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Escarificaciones, el lado (áun más) extremo de los tatuajes




02/06/2015 - 06:47:36
El Comercio.- Si los tatuajes te parecen extremos- una aguja que perfora la piel y deja una marca eterna de tinta- es porque no has o�do hablar de las escarificaciones. Esta t�cnica de modificaci�n corporal eleva los grados de dolor y sustituye la m�quina de tatuar por un bistur�.

Y no es nueva, al contrario, es una pr�ctica milenaria usada por los mayas, huastecas y chichimecas, por tribus africanas y tambi�n australianas. En este contexto las luc�an los guerreros, como si fueran �marcas de valor� o �medallas de guerra�. Culturalmente, en el caso de las mujeres ten�a una finalidad er�tica, para realzar su belleza, como si se tratara de collares o pendientes, pero permanentes en la piel.

En la serie �Juego de Tronos� aparecen tambi�n. Para profesar su religi�n, los �Hijos del Guerrero�, caballeros jurados a la Fe de los Siete, exhiben el s�mbolo sagrado de la estrella de las siete puntas labrado en su frente.

En Quito no es una opci�n popular, pero es a veces habitual entre los tatuados y tatuadores experimentados. Existen contados estudios en d�nde se las realiza y pocos artistas que tienen la preparaci�n o la habilidad (y tambi�n agallas) para hacerlo.

Uno de ellos, y el pionero en la ciudad, es Mauricio Naranjo de Tattoo House of Style. Una tarde en su estudio- el primero del tipo en crearse en la urbe- prepara todo para una escarificaci�n. Alista materiales, esteriliza el espacio y limpia el lienzo: el brazo de Michelle. Enciende una lamparita y descubre el empaque del bistur�. Michelle se calza los aud�fonos y enciende el reproductor de m�sica de su celular.

El afilado instrumento se incrusta en la piel y la raja, la abre y libera sangre, como sucede con cualquier herida. Como si dibujara con un l�piz sobre un papel, el experto tatuador va repasando cada l�nea del dise�o, que previamente se calc� sobre la piel del brazo derecho de la joven. Traza, corta y limpia. Traza, corta y limpia.

Este tipo -extremo- de modificaci�n corporal viene de la palabra en ingl�s �scar� y b�sicamente consiste en realizar un dise�o en cualquier parte del cuerpo con base en cortes, que luego se volver�n cicatrices. Se compone de lo que se conoce como �cutting�, cortar, y �scalpelling�, desprender partes de piel.

Obviamente la herida ocasionada, a gusto del cliente, es mucho m�s profunda que la de un tatuaje. El proceso no acaba con la primera sesi�n, pues hay que regresar continuamente para revisar las incisiones, cuidar que no se infecten demasiado y remover las carachas para que se forme bien el queloide, enti�ndase como una cicatriz exagerada.

Para el cirujano pl�stico Paul Silvers la formaci�n de heridas de mala calidad, como los queloides, es un riesgo impl�cito en este tipo de procesos en los que se corta la piel para darle distintas formas. Aunque desde el punto de vista del cliente mientras m�s pronunciado el rastro de la herida, mejor. Otro riesgo, como pasa con cualquier herida, es que se produzca una infecci�n.

No es la primera escarificaci�n de Michelle. Hace apenas un mes se decidi� por una en el dorso de la mano izquierda, un tri�ngulo (ora pronobis). Escogi� ese lugar porque no es com�n ver personas con modificaciones en las manos y precisamente en la izquierda porque, siendo ambidiestra, es la que m�s usa.

El bistur� penetra epidermis y dermis y la joven ni se inmuta. Naranjo se concentra en cada arista, para que finalmente el dise�o quede perfecto. Pasan 45 minutos y Michelle exhibe en su rostro las primeras muecas de dolor, pero no grita ni se queja, derrama apenas un par de l�grimas. Permanece en silencio. Luego contar� que es una molestia soportable, que incluso llega a disfrutarla. El dolor dura solo el instante del corte. Eso es lo que a Michelle, aprendiz de tatuadora, le gusta de la escarificaci�n.

Mauricio lleva m�s de 30 a�os en el medio (15 a�os haciendo escarificaciones) y solo tiene una muy peque�a e imperceptible en el brazo. Sabe que cuando sea el momento se har� una m�s grande.

Quienes se arriesgan lo hacen casi por las mismas razones por las que acuden a hacerse un tatuaje, por expresar un sentimiento o darle un significado especial a ese cambio f�sico en su cuerpo, cuenta el experto. Pero no lo hacen porque s�, siempre hay una raz�n profunda que los motiva.

Andr�s Ramos, tambi�n en camino de convertirse en tatuador profesional, tiene una escarificaci�n en forma de copo de nieve en la piel de su brazo derecho. Quiso un copo, porque no hay ninguno igual a otro y porque esta t�cnica es algo que se sale de lo com�n. �Es corte puro�es m�s pl�stico�, expresa. Aunque para algunos, aclara, no es m�s que un tatuaje borrado.

El dolor que produjo el bistur� cuando cort� su piel lo equipara con el que se siente al hacer mucho ejercicio o quedarse toda la noche en vela -aguantando el sue�o- solo leyendo un libro. �Es totalmente soportable�. Claro, para �l. La primera parte del procedimiento, el �cuting�, se lo hizo a lo �macho�, y us� anestesia (t�pica) solo cuando le quitaron partes de la piel.

La primera vez que realiz� este procedimiento fue hace seis a�os; por curiosidad se dej� una marca en su pierna. Con el tiempo fue averiguando y aprendiendo e incluso fue parte de un curso con Emilio Gonz�lez, experto venezolano en esta t�cnica.

Esta variaci�n de tatuaje es una forma de expresi�n, es una manera de �ser uno mismo, siendo a la vez diferente y saliendo del esquema social preestablecido�, asegura J�come con emoci�n. Cree que el mundo est� reclamando personas diferentes, y a algunos no les basta con ser simplemente ovejas del mismo reba�o. Lo que le atrae del proceso es lo elevado del dolor. Para el due�o de Tattol este implica entrar en una especie de trance, que le da a la experiencia cierta espiritualidad, algo de trascendencia.

Recuerda que una de sus �ltimas escarificaciones fue la de una chica de la Amazon�a que opt� por una en el vientre de un Dios egipcio. Ella prefiri� sentir el dolor en su m�xima expresi�n. No quiso anestesia ni cuando fue el momento de remover partes de piel.

Faltan pocas l�neas por repasar y el brazo de Michelle est� cubierto de sangre. El rastro llega a la silla en la que est� sentada y algunas gotas tambi�n �decoran� el piso.

Para lograr precisi�n, Naranjo se entren� mucho, dibujando por horas y horas, ganando conocimiento sobre las capas de la piel y alimentando su amor por el dise�o.

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