El ridículo robo del cadáver de Chaplin
01/03/2015 - 12:04:01
ABC.es.- No era la primera vez que ocurr�a. El cad�ver de Mussolini fue robado y estuvo desaparecido varios a�os. Lo mismo ocurri� con los restos de Mar�a Callas, Eva Per�n o el general Petain. Tambi�n lo intentaron, poco despu�s de morir, con el mism�simo Elvis Presley. Al gran Charlie Chaplin apenas le dejaron descansar un par de meses despu�s de su fallecimiento en la noche de Navidad de 1977, cuando contaba con 88 a�os.
En la madrugada del 1 al 2 de marzo de 1978, dos delincuentes comunes entraban en el peque�o cementerio de la localidad suiza de Corsier-sur-Vevey, donde viv�a la familia del director de �El Gran Dictador� o �Tiempos Modernos�, y profanaban su tumba. Ni siquiera hab�an instalado a�n la l�pida con el epitafio grabado cuando robaron el ata�d con sus restos mortales. Los polic�as tan solo encontraron el hoyo donde se encontraba enterrado el f�retro (como se observa en la fotograf�a), huellas de pisadas que se dirig�an hacia la puerta del cementerio y marcas de ruedas de un veh�culo.
Esas fueron todas las pistas con las que cont� la Polic�a suiza, cuya primera hip�tesis, y a la postre la correcta, fue que los secuestradores ten�an el objetivo de pedir un rescate a la familia de Chaplin por sus restos. En aquel momento, la fortuna acumulada por los descendientes tras la herencia, seg�n ABC, ascend�a a unos 25 millones de d�lares.
Charlie lo hubiera encontrado rid�culo
Los ladrones, dos mec�nicos de autom�viles de nacionalidad polaca (Roman Joseph Wardas, de 24 a�os) y b�lgara (Gandscho Ganev, de 38), no contaron con que la viuda de Chaplin, Oona O�Neill, lo ten�a m�s que claro: nada de pagar el m�s m�nimo rescate por los restos de su marido. �Charlie lo hubiera encontrado rid�culo�, asegur�.
Sin embargo, dar con los responsables de �uno de los hechos delictivos m�s macabros y rocambolescos de los �ltimos tiempos�, como lo describi� ABC, no fue tan f�cil. La Polic�a r�pidamente difundi� una alerta no solo a Suiza, sino a toda Europa, que no dio resultado alguno. Y durante los primeros d�as no recibieron aviso alguno de los responsables del robo, por lo que la hip�tesis del rescate empez� a perder peso: �En realidad, nadie sabe lo que se encuentra detr�s del robo, pero no parece un intento de pedir un rescate�, dijo el portavoz de la familia.
Pocos d�as despu�s O�Neill comenz� a recibir llamadas telef�nicas de Wardas y Ganev exigiendo cifras desorbitantes por los restos del c�mico. La primera ascend�a a 600.000 d�lares, despu�s fue rebajada a 600.000 francos suizos y, posteriormente, a 500.000, lleg�ndole a enviar fotos que probaban que el cad�ver de Chaplin estaba en su poder. Pero se notaba que los delincuentes no eran unos profesionales en esto de la extorsi�n.
Vigilancia sobre 200 tel�fonos p�blicos
Tras una serie de amenazas de muerte a la familia, Oona O�Neill acept� colaborar en las investigaciones de la Polic�a, permitiendo que pincharan la l�nea telef�nica del castillo donde viv�a con alguno de sus hijos (Geraldine Chaplin, que resid�a en Madrid con su pareja de entonces, el director Carlos Saura, asegur� a ABC que se enter� del robo del cad�ver de su padre por la prensa).
El 16 de mayo, O�Neill inform� a la Polic�a que los secuestradores iban a llamarla de nuevo para obtener una respuesta definitiva, por lo que se instal� un equipo de vigilancia sobre 200 tel�fonos p�blicos de la ciudad de Lausanne y sus alrededores. Un movimiento eficaz que dio inmediatamente con Wardas en una de las cabinas y horas m�s tarde con Ganev. Tras las confesiones, la Polic�a pudo recuperar el ata�d y el cad�ver enterrados a pocos kil�metros del cementerio de Corsier-sur-Vevey.
Durante el juicio, Wardar confes� que la �original� idea de robar el cad�ver de Chaplin se le ocurri� por asociaci�n de ideas, al leer en la prensa la noticia de que la Polic�a italiana hab�a recuperado en Bari el ata�d y el cuerpo sin vida de Salvatore Matarrese, padre de un importante senador. Luego convenci� a Ganev, huido de Bulgaria, de que participara en el robo. Ambos extrajeron el ata�d del c�mico de m�s de 120 kilos y lo subieron al veh�culo. Y, por �ltimo, lo trasladaron hasta la cercana poblaci�n de Neville, donde, en el centro de un enorme campo de ma�z, lo volvieron a sepultar.
Esta rocambolesca historia fue como la �ltima escena de una vida de pel�cula. Despu�s de aquello, �el �nico genio de la industria del cine�, uno de los �actores m�s c�lebres de todos los tiempos�, como le definieron alguno de sus colegas, descans� por fin en paz. .
http://www.abc.es/20110328/archivo/abci-cadaver-charlie-chaplin-201103251258.html
