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Los 10 países de América en los que más gente aprueba la justicia por mano propia




29/03/2015 - 18:29:24
Infobae.- Rep�blica Dominicana es el pa�s de Am�rica en el que m�s personas aprueban o justifican la aplicaci�n de justicia por mano propia. Seg�n el Bar�metro de las Am�ricas 2014 de LAPOP , que hizo encuestas en 25 pa�ses del continente, tiene un nivel de aprobaci�n de 42,8 puntos sobre 100.

La media de la regi�n es de 32,1. Considerando que 0 implica un rechazo absoluto, y 100 un apoyo total, la mayor parte de los consultados la desaprueba. Pero no deja de ser preocupante que en todos los pa�ses sean muchos los que est�n dispuestos a avalar una conducta que en sus formas m�s extremas puede llegar al linchamiento.

El segundo pa�s con mayor nivel de apoyo a la justicia por mano propia es Paraguay, con 42,3. Siguen Per� (40,6), Honduras (39,6), El Salvador (38,2) Ecuador (37,7), Bolivia (37,2), Estados Unidos (36,3), Jamaica (36,3) y Hait� (35).

En otros lugares, la gran mayor�a de la poblaci�n rechaza esta pr�ctica. Trinidad y Tobago es el que ostenta el nivel m�s bajo de aprobaci�n, 19,2 puntos. Despu�s vienen Brasil (23,5), Guyana (25,1), Panam� (25,1), Chile (25,4), Uruguay (25,9), Venezuela (26,7), Argentina (27,7), Colombia (29) y Costa Rica (30,1).

La abdicaci�n del Estado
Las razones que explican el apoyo a la justicia por mano propia suelen ser dos, que se combinan y se potencian mutuamente: el aumento de la inseguridad y la corrupci�n e ineficiencia de la polic�a y de la justicia para hacerle frente. Ambas cosas evidencian una profunda falla del Estado, que en gran parte de la regi�n es incapaz de cumplir con algunas de sus funciones principales.

"La gente que percibe m�s inseguridad, y que se encuentra en contextos en los que act�an pandillas, pero que adem�s fueron victimizados por agentes de justicia que les solicitaron alg�n tipo de soborno, son los que tienden a aprobar m�s la justicia por mano propia. Hay un fuerte componente de ruptura de la confianza en el Estado", dice a Infobae el polit�logo mexicano Daniel Zizumbo Colunga, investigador del SSRC (Consorcio para la Investigaci�n en Ciencias Sociales), con sede en Estados Unidos.

Tambi�n inciden experiencias personales, como haber sufrido en carne propia un delito. "Ser v�ctima -contin�a Zizumbo Colunga- significa algo muy diferentes si desconf�as del Estado que si te encuentras en un contexto en el que los delitos no son algo com�n, y las autoridades patrullan y tienes confianza en ellas".

Lo que sienten muchas personas cuando padecen un crimen en estas condiciones es que el Estado cometi� una doble falta. Primero en la prevenci�n, porque si hay delito es porque no se est� controlando bien. Pero lo segundo, que agrava lo anterior, es ver que la reacci�n ante esa falla inicial es mala, ya sea porque no se investiga, no se atrapa a los responsables o, si se los atrapa, no se les aplica las sanciones que deber�an.

"Tiene que ver con la ineficiencia de los sistemas de impartici�n de justicia. En M�xico, por ejemplo, se hicieron estudios que arrojaron una impunidad de 98 por ciento. Es decir que de todos los delitos cometidos s�lo llegaba a tribunales el 2 por ciento. El resto quedaban impunes, ya sea por falta de elementos probatorios o por irregularidades en las detenciones policiales", explica Antonio Fuentes D�az, soci�logo del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Aut�noma de Puebla, consultado por Infobae.

"Muchas de las personas que han sido entrevistadas despu�s de un participar de un linchamiento comentan que lo hicieron porque, en sus experiencias previas, cuando convocaban a la polic�a, terminaban dejando en libertad a los presuntos implicados", agrega.

Las diferencias entre unos pa�ses y otros tienen mucho que ver con el nivel de confianza en las instituciones y con la vigencia del estado de derecho en ellos.

"En los que hay una mayor victimizaci�n por corrupci�n, donde los polic�as piden m�s sobornos, hay un mayor apoyo a la justicia vigilante. En cambio, en las sociedades m�s apegadas al estado de derecho los niveles de apoyo son menores", dice Zizumbo Colunga.

Pero es un fen�meno que, con diferentes intensidades, afecta a toda la regi�n. El origen hay que buscarlo en las profundas transformaciones sociales que se gestaron entre los ochenta y los noventa, que supusieron una paulatina abdicaci�n del Estado de muchas de las funciones que cumpli� durante d�cadas.

"Hay condiciones estructurales que generan una incertidumbre que afectan a amplios sectores de la poblaci�n -dice Fuentes D�az. Hay comunidades donde esta incertidumbre y esa desprotecci�n por parte del Estado han generando como respuesta distintas formas de control vecinal. En algunos lugares eso ha ido a�n m�s lejos y se instauraron sistemas de justicia alternativos".

"Hay una especie de desviaci�n hacia �rdenes privados de regulaci�n de la seguridad y la violencia, que est�n presentes en distintos sectores de la poblaci�n. La idea es que cada uno tiene que proveerse de servicios de seguridad y justicia. Esto es una forma extrema del neoliberalismo, que deja en la agencia individual cosas que antes estaban centralizadas en el Estado", concluye Fuentes D�az.

Distintas formas de justicia por mano propia
Una de las particularidades de este fen�meno es que atraviesa toda la sociedad y se puede manifestar de diferentes maneras. El ejemplo m�s terrible son los linchamientos. Grupos de personas que atrapan in fraganti a un delincuente y que, en vez de entregarlo a las autoridades, lo golpean hasta matarlo.

Casos de este tipo se repiten en distintos pa�ses de la regi�n. Principalmente, ocurren en barrios perif�ricos de las grandes ciudades y en algunas comunidades ind�genas.

"Realmente no sabemos cu�n difundida est� la justicia por mano propia, porque muchos casos no terminan en muertes. Por ejemplo, cuando se trata de cerrar calles y hacer vigilancia comunitaria. Antes se dec�a que era un tema de los pa�ses con grandes poblaciones ind�genas, pero �ltimamente parece que hubo un incremento en toda Latinoam�rica", dice Zizumbo Colunga.

Una manifestaci�n menos convencional de la justicia por mano propia, que es en realidad una forma de autoadministraci�n de la seguridad, son los barrios que adoptan medidas de protecci�n vecinal, como instalar alarmas y distintos sistemas de alerta de los que no participa la polic�a. Estas medidas son m�s comunes entre los sectores medios y medios altos.

http://www.infobae.com/2015/03/29/1718532-los-10-paises-america-los-que-mas-gente-aprueba-la-justicia-mano-propia

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