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La historia del hombre que se operó su propio apéndice




09/05/2015 - 18:48:26
Infobae.- En medio del invierno polar de 1961, Leonid R�gozov, de 27 a�os, comenz� a sentirse cansado, d�bil y con n�useas. M�s tarde, empez� a padecer un fuerte dolor en el lado derecho de su abdomen.

"Siendo cirujano, no ten�a dificultad en diagnosticar una apendicitis aguda", cont� su hijo Vladislav en una entrevista a la BBC.

"Era una condici�n m�dica que hab�a tenido que operar muchas veces, y en el mundo civilizado es una operaci�n de rutina. Por desgracia en ese momento �l no se encontraba en el mundo civilizado. En cambio, estaba en medio de un desierto polar", explica.

Rogozov era parte de la sexta expedici�n ant�rtica sovi�tica, en la que un equipo de 12 personas fue enviado a construir una nueva base en el Oasis Schirmacher. La estaci�n de Novolazarevskaya qued� establecida a mediados de febrero de 1961, y con la misi�n terminada el grupo qued� atrapado en medio de un hostil invierno.

A finales de abril, la vida de Rogozov estaba en peligro y no ten�a ninguna esperanza de recibir ayuda exterior. El viaje desde Rusia a la Ant�rtica hab�a tomado 36 d�as por mar y el barco no regresar�a hasta el siguiente a�o. Volar, adem�s, era imposible debido a la nieve y las ventiscas.

Rogozov sab�a que su ap�ndice pod�a reventar en cualquier momento, y que si eso ocurr�a muy probablemente morir�a. Y mientras consideraba sus opciones, sus s�ntomas empeoraron.

"Ten�a que abrir su propio abdomen para sacar sus intestinos"

"Ten�a que abrir su propio abdomen para sacar sus intestinos", dice Vladislav. "�l no sab�a si eso era humanamente posible".

Adem�s de todo, era la �poca de la Guerra Fr�a, en la que el Oriente, y el Occidente estaban en competencia nuclear, espacial y en la carrera polar. El comandante a cargo de la base Novolazarevskaya deb�a conseguir la bendici�n de Mosc� para la cirug�a.

"Si mi padre fracasaba y mor�a, ser�a un gran asunto de publicidad negativa para el programa ant�rtico sovi�tico", anota Vladislav.

"Si mi padre fracasaba y mor�a, ser�a un gran asunto de publicidad negativa para el programa ant�rtico sovi�tico"

Rogozov tom� su decisi�n: se iba a realizar una auto-apendicectom�a antes de morir sin hacer nada. "No pude dormir en toda la noche. �Me duele como el demonio! Una tormenta de nieve azota mi alma, gimiendo como 100 chacales", escribi� en su diario.

"Todav�a no hay s�ntomas evidentes de perforaci�n pero una sensaci�n opresiva de presagio pende sobre m�... eso es todo... tengo que pensar en la �nica salida posible, operarme a m� mismo... Es casi imposible... pero no puedo simplemente cruzarme de brazos y darme por vencido".

Rogozov elabor� un plan detallado de c�mo desarrollar�a la operaci�n y le asign� funciones y tareas espec�ficas a sus colegas. Escogi� dos ayudantes principales para entregarles instrumentos, posicionar la l�mpara, y sostener el espejo, en el que planeaba ver lo que estaba haciendo. El director de la estaci�n tambi�n se encontraba en la sala, en caso de que alguno de los otros presentes se desmayara.

"Era tan sistem�tico que incluso les dio instrucciones de qu� hacer si �l perd�a la conciencia, c�mo inyectarle adrenalina y practicarle respiraci�n artificial", dice Vladislav. "No creo que su preparaci�n haya podido ser mejor", recuerdan.

El uso de anestesia general estaba fuera de toda cuesti�n. Rogozov fue capaz de administrar un anest�sico local en su pared abdominal, pero una vez que hubiera hecho la incisi�n, el ap�ndice tendr�a que ser extra�do sin m�s anestesia para poder mantener la cabeza lo m�s clara posible.

"�Mis pobres asistentes! En el �ltimo minuto los mir�. Estaban ah� vestidos con las batas blancas quir�rgicas, pero m�s blancos que ellas", escribi� Rogozov despu�s.

"Tambi�n ten�a miedo. Pero cuando cog� la aguja con la novoca�na y me puse la primera inyecci�n, de alguna manera entr� en modo de cirug�a, y desde ese momento no me di cuenta de nada m�s".

Rogozov ten�a la intenci�n de utilizar el espejo para ayudarse a operar pero encontr� el punto de vista invertido m�s un obst�culo, as� que termin� trabajando al tacto, sin guantes.

Al llegar a la parte final y la m�s dif�cil de la operaci�n, casi perdi� el conocimiento. Empez� a temer que fallar�a en el �ltimo trecho.

"El sangrado era bastante pesado, pero me tom� mi tiempo... Al abrir el peritoneo, da�� el intestino y tuve que coserlo", escribi� Rogozov. "Me set�a m�s y m�s d�bil, mi cabeza comenz� a girar. Cada cuatro o cinco minutos descansaba 20 � 25 segundos.

"�Finalmente aqu� est�, el maldito ap�ndice! Con horror not� la mancha oscura en su base. Eso significa que un d�a m�s y hubiera estallado... Mi coraz�n reaccion� y se ralentiz� notablemente; mis manos parec�an de caucho. Bueno, pens�, va a terminar mal y lo �nico que va a quedar es un ap�ndice extirpado".

Pero no fall�. Despu�s de casi dos horas hab�a completado la operaci�n, hasta la �ltima puntada.

Entonces, antes de permitirse descansar, instruy� a sus asistentes de c�mo lavar los instrumentos quir�rgicos y s�lo cuando la habitaci�n estuvo limpia y ordenada se tom� los antibi�ticos y las pastillas de dormir.

http://www.infobae.com/2015/05/09/1727708-la-historia-del-hombre-que-se-opero-su-propio-apendice

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