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Lo que Napoleón Bonaparte vio dentro de la Gran Pirámide de Egipto y le dejó aterrorizado




11/11/2015 - 09:47:08
ABC.es.- La pir�mide de Keops, que es la �nica construcci�n que perdura de las siete maravillas del mundo antiguo, sigue revelando nuevos secretos en sus imponentes 146 metros de altura. Un escaneado de la construcci�n de bloques de pieza caliza indic� hace unos d�as que podr�a haber pasadizos ocultos todav�a sin descubrir, como evidencia el hecho de que se hayan registrado anomal�as de temperatura de hasta seis grados. Un an�lisis cient�fico que confirma lo que Napole�n Bonaparte intuy� en su propia piel tras pasar siete horas en el t�trico monumento: el misterio impregna cada uno de sus rincones.

Con el objetivo de liberar Egipto de las manos turcas, el prometedor general Bonaparte, victorioso en Italia, desembarc� en el pa�s del Nilo durante el verano de 1798 con m�s de treinta mil soldados franceses poni�ndose por objetivo avanzar en direcci�n a Siria. No en vano, el joven Napole�n persegu�a algo m�s que objetivos militares y llev� consigo a un grupo de investigadores de distintas disciplinas (matem�ticos, f�sicos, qu�micos, bi�logos, ingenieros, arque�logos, ge�grafos, historiadores...), m�s de un centenar, para que estudiaran al detalle aquel pa�s de las pir�mides maravillosas y los dioses milenarios. Entre ellos figuraban los matem�ticos Gaspard Monge, fundador de la Escuela Polit�cnica; el f�sico �tienne-Louis Malus; y el qu�mico Claude Louis Berthollet, inventor de la lej�a. Es decir, algunos de los cient�ficos m�s brillantes de su generaci�n acudieron a la llamada del general, de 28 a�os, sin conocer siquiera el destino del viaje hasta que navegaron m�s all� de Malta: �No puedo decirles ad�nde vamos, pero s� que es un lugar para conquistar gloria y saber�.

Europa redescubre Egipto
Fue en aquella expedici�n, entre lo militar y lo cient�fico, cuando Europa redescubri� las maravillas del antiguo Egipto y encontr� la llave para entenderlas. Mientras un soldado cavaba una trinchera en torno a la fortaleza medieval de Rachid (un enclave portuario egipcio en el mar Mediterr�neo), hall� por casualidad la conocida como la piedra Rosetta, la cual sirvi� para descifrar al fin los ininteligibles jerogl�ficos egipcios. Se trataba de una sentencia del rey Ptolomeo, fechada en 196 a. C, escrita en tres versiones: jerogl�fico, dem�tico y griego. A partir del texto griego fue posible encontrar las equivalencias en los jerogl�ficos y establecer un c�digo para leer los textos antiguos.

No obstante, el viaje tambi�n sirvi� a Napole�n a modo de b�squeda espiritual en una tierra que hab�a perturbado la imaginaci�n de grandes personajes de la historia. Como muchos de sus contempor�neos, el Gran Corso se sent�a atra�do por el exotismo oriental y hab�a le�do una obra muy popular por entonces, �El Viaje a Egipto y Siria de Constantin Volney�, publicada en 1794 sobre los misterios de las civilizaciones de la zona.

En medio de las operaciones militares, Napole�n se dirigi� a Tierra Santa con el prop�sito de confrontarse con el ej�rcito turco y, de paso, a descansar por una noche en Nazaret. Y as� lo hizo el 14 de abril de 1799, sin que hayan trascendido m�s detalles de esta particular parada tur�stica. Ese mismo a�o, en agosto, Napole�n regres� a El Cairo haciendo noche supuestamente en el interior de la Pir�mide de Keops. Su s�quito habitual y un religioso musulm�n le acompa�aron hasta la C�mara del Rey, la habitaci�n noble, que en aquella �poca era de dif�cil acceso, con pasadizos que no llegaban al metro y medio, y sin ning�n tipo de iluminaci�n m�s all� de las insuficientes antorchas.

Concretamente, la C�mara del Rey es una sala rectangular de unos 10 metros de largo y 5 metros de ancho conformado por losas de granito, paredes y techo lisos, sin decoraci�n, y �nicamente contiene un sarc�fago vac�o de granito, sin inscripciones, depositado all� durante la construcci�n de la pir�mide, puesto que es m�s ancho que los pasadizos. El general corso pas� siete horas rodeado solo de murci�lagos, ratas y escorpiones en la pir�mide. Justo al amanecer, brot� de la laber�ntica estructura, p�lido y asustado. A las preguntas de inquietud de sus hombres de confianza sobre lo qu� hab�a ocurrido all� dentro, Napole�n respondi� con un enigm�tico: �Aunque os lo contara no me ibais a creer�.

De la pir�mide, a la conquista pol�tica de Par�s

Resulta imposible saber qu� es lo que vio o sinti� exactamente Napole�n en esas siete horas, o incluso si el episodio lleg� a tener lugar, aunque parece probable que en todo caso el corso creyera sufrir alguna clase de experiencia m�stica inducida por la soledad, la oscuridad, las temperaturas extremas y los ruidos distorsionados por el eco. Lo que est� claro es que �como han dado cuenta distintas obras de ficci�n, v�ase la novela de �El Ocho� (1988) de Katherine Neville o m�s recientemente Javier Sierra en �El Secreto Egipcio de Napole�n� (2002)� la noche de Napole�n dentro de la Gran Pir�mide pareci� cambiar su car�cter para siempre. Pese a regresar derrotado militarmente a Francia, el corso despeg� pol�ticamente en los siguientes meses. En noviembre de ese a�o organiz� el golpe de Estado del 18 de brumario que acab� con el Directorio, �ltima forma de gobierno de la Revoluci�n francesa, e inici� el Consulado con Napole�n Bonaparte como l�der.

Lo que si tiene una respuesta m�s accesible es por qu� raz�n quiso pernoctar en el monumento. Seg�n explica el periodista Peter Tompkins en su cl�sico �Secretos de la Gran Pir�mide�, �Bonaparte quiso quedarse solo en la C�mara del Rey, como hiciera Alejandro Magno, seg�n se dec�a, antes que �l�. Obsesionado durante toda su carrera con otros personajes hist�ricos claves, Napole�n trat� de emular las huellas del conquistador Alejandro Magno y del general romano Julio C�sar, que supuestamente hab�an pasado tambi�n una noche en la c�mara busc�ndose as� mismos. El conquistador griego, del que se cuenta una infinidad de leyendas de su contacto con otros mitos de la Antig�edad, fund� Alejandr�a en el a�o 331 a.C. y consult� el or�culo egipcio, donde recibi� al parecer su confirmaci�n como hijo de Zeus-Am�n y como conquistador del mundo. Ese mismo a�o, en Menfis, Alejandro Magno recibi� las insignias y t�tulos de los faraones y realiz� sacrificios a las divinidades egipcias.

http://www.abc.es/historia/abci-napoleon-bonaparte-dentro-gran-piramide-egipto-y-dejo-aterrorizado-201511110304_noticia.html

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