� de muerte a su hermano Abel (cf. Gn 4,8).
Tambi�n el curso de los siglos ha estado marcado por la violencia, las guerras, el odio, la opresi�n. Pero Dios, que hab�a puesto sus esperanzas en el hombre hecho a su imagen y semejanza, aguardaba pacientemente. Esper� durante tanto tiempo, que quiz�s en un cierto momento hubiera tenido que renunciar. En cambio, no pod�a renunciar, no pod�a negarse a s� mismo (cf. 2 Tm 2,13). Por eso ha seguido esperando con paciencia ante la corrupci�n de los hombres y de los pueblos.
A lo largo del camino de la historia, la luz que disipa la oscuridad nos revela que Dios es Padre y que su paciente fidelidad es m�s fuerte que las tinieblas y que la corrupci�n. En esto consiste el anuncio de la noche de Navidad. Dios no conoce los arrebatos de ira y la impaciencia; est� siempre ah�, como el padre de la par�bola del hijo pr�digo, esperando atisbar a lo lejos el retorno del hijo perdido.
La profec�a de Isa�as anuncia la aparici�n de una gran luz que disipa la oscuridad. Esa luz naci� en Bel�n y fue recibida por las manos tiernas de Mar�a, por el cari�o de Jos�, por el asombro de los pastores. Cuando los �ngeles anunciaron a los pastores el nacimiento del Redentor, lo hicieron con estas palabras: "Y aqu� ten�is la se�al: encontrar�is un ni�o envuelto en pa�ales y acostado en un pesebre" (Lc 2,12). La "se�al" es la humildad de Dios llevada hasta el extremo; es el amor con el que, aquella noche, asumi� nuestra fragilidad, nuestros sufrimientos, nuestras angustias, nuestros anhelos y nuestras limitaciones.
El mensaje que todos esperaban, que buscaban en lo m�s profundo de su alma, no era otro que la ternura de Dios: Dios que nos mira con ojos llenos de afecto, que acepta nuestra miseria, Dios enamorado de nuestra peque�ez.
Esta noche santa, en la que contemplamos al Ni�o Jes�s apenas nacido y acostado en un pesebre, nos invita a reflexionar. �C�mo acogemos la ternura de Dios? �Me dejo alcanzar por �l, me dejo abrazar por �l, o le impido que se acerque? "Pero si yo busco al Se�or" -podr�amos responder-. Sin embargo, lo m�s importante no es buscarlo, sino dejar que sea �l quien me encuentre y me acaricie con cari�o.
�sta es la pregunta que el Ni�o nos hace con su sola presencia: �permito a Dios que me quiera? Y m�s a�n: �tenemos el coraje de acoger con ternura las situaciones dif�ciles y los problemas de quien est� a nuestro lado, o bien preferimos soluciones impersonales, quiz�s eficaces pero sin el calor del Evangelio?
�Cu�nta necesidad de ternura tiene el mundo de hoy!
La respuesta del cristiano no puede ser m�s que aquella que Dios da a nuestra peque�ez. La vida tiene que ser vivida con bondad, con mansedumbre. Cuando nos damos cuenta de que Dios est� enamorado de nuestra peque�ez, que �l mismo se hace peque�o para propiciar el encuentro con nosotros, no podemos no abrirle nuestro coraz�n y suplicarle: "Se�or, ay�dame a ser como t�, dame la gracia de la ternura en las circunstancias m�s duras de la vida, conc�deme la gracia de la cercan�a en las necesidades de los dem�s, de la humildad en cualquier conflicto".
Queridos hermanos y hermanas, en esta noche santa contemplemos el misterio: all� "el pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande" (Is 9,1). La vio la gente sencilla, dispuesta a acoger el don de Dios. En cambio, no la vieron los arrogantes, los soberbios, los que establecen las leyes seg�n sus propios criterios personales, los que adoptan actitudes de cerraz�n. Miremos al misterio y recemos, pidiendo a la Virgen Madre: "Mar�a, mu�stranos a Jes�s".