Miguel Ángel: retrato de un genio no tan divino como lo pintan

04/01/2015 - 14:46:43
ABC.es.- �Ha habido muchos reyes, pero un solo Miguel �ngel�. Llevaba raz�n Aretino, uno de los grandes intelectuales del Renacimiento. Buonarroti dio buena cuenta, a lo largo de 89 a�os, de por qu� fue bautizado como �el Divino�. No por su fe inquebrantable, que la tuvo, sino por los prodigios que salieron de su privilegiada mente y sus virtuosas manos. Sin embargo, tras esa divinidad se esconde un hombre de carne y hueso, con su grandeza, pero tambi�n con sus miserias. Es el retrato que esboza Martin Gayford �responsable europeo de la cr�tica de arte de Bloomberg y autor de libros como �Constable in Love� y �The Yellow House�� en �Miguel �ngel. Una vida �pica� (Taurus), tildada como la biograf�a definitiva del genio italiano, de quien se acaba de conmemorar el 450 aniversario de su muerte.

�El conocimiento de una personalidad tan importante y estudiada tan intensamente como la suya tiende a crecer como un arrecife de coral �subraya el autor en conversaci�n v�a mail con ABC�, pero ha aparecido nueva informaci�n en las �ltimas d�cadas, por ejemplo sobre detalles de su cuenta bancaria. Mi libro propone nuevas teor�as sobre su familia, su nodriza, su relaci�n con Leonardo y Rafael, sus conexiones con Savonarola, sus sentimientos por sus asistentes...� Gayford ha llevado a cabo una investigaci�n rigurosa, buceando en su abundante correspondencia y sus tres centenares de poemas.
Miguel �ngel: retrato de un genio no tan �divino� como lo pintan
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Detalle de uno de sus frescos en la Capilla Sixtina

Cual Dorian Gray, no sale Miguel �ngel muy bien parado en su retrato: asocial, arisco, violento, sobrio (siempre vest�a de negro), impetuoso, furioso, hura�o, irascible, tosco, burdo, solitario, avaro, usurero, codicioso, con un gran ego, arrogante, capaz de enfadar a los siete Papas con los que, con mayor o menor fortuna, trabaj�. ��Cu�ndo terminar� la Capilla Sixtina?�, le pregunt� Julio II. �Cuando pueda�, le respondi�. Genio y figura. �He querido abordar a Miguel �ngel como un ser humano extremadamente complejo. En el pasado, sobre todo en las biograf�as rom�nticas, se le trataba como una especie de superhombre. Fue un hombre dif�cil, neur�tico, irritable y hasta deshonesto, pero tambi�n pod�a ser generoso, tierno y valiente�. Todas estas aristas aparecen reflejadas en las 700 p�ginas del libro. Gayford le quita el halo de santidad y lo baja a la tierra.
Piadoso y atormentado
Miguel �ngel: retrato de un genio no tan �divino� como lo pintan
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�David�, de Miguel �ngel

Esta biograf�a relata la angustia de un hombre atormentado por la ansiedad, agotado por el estr�s de tantos encargos, cada vez m�s fara�nicos, muchos de los cuales nunca lleg� a terminar. Su ambici�n no ten�a l�mites: quer�a esculpir una monta�a con forma de coloso. El autor lo retrata como un maniaco del control: ten�a que supervisar hasta el m�s m�nimo detalle todo el proceso creativo y no sab�a delegar. Ello le pas� factura. Pese a tener en su haber logros milagrosos como �La Piedad�, el �David�, los frescos del techo de la Capilla Sixtina o �El Juicio Final�, no faltaron proyectos que supusieron para �l mucho desgaste y, en cierta medida, un fracaso. Fue el caso de la tumba de Julio II (una tarea inconmensurable en la que estuvo enfrascado m�s de 40 a�os y complet� solo parcialmente, aunque incluyendo, eso s�, el soberbio �Mois�s�) y la c�pula de San Pedro del Vaticano (no sobrevivi� como �l la concibi�).

Tuvo una vida de novela: peleas y pleitos familiares, intrigas papales y palaciegas, envidias entre colegas, que llegaban a espiarse para robar sus ideas; enga�os a los mecenas (estaf� a un cardenal envejeciendo un �Cupido� para venderlo como una antig�edad)... Fueron tantos sus enemigos como sus admiradores y fue considerado traidor en Florencia, donde lleg� a ser fue gobernador y procurador general de las fortificaciones de la ciudad. Tuvo que huir y exiliarse. No se cas� ni tuvo hijos. Su madre muri� cuando �l ten�a 6 a�os y solo hubo una mujer importante en su vida, la poeta Vittoria Colonna, con quien mantuvo una relaci�n intelectual y espiritual.
En un mundo de hombres

Vivi� en un mundo de hombres, junto a su padre, hermanos, sobrinos, ayudantes, mecenas, colegas... Sobre su supuesta homosexualidad, el autor no confirma ni desmiente, pero, �si se lee entre l�neas, advierte, hallamos relaciones especiales con sus ayudantes�. Hombre muy piadoso, se ha especulado con un celibato autoimpuesto como penitencia por sus �deseos pecaminosos�. Al parecer, sus relaciones con otros hombres fueron meramente plat�nicas. La sodom�a, aunque prohibida y penada, era habitual en la Florencia renacentista. El amor de su vida fue el arist�crata romano Tommaso de Cavalieri, 40 a�os m�s joven que �l, a quien regalaba poemas y dibujos, y por el que sent�a devoci�n.

No faltan curiosidades a lo largo de esta amena biograf�a. Como su macabra afici�n a desollar cad�veres y diseccionarlos, lo cual, seg�n el autor, �le proporcionaba el mayor de los placeres�. �Suena horrible, sobre todo si pensamos en las condiciones del XVI, sin refrigeraci�n �explica Gayford�. Pero Miguel �ngel pens� que era la mejor forma de obtener informaci�n sobre el cuerpo humano para pintar los huesos, m�sculos y tendones de sus poderosas anatom�as. Leonardo tambi�n hizo disecciones de cad�veres, incluso m�s obsesivamente que �l�. Otra curiosa costumbre: quemaba sus dibujos. Sospechaba que otros artistas le robaban sus ideas. Dijo de Rafael:�Todo lo que sabe de arte lo aprendi� de m��. En un ataque de furia y frustraci�n, la emprendi� a mazazos con la �Piedad Rondanini�. Viv�a de forma muy austera, pero, tras su muerte, se hall� en un ba�l una fortuna para la �poca: 8.269 ducados y monedas de plata.
Miguel �ngel: retrato de un genio no tan �divino� como lo pintan
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�La Piedad�, de Miguel �ngel

Fue tal el control que ten�a de su imagen �hoy tan habitual en los artistas� que encarg� a su ayudante Condivi que revisase, bajo su supervisi�n, su biograf�a escrita por Vasari. �Ning�n artista antes �posiblemente solo con la excepci�n de Picasso� hab�a alcanzado tal grado de fama y respeto a una edad tan joven. Antes de los 30 hab�a esculpido �La Piedad� y a los 31 el Gobierno florentino le calificaba como el artista m�s grande de Italia y quiz�s del mundo. Vasari lo presentaba como un santo, un salvador enviado del cielo para rescatar a las artes de su imperfecci�n�. Lleg� a tener dos entierros y dos funerales. Primero, en Roma. Despu�s, su cuerpo fue sacado de la ciudad por mercaderes de contrabando, escondido en una bala de heno. Lo llevaron hasta Florencia. Una procesi�n escolt� sus restos hasta la Santa Croce. Cuentan que un mes despu�s de su muerte su cuerpo segu�a incorrupto.
Leonardo y Rafael

Caprichos del destino, tres de los mayores genios de la Historia del Arte coincidieron en el tiempo y el espacio. Leonardo y Miguel �ngel mantuvieron, seg�n Gayford, �la mayor batalla de egos en la Historia del Arte�. Leonardo era afable, buen conversador, sofisticado, elegante, intelectual, le gustaba la ciencia y la m�sica. Todo lo opuesto a Miguel �ngel. Discutieron sobre si reinaba la pintura o la escultura, compitieron por alg�n encargo (la batalla de Cascina contra la de Anghiari)... Leonardo critic� el �David� por desproporcionado e indecoroso y se burlaba de sus excesivas anatom�a:��Oh, pintor anat�mico! Ten cuidado, no vaya a ser la insinuaci�n demasiado fuerte de los huesos, tendones y m�sculos lo que torne r�gida a tu pintura�. Pero, seg�n Gayford, Miguel �ngel retom� ideas y t�cnicas de Leonardo y, tras 1504, fue al rev�s.

Con Rafael tampoco fue mejor la relaci�n. �Fue una amenaza para �l. Le pisaba los talones �advierte el autor�. Los dos fueron precoces, superdotados, ambiciosos. El arte de Rafael era maestr�a y elegancia; el de Miguel �ngel, pasi�n y heroicidad�. Crearon dos maravillas a escasos metros: el primero, las Estancias Vaticanas; el segundo, la Capilla Sixtina. Miguel �ngel sosten�a que un d�a Rafael se col� en ella y pudo copiarle sus ideas. �El mayor logro de Miguel �ngel? �Gracias a su ejemplo y su ambici�n sin l�mites transform� la noci�n de lo que puede llegar a ser un artista�. �l roz� el cielo y es inmortal.

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