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Alan García: Yo no soy un creyente del libre mercado, no estoy de acuerdo con eso, yo soy un aprista




20/04/2015 - 07:26:24
La Rep�blica.- Es viernes de comisi�n pol�tica para los l�deres del Apra. Los rostros conocidos de los no tan j�venes dirigentes de este partido aparecen de a pocos en el segundo piso del Instituto de Gobierno y Gesti�n P�blica de la Universidad San Mart�n de Porres, donde el l�der del aprismo, Alan Garc�a, tiene su oficina.

Jorge del Castillo, m�s delgado de lo esperado, luce sereno. Mercedes Cabanillas apura el paso porque llega con unos minutos de retraso. Luis Gonzales Posada y Omar Quesada se gastan algunas bromas. Pero el que m�s sonr�e es Alan Garc�a. �Con la sonrisa que no le gusta a mis enemigos�, dice.

El Pleno del Congreso acaba de aprobar tres informes de la megacomisi�n que lo investiga. No encontraron irregularidades en sus cuentas personales. Eso lo satisface. Por eso dice -mientras fuma un cigarrillo- que est� tranquilo. Luego vuelve a sonre�r. Con el mismo gesto estudiado de siempre.

Empecemos con algo personal, �cu�l ha sido el momento de su vida en el que usted ha sentido mayor riesgo f�sico?

El 5 de abril de 1992. Yo hab�a sido presidente de un pa�s asolado por Sendero Luminoso. Hab�a caminado por las calles de Ayacucho imprudentemente, sin embargo no sent� el riesgo f�sico que uno siente ante el propio Estado, cuando se vuelve terrorista, cuando utiliza su inmensa fuerza en contra de personas, en contra de instituciones. Y all�, corriendo por los techos de las casas vecinas, s� sent� que pod�a ser v�ctima de un atentado, de un asesinato. Y esas eran las posibilidades, como lo explic� despu�s la esposa de Alberto Fujimori.


Yo le preguntaba por el momento en que su vida corri� mayor peligro porque, coincidemente, lo ve�a reflejado en el Alan Garc�a de su novela El mundo de Maquiavelo, este personaje que la noche del 5 de abril ve rodeada su casa de militares y debe tomar una decisi�n: o abrirse paso a tiros con las dos pistolas y la escopeta que hab�a en su casa, o salvar la vida y escapar por las azoteas, �usted, el Alan Garc�a real, tuvo que tomar la misma decisi�n?


S�. Hechos los c�lculos de posibilidad y sobrevivencia era imposible enfrentar en la oscuridad a dos tanquetas y 200 hombres del ej�rcito...


Y de hecho, recuerdo que La Rep�blica fue el �nico medio que public� la foto de mi casa, sitiada por los militares, al d�a siguiente. Esa madrugada todo fue sorpresivo. Comprend� que lo mejor era preservar la vida.


Me dice que no hab�a armas en su casa, �esa es la diferencia con la novela?


No, Jorge es el que no ten�a armas. Yo ten�a dos pistolas, con sus licencias leg�timas, y una escopeta de caza, de balines. Adem�s ten�a unos fusiles inutilizados que el ej�rcito me hab�a entregado, pero no funcionaban, eran como de museo.


�Usted sabe disparar? �Es buen tirador?


Mantengo buena punter�a, aunque no parece.

�S�?


S�, pero jam�s he disparado contra personas.


�Su padre sab�a disparar armas?

No, mi padre era un pol�tico puro, incapaz de hacer da�o a nadie ni de tener algo que le permitiera hacer da�o a alguien. �l fue capturado por la polic�a muchas veces y siempre sin armas. Estuvo ocho a�os en prisi�n.

Hay algo que tambi�n me llama la atenci�n de su novela. El 5 de abril, el Apra sufre una conmoci�n, ve que su l�der ha desaparecido y cada quien trata de ayudar como puede. En ese momento, un diputado y un alcalde de su partido, los dos del norte, acuden a un cham�n para invocar a los esp�ritus para que lo protejan. �Eso ocurri� realmente?

�Eso es totalmente cierto! S� ocurri�. La novela cuenta varias cosas, y b�sicamente todas son ciertas. Antes que el Parlamento votara la acusaci�n en mi contra, que la Corte Suprema desech�; en su desesperaci�n, un compa�ero del norte se apareci� con un famoso curandero. Y yo no pod�a negarme a su buena voluntad, era su creencia, su fe. Entonces hicieron una ceremonia antes del golpe. Yo, como soy cat�lico, no cre�a en el tema, pero confiaba en la buena voluntad de este compa�ero. Y lo que pas� fue que la Suprema, en dos instancias, rechaz� la acusaci�n.

�Qui�n era el diputado de los chamanes?

Quiz� �l se lo diga. Quiz� �l lo llame por tel�fono.

Hablemos de la reedici�n de sus libros. En el pr�logo, que ley� el d�a de la presentaci�n, usted se refiri� a la Constituci�n del 79. Y lo que dice es que esta carta fue producto de una negociaci�n en la que se impuso el car�cter estatista del r�gimen militar y que aceptar esas condiciones fue un error de los partidos que participaron en la Constituyente. �No est� siendo injusto con el Apra hist�rica? El propio V�ctor Ra�l Haya de la Torre, en su lecho de enfermo, firm� esa Constituci�n, �ahora resulta que todo fue un error?

No, no. El error fue aceptar esas condiciones. Ahora, una vez aceptadas esa condiciones se hizo una Constituci�n que en su aspecto democr�tico era mucho mejor que la actual. Le cuento algo, yo llegu� de Francia cuando faltaban tres a�os para el fin del gobierno militar, el pa�s estaba polarizado, hab�a una crisis econ�mica muy grande, y recuerdo que el 19 de julio de 1977 -un mes despu�s de haber vuelto- se produjo una huelga impresionante, el movimiento social m�s concertado y democr�tico que he visto en el Per�. Ni las moscas circulaban. Pens� -con una mentalidad muy parisina- �aqu� se ha producido un hecho social sin precedentes�. Y me fui inmediatamente a la Villa Mercedes, donde V�ctor Ra�l. All� trat� de convencer a los compa�eros del partido. �Los militares han sido depuestos por el pueblo. Hay que decirles: Se van en el d�a, sin condiciones. N�mbrese un gobierno moment�neo que convoque a elecciones y adelante�, esa era mi tesis. Pero a la misma hora lleg� el mensaje de que los militares hab�an convocado una Asamblea Constituyente y prim� ese concepto. Lo consideraron m�s realista. A m� me pareci� negativo eso. Permiti� que se quedaran tres a�os m�s.


Usted me dice que los partidos aceptaron este condicionamiento de los militares...

...Que hab�an establecido que la Constituyente era para consagrar sus reformas.

Pero no es lo que se ve, por ejemplo, en el discurso de Haya de la Torre al asumir la presidencia de la Constituyente. �l habla de que tienen plenas libertades...

Hay libertad democr�tica. El primer cap�tulo (de la Constituci�n), el de los derechos ciudadanos, pol�ticos y humanos es un ejemplo de libertades.

�Y la parte econ�mica no?



La parte econ�mica no. �Por qu�? La idea de que el Estado tiene m�ltiples capacidades ven�a de una �poca distinta, y adem�s de un proceso de endeudamiento extraordinario. Con esa perspectiva se dec�a: el gobierno puede hacer todas las cosas, mantener sus empresas p�blicas, conceder unos derechos extraordinarios, proteger la industria, etc, etc. Sin ser conscientes de eso, mantuvimos el concepto de Estado superpoderoso, y de ciertos colectivismos agrarios que no beneficiaron al campesino.

�V�ctor Ra�l Haya de la Torre se equivoc� al aceptar los condicionamientos econ�micos del gobierno militar?

Yo pienso que era el momento, no se tom� conciencia de que el mundo hab�a cambiado brutalmente. De la fase expansiva del cr�dito mundial se pas� a la fase contractiva. A Belaunde, en los 80, le toc� la obligaci�n de pagar una deuda enorme, no pod�a acceder a ning�n cr�dito nuevo. A mi gobierno tambi�n le pas� lo mismo. Era la crisis de la deuda.



No me respondi�, �se equivoc� el m�ximo l�der de su partido?



Yo no voy a usar los t�rminos que usted utiliza.



Hay una cosa que me sorprende. Si a usted le parec�a que la Constituci�n del 79 recog�a el esp�ritu estatista de los militares, �por qu� ofreci� restituirla en el 2006?



No. El tema era, como se hab�a hecho en el gobierno de Toledo, restituir la Constituci�n pero cambi�ndole todos los cap�tulos, que ese fue el proyecto que se hizo bajo la direcci�n de (Henry) Pease. Usted lo que hace es cumplir con el pa�s diciendo: La Constituci�n del 93 que eman� de un golpe de Estado es una Constituci�n �rrita, que no tiene legalidad, por consiguiente volvamos a la anterior, pero todo aquello que ha cambiado en el mundo hay que recogerlo en el nuevo concepto.



Otra cosa que me llama la atenci�n del pr�logo de sus libros es cuando dice que las cifras del �milagroso crecimiento econ�mico� fujimorista fueron fraguadas. Es interesante eso. Al fujimorismo se le acusa de hacer un gobierno corrupto, de violar derechos humanos, pero hay una suerte de consenso en que trajeron estabilidad econ�mica. Usted cuestiona eso, �por qu�? �Es un argumento que usar� en campa�a?



No, no cuestiono, en medio de todo lo que signific� el fujimorismo golpista, que se intentaran adecuar al nuevo mundo y a lo que ahora llamamos globalizaci�n. Pero, si bien eso tuvo un impacto positivo en la producci�n nacional, las cifras (de crecimiento) que ellos presentaron...



�No eran reales?



Busque usted los comentarios de los ministros del doctor Paniagua y de la comisi�n que revis� todas las cifras. Tuvieron que desandar el camino y quitarle dos puntos a todas esas cifras. Eso es hist�rico. Estuvo en todos los peri�dicos, incluida La Rep�blica.



De acuerdo. Yo no estoy en contra de la afirmaci�n, s�lo me interesa el momento que ha escogido para recordar esto...



Pero no tiene ninguna raz�n electorera, simplemente corresponde a la narrativa de la evoluci�n de los �ltimos 36 a�os en el pa�s. En el 2001 nos encontramos, Silva Ruete dixit, que lo que aparec�a como un milagroso crecimiento hab�a sido maquillado.



Ahora que recuerdo, no es la primera vez que usted se�ala los efectos negativos que tuvo el fujimorismo en la econom�a, ya lo hizo en Contra el Temor Econ�mico...



...Y previamente en un texto que se llama La Falsa Modernidad, publicado en 1996, en un cap�tulo que llam� con un poco de presunci�n "Siete tesis equivocadas del monetarismo sobre el Per�".



Qu� extra�o que usted sea presuntuoso.



Es que hay muchas cosas que extraen de m� porque no me conocen (se r�e).



Ahora, yo le dec�a que usted ya hab�a hecho un se�alamiento en materia econ�mica al fujimorismo en Contra el temor econ�mico. En una parte de este libro usted identifica a los dos reg�menes que han afectado m�s a nuestra econom�a: el gobierno militar y el fujimorato. Lo que quiero saber es por qu� no incluye a su primer gobierno.



No, yo creo que usted se equivoca, yo no he usado esos t�rminos. Yo digo que el modelo militar fue un modelo equivocado totalmente, a destiempo, es como el modelo chavista de este tiempo. Y que la situaci�n para los dos gobiernos posteriores, con una deuda que se hab�a multiplicado, con un terrorismo que hab�a nacido en el gobierno militar, m�s la crisis del Ni�o de 1983, fue dram�tica. Yo jam�s niego -en mi perspectiva muy autocr�tica y transparente, porque ya tengo demasiados a�os en la pol�tica para estar ocultando cosas- que en mi primer gobierno hubo exceso de voluntarismo...



La frase que usted usa es: �Los gobiernos civiles tuvieron la gran oportunidad de demostrar al pa�s cuan negativo era el estatismo�. Sin embargo, no hicieron nada.



Por una raz�n. Porque esa negociaci�n de la Constituyente le dio impunidad a los actores militares de la antidemocracia.



Esa Constituyente que usted y el Apra ratificaron



De acuerdo pues. Fue un error. Nos equivocamos los civiles. Yo no digo este o aquel, fuimos los civiles en conjunto, todos los partidos.



Ha dicho que este gobierno, por su manejo ligero de la econom�a, con cifras de 2.35 de crecimiento el 2014, es el quinquenio perdido. Si esto es as�, su primer gobierno con cifras de crecimiento de -12 en 1989 y -9 en 1988, �c�mo deber�a llamarse?



Si el se�or Humala sufriera un terrorismo de ocho mil hombres armados, o una deuda aplastante, equivalente a la totalidad del producto bruto, tendr�a argumentos para decir: por esto el Per� no anda bien. Pero el se�or Humala recibi� un pa�s ordenado, con un fondo de estabilizaci�n de 15 mil millones y crecimiento de 8% anual.



Aceptar� que este gobierno tiene complicaciones porque ha ca�do el precio de los metales.



El precio de los metales est� m�s alto a�n de lo que estaba al inicio de mi gobierno. Y que haya subido y luego baje no significa que las empresas est�n perdiendo dinero, porque sus costos de producci�n son menores que el precio al que siguen vendiendo. Que hubo un hipo de precios, que naturalmente tiene que bajar, porque as� son los ciclos mundiales, no significa que no se hubiera podido impulsar nuevas inversiones.



�Desde cuando es usted un creyente del libre mercado?



No, yo no soy un creyente del libre mercado. Usted pone unas l�pidas que no me gustan. No estoy de acuerdo con eso. Yo soy un aprista. Por consiguiente creo que el libre mercado es uno de los instrumentos de una econom�a globalizada y abierta como la del mundo.



A ver. Hagamos de cuenta que me he equivocado. �Desde cu�ndo cree usted en la inversi�n privada?



Digamos que con mucha m�s fuerza despu�s que vi el mundo transformado, tras la ca�da del Muro de Berl�n, y la extensi�n de lo que llamamos mercado global, donde usted no puede encerrarse en un pa�s y defender su industria con aranceles altos, obligando a sus consumidores a pagar altos precios por productos malos.



De acuerdo. A donde voy es que usted en la campa�a del 2006 llevaba a las provincias un discurso antiinversi�n que parec�a el Ollanta Humala de polo rojo.



�Antiinversi�n? A ver, recu�rdeme usted un discurso m�o antiinversi�n.



Ac� tengo uno.



Le pongo en una tablet un discurso que dio en Ayabaca en la campa�a del 2006

(http://bit.ly/1b5Ywhh. Del minuto 4.32 al minuto 5.57), en el que dice lo siguiente: �Estos derechistas que s�lo piensan en el libre mercado, es decir en la inversi�n internacional y en la ley del m�s fuerte, del que tiene dinero. A eso llaman libre mercado. Y ellos dicen que cuando venga el capital internacional, el Per� se va a desarrollar. Y yo les respondo: No es cierto. Hace 16 a�os se viene ensayando esa receta y no funciona. Por una raz�n fundamental. Porque cuando viene una empresa minera tiene que traer cientos o miles de millones de d�lares para hacer su inversi�n, pero s�lo crea algunos empleos. La miner�a es lo que menos empleo da. Y no es que yo est� en contra de la miner�a�.



S�. Lo recuerdo. Lo que digo all� es que han priorizado la gran inversi�n minera que no da trabajo.



All� tambi�n habla de la inversi�n internacional



Est� bien. Y lo ratifico.



Expl�queme eso.



El fanatismo de creer s�lo en el libre mercado me alejar�a del Apra. Nosotros debemos tener instrumentos que limiten el abuso del muy poderoso, uno de ellos es la reglamentaci�n estatal, sin matar la gallina de los huevos de oro. Y otro es el mercado, dejar entrar m�s empresas para que compitan. A m� me parece todo muy claro. �O usted ha inventado otra forma de hacer econom�a?



No, no pretendo hacerlo. A donde voy es que en este video hay un hombre en campa�a, que cuestiona la gran inversi�n, pero que dos a�os despu�s escribe un art�culo, el del Perro del Hortelano, en que la defiende...



El t�tulo es de El Comercio, debo decirlo.



�No fue suyo? Era muy hiriente ese t�tulo.



No, no. All� hay una licencia po�tica period�stica porque en uno de los p�rrafos se menciona al perro del hortelano.



�Usted mand� sin t�tulo esa columna?



No, el t�tulo era algo as� como "Los obst�culos a la inversi�n en el Per�". Pero yo no retrocedo en lo que dije all�, en el sentido de que afirm� que el primer perro del hortelano en el Per� es el Estado. Y lo ratifico.



�Reconoce haber mentido alguna vez en campa�a?



No, mentido no.



Ha escrito cinco libros despu�s de salir de Palacio.



Ya son seis.



�Alguna vez ha sucumbido a la tentaci�n de que alguien escriba un libro por usted?



Jam�s.



En la presentaci�n de sus libros, su gran amigo, el embajador Jos� Antonio Garc�a Belaunde, le recomend� escribir sus memorias, �le va hacer caso?



Yo, en el pr�logo de mis libros, digo que todo pol�tico debe escribir sus memorias para dejar una ense�anza, de aquello en lo que acert� y en lo que se equivoc�. Y la ilaci�n de todos los libros presentados es el archivo a partir del cual hacer las memorias. Obviamente, yo tengo memorias desde mucho antes. Del a�o 62, cuando conoc� a Haya de la Torre. Del 69, cuando comenc� a coexistir junto a �l y al partido.



�Entonces va a escribir sus memorias?



Pues eso depende.



�De qui�n depende? �Del se�or Jaime Carbajal (su editor)?



Bueno (se r�e), s�, depende que haya alguien dispuesto a pagar por ellas. Ese es un trabajo, de unos cuatro o cinco tomos, como las memorias de Luis Alberto (S�nchez). Pero s�, no me gustar�a terminar mi vida sin explicarla.



Hay una leyenda urbana sobre sus libros. Dicen que hay uno m�s, uno que escribi� en 1994, que se llama Contra la dictadura.



Est� en la colecci�n. Est� all�.



Pero no lo he visto en el �ndice.



Est�n los art�culos que formaban parte de �l. Este no era un libro estructurado, sino una selecci�n de art�culos.



�Este es el libro que dedic� a Agust�n Mantilla?



A Agust�n Mantilla en 1992, porque �l hab�a sido capturado por el Ej�rcito. Era un libro con art�culos de circunstancia, de resistencia, para responder al golpe.



Es curioso que le haya dedicado un libro a Mantilla, pensando en lo que pas� despu�s.



�Y qui�n pod�a saber eso? �Qui�n sabe lo que usted ser� despu�s? Usted podr�a ser con los a�os alguien terrible.



Ojal� que no.



Ojal� que no, pues, ojal�. Hay que confiar en la gente hasta que ocurra un hecho flagrante.



Estaba recordando una declaraci�n que usted dio en 2009, en la Reuni�n Anual del Instituto de Finanzas Internacionales, en Lima, en la que dijo que la sociedad peruana era triste y derrotista. Ha sido dos veces presidente del pa�s, �qu� se siente haber gobernado un pa�s al que considera triste y derrotista?



Y que consideran los arque�logos y antrop�logos, y los estudiosos de la cultura. No me adjudique eso a mi.



Usted fue el que dio esa declaraci�n.



Nosotros, como andinos y cholos, y yo lo soy casi en mi integridad, tendemos m�s a la tristeza y a la cercan�a maternal, a diferencia de la poblaci�n de la ribera atl�ntica de Brasil, que tiene problemas inmensos y miserias mucho mayores, pero que con su ritmo y su f�tbol viven entusiastas. Pero nosotros somos as�, y tambi�n lo digo por mi.



�Usted es melanc�lico?



Melanc�lico, s�. Como cualquier peruano.



En esa declaraci�n usted hablaba de la procedencia territorial de las personas, pero tambi�n de la cosa racial, hablaba del componente negro de los brasile�os y de la mezcla de espa�ol que tienen los colombianos.



S�, claro.



�En verdad cree que el componente racial determina la felicidad de las personas?



A ver, qui�nes nos imparten sus ritmos de reggaet�n y rap que han invadido Estados Unidos: las personas afroamericanas. Y cuando eso se mezcla con el sol de Brasil, hay una tendencia a la felicidad. Eso se llama luminoterapia, �sabe? No soy yo. Un�nue tambi�n escribi�, para que lo sepa, que esta densa neblina de Lima nos oprime. Y Luis Alberto (S�nchez), al analizar la historia de la literatura peruana, encontr� que en la cordillera, al no tener horizonte, y al ver las quebradas y los cerros, uno detr�s de otro, las personas tienden a la melancol�a.



Ya que hablamos de emociones. Yo sospecho que los momentos m�s duros de su vida han sido la muerte de Haya de la Torre y la de su padre. Pero me preguntaba cu�l ha sido el momento m�s triste para usted en su segundo mandato.



Ese momento fue Bagua. Est�bamos junto con Yehude Simon en un helic�ptero y de pronto le comunicaron a �l que hab�an nueve polic�as muertos. Hasta que aterrizamos no tuvimos otra forma de saber qu� estaba pasando.



Vamos a ir a Bagua en un momento, pero antes quer�a hablar de un tema personal. Un momento triste tambi�n debi� ser la muerte de su hermano, en 2008.



S�, lo fue, pero eso fue producto de una enfermedad. �l ten�a c�ncer, y despu�s de dos a�os lo vi extinguirse poco a poco. Y lo peor que no hab�a esperanza, por el tipo de c�ncer que tuvo.



�Era muy cercano a su hermano?



Hubiera querido ser m�s cercano.



�Qu� imped�a esa cercan�a?



Nada. Ten�amos psicolog�as diferentes, estudios diferentes, la vida me llev� por otros lugares y no pudimos estar juntos.



Veamos, usted es un entusiasta de los logros de su segundo mandato. �Cu�l es el m�ximo logro de su gobierno en materia de seguridad ciudadana?



Yo dir� que en ese caso hay que razonar por el dem�rito de otros. Dir� que hoy, seg�n los datos del INEI, que usted puede revisar, hay 60% m�s de delitos. Quiere decir que de alguna manera en mi gesti�n hab�a una sensaci�n de seguridad y una sensaci�n de menor delincuencia.



De acuerdo. Pero tambi�n hay que recordar que en su gesti�n ocurri� la peor masacre de polic�as de los �ltimos a�os.



Eso fue dram�tico. Pero eso fue un asesinato premeditado, a m� no me vengan con cuentos, de que ese era un hecho social. Yo no creo que los campesinos per se embosquen a unos polic�as que entregan sus armas y que los maten ipso facto, y que en la tarde deg�ellen a otros ocho en la estaci�n de bombeo.



A ver. Yo tambi�n pienso que quienes atacaron a los polic�as de la Estaci�n 6 actuaron con brutalidad y salvajismo, eso no se puede negar. Lo que no entiendo es por qu� se procedi� a desalojar la Curva del Diablo sabiendo que se pon�a en riesgo la vida de los polic�as de la estaci�n de bombeo.



Pero ese es un tema que tienen que explicar los jefes policiales, mi amigo. El presidente de la Rep�blica no est� para explicar eso.



�Ah s�?



S�, claro que s�. �O el director de La Rep�blica responde por sus preguntas una por una? Mire, lo que le digo es lo siguiente, siempre he reconocido como error del gobierno el haber, por la bondad de algunos ministros, especialmente Yehude Simon, alargado el proceso de di�logo, permitiendo que se fuera articulando este crimen que se cometi�.



�Cu�l ha sido el mejor ministro del Interior de su segundo mandato?



No me ponga usted en esa absurda situaci�n de calificar con notas a los cinco ministros que tuvimos, porque no lo har�. Es como preguntarle a usted qui�n es el mejor periodista de La Rep�blica.



S� pues, y quiz� yo no est� en esa respuesta.



Ya ve (se r�e)



Pero vamos, �no siente que cometi� errores al elegir a sus ministros del Interior? Me acuerdo de uno, de Octavio Salazar. Este hombre se dedicaba a hacer conferencias para anunciar que estaba tras la pista de pishtacos, de seres inexistentes.



No, s�lo hizo una conferencia sobre los pishtacos, no diga que se dedicada a eso. Grad�e usted sus t�rminos para que sea civilizada esta conversaci�n.



�Pero c�mo un ministro del Interior puede estar detr�s de pishtacos?



Bueno eso pas�, pero es mejor eso a tener un ministro que se dedique a insultar a la gente.



Pero en verdad, �no ha sido un error de su mandato confiar en gente que no lo merec�a? Pienso en Facundo Chinguel, abogado de un investigado por narcotr�fico. Usted lo respald� en el Congreso.



A m� me preguntaron y yo dije que me parec�a un funcionario honesto, �y?



Que usted estaba equivocado.



Y si estaba equivocado, �qu�? Acaso eso me convierte en c�mplice.



Yo no digo eso, s�lo pienso que confiaron en �l.



�Y? Tambi�n podr�a confiar en usted, y yo no s� lo que usted har� ma�ana, no estoy en su coraz�n y su mente. Los que cometen un delito, a la c�rcel y que sean sancionados, punto. La democracia es eso.



�Dir�a que su gobierno fue eficaz en la lucha contra el narcotr�fico?



Yo creo que mantuvo los lineamientos para contener el flagelo.



Sin embargo, esta comisi�n de Facundo Chinguel...



Pero usted piensa que aqu� hubo narcotr�fico...



Lo que digo es que aqu� hubo gente liberada por recomendaci�n de Chinguel y que luego volvi� a delinquir.



�Cu�ntos son? �Sabe usted? �Cu�l es la proporci�n? �Por tres o cuatro negar�a usted a cinco mil el derecho que tienen de indulto?



Hablemos de la Megacomisi�n. Dicen que usted no incluy� en sus declaraciones juradas de 2006-2001, una cuenta en Par�s, �eso es correcto?



S�, pero esa es una cuenta de cuando yo viv� en Par�s, nueve a�os. Y ten�a 20 mil d�lares. Y el fiscal lo comprob� al enviar cartas rogatorias a ese banco. Yo entregu� a la fiscal�a todos los informes mensuales del banco.



�Ahora mismo tiene cuentas en el exterior?



Esa debe tener ahora 15 mil d�lares, porque le van quitando dinero anualmente.



�La Universidad San Mart�n de Porres le pag� un cr�dito hipotecario?



No me pag� nada. �Esa es una estupidez y una maldad! Yo con mis recursos, con lo que gano como conferencista internacional, ten�a que comprar una casa. Lo �nico que hizo la universidad fue avalarme hasta que se diera el cr�dito, pero el cr�dito lo pagu� yo. Voy a agregar algo, porque le ha faltado preguntarme por la votaci�n de anoche (sobre los informes de la Megacomisi�n). Le agradezco al Parlamento por declarar que en enriquecimiento il�cito y desequilibrio patrimonial no han encontrado nada en Alan Garc�a. Estos tontos creyeron que yo ten�a dinero que sale debajo de la tierra. No se�or, yo he dado 82 conferencias pagadas.



Antes que terminemos. Le he preguntado si piensa que se equivoc� al elegir a sus colaboradores. Eso incluye a Luis Nava, el exsecretario de la Presidencia....



No, mire, lo que diga la Megacomisi�n sobre Nava me tiene sin cuidado, yo conozco de su honorabilidad y s� que lo que no le perdonan es que mostrara, como ex secretario de la presidencia, las facturas por 24 mil botellas de alcohol consumidas en Palacio. Ahora han a votado para que sigan las investigaciones sobre �l en el Ministerio P�blico, y le aseguro que �l saldr� absolutamente limpio.



Lo veo muy convencido de eso, �en verdad no le preocupa que el estudio que el fund� contratara con Odebrecht o con Petrobras?



�Y? �Acaso La Rep�blica no tiene avisos de Odebrecht o de Petrobras?



�Nos est� acusando de algo?



No, no los acuso de nada.



Pero Petrobras y Odebrecht ten�an contratos con el Estado.



�l no tiene nada que ver con el estudio de sus hijos. �l saldr� sin mancha de esas investigaciones.



Ya una vez se equivoc�, con Facundo Chinguel



No, no. No confunda los temas.



Hace unos a�os le pregunt� por qu� no aparec�an m�s Alan Garc�as en el Apra, por qu� no hay m�s j�venes treinta�eros de su partido que postulen a cargos p�blicos, quiero invertir la pregunta, �El Apra tiene alguna posibilidad electoral sin usted como candidato?



S� claro. Absolutamente. Yo estoy convencido de que si Mauricio Mulder postula tendr�a una importante posibilidad electoral, o Javier Vel�squez, o Enrique Cornejo. Yo no s� porqu� creen que todo se agota en m�.

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