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El Salvador, violencia sin fin: de la tregua con las maras a la mano dura




29/05/2016 - 12:46:40
Infobae.- Don Pedro Antonio Leiva se toma un respiro en la sala de espera del elegante edificio de oficinas hasta el que ha venido con su esposa, Mar�a Yolanda, en busca de un abogado que les ayude a tramitar una petici�n de asilo ante el gobierno de los Estados Unidos. Corren los primeros d�as de marzo de 2016.

Don Pedro se toma un respiro y cuenta que antes de llegar a Estados Unidos, poco antes, hab�a caminado varios cerros cercanos a su pueblo de origen, en El Salvador, en busca de los restos de su hijo desaparecido por el ej�rcito de aquel pa�s. "La �ltima vez llegu� hasta una piedrona, lejos, ah� me hab�an dicho que estaba. Ya cuando iba subiendo vi el cuerpo de un muchacho que lo hab�an enterrado y le hab�an dejado el pecho y la cabeza afuera. Yo iba con unos fiscales y de lejos no alcanzaba a ver, pero s� sab�a que no era �l. �Voy a ver? �Le levanto la cabeza? Me dijeron que no, que me iba a meter en problemas. Pero no era �l", cuenta.

El camino que trajo a don Pedro hasta este edificio en Silver Spring, Maryland, un suburbio de Washington, diez kil�metros al norte de la Casa Blanca, empez� en febrero de 2014 en Armenia, una ciudad del occidente salvadore�o ubicada a unos 40 kil�metros de la capital, en el departamento de Sonsonate. Armenia es, como muchas ciudades de El Salvador, un lugar dominado por las dos pandillas criminales m�s grandes del pa�s, la Barrio 18 y la MS13.

El barrio en que don Pedro viv�a con su esposa y uno de sus hijos, �scar, es territorio de la Barrio 18 Sure�os (uno de los dos grupos en que esa pandilla se ha dividido tras sangrientas purgas internas). El 18 de febrero de 2014, una columna de soldados del batall�n Hermes, desplegado por la Fuerza Armada de El Salvador para apoyar a la Polic�a Nacional Civil en labores de seguridad p�blica y destacado en Armenia, retuvo a �scar y otros cuatro hombres.
Desde el comienzo de la nueva pol�tica de mano dura, aumentaron las denuncias contra la polic�a salvadore�a por abusos y hasta ejecuciones extrajudiciales.

Lo que pas� despu�s no est� del todo claro. En un proceso judicial abierto contra el sargento Santos Coreto y seis de sus subalternos qued� constancia, a mediados de 2015, que los militares hab�an soltado a dos de los hombres y que llevaron a los otros tres por caminos semi-rurales que conduc�an a San Dami�n, otro barrio de Armenia, este dominado por la MS-13.

Las pandillas salvadore�as surgieron a mediados de los a�os 80 en Los �ngeles y otras ciudades del oeste estadounidense. Fueron fundadas por migrantes centroamericanos, salvadore�os la mayor�a, que hu�an de las guerras civiles que asolaban a sus pa�ses y se instalaron en barrios angelinos plagados de pobreza, crimen y tr�fico de drogas. Algunos de esos migrantes se agruparon en la Mara Salvatrucha 13 ("mara" es una palabra de uso salvadore�o que significa grupo). Otros se integraron a la Barrio 18, una pandilla de origen chicano que ya exist�a en Los �ngeles. A principios de 2000, empujados por las pol�ticas de deportaciones masivas instauradas por el gobierno de George W. Bush en Washington, miles de pandilleros con antecedentes regresaron a las calles de Centroam�rica a expandir sus respectivos grupos.

La cultura pandillera est� cimentada en la violencia. La fundacional es contra el grupo contrario, la que nace del odio entre las letras (MS13) y los n�meros (los 18)

La cultura pandillera est� cimentada en la violencia. La m�s antigua, la fundacional, es la violencia contra el grupo contrario, la que nace del odio entre las letras (MS13) y los n�meros (los 18). Hoy, en El Salvador, vivir en un barrio dominado por unos �a�n sin ser miembro de la pandilla- y transitar por territorios de otros es suficiente raz�n para ser asesinado. Por eso cuando los soldados del sargento Coreto y sus hombres llevaron a �scar Leiva y sus amigos a la San Dami�n estaban conden�ndolos a muerte.

El gobierno anterior pact� una tregua y dej� salir de la c�rcel a algunos de los l�deres de las maras. El Presidente actual regres� a la "mano dura".

El cap�tulo m�s reciente de la violencia
Do�a Mar�a Yolanda, la madre de �scar, no cree, sin embargo, que a su hijo lo hayan matado o desaparecido las pandillas. "A mi hijo me lo mat� el Ej�rcito de El Salvador", dijo la mujer a un grupo de estudiantes y maestros de American University, en Washington, DC, reunidos el 17 de marzo pasado en la universidad para escuchar su testimonio.

La historia de �scar y sus padres habla del �ltimo episodio de la violencia que desangra a El Salvador y que lo convirti�, el a�o pasado, en el pa�s sin situaci�n de guerra tradicional m�s violento del mundo con una tasa de 107 homicidios por cada 100,000 habitantes. No hay, en El Salvador, acuerdo sobre cu�ntas de esas muertes fueron causadas por las pandillas, cu�ntas por la fuerza p�blica y cu�ntas por el crimen organizado; sin embargo, cifras recientes de la Polic�a Nacional Civil, obtenidas por organizaciones no gubernamentales a trav�s de la ley de acceso a la informaci�n, indican que los homicidios atribuidos a pandilleros representan solo entre el 30 el 40% del total.

Las cifras y casos como el de �scar, que empiezan a ser m�s comunes �el mes pasado el Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos revel� que investiga al menos 13 casos de abusos atribuidos a la fuerza p�blica�, hablan de excesos del Ej�rcito y la Polic�a cometidos, casi siempre, contra hombres j�venes que viven en �reas dominadas por pandillas.

M�s a�n: algunas de las denuncias tienen que ver con ejecuciones extrajudiciales de pandilleros o j�venes que, sin ser miembros de maras, tambi�n fueron asesinados. As� lo denunciaron, por ejemplo, dos peri�dicos salvadore�os en sendos reportajes. Y as� lo reconocen ya abogados e incluso gobiernos extranjeros.

Marina Ortiz, abogada salvadore�a que investiga este tipo de casos y ha representado a v�ctimas como los padres de �scar, asegura que la organizaci�n para la que ella trabaja, la Asociaci�n Salvadore�a para los Derechos Humanos (ASDEH), ha recibido al menos 50 reportes de desapariciones y cuatro de torturas solo en el �ltimo a�o.
La Mara Salvatrucha y la M-18 nacieron en las calles de Los Angeles de la emigraci�n salvadore�a. Luego regres� a su pa�s de origen y cop� los barrios de todos los pueblos.

El mismo Departamento de Estados de los Estados Unidos, en su reporte sobre la situaci�n de los derechos humanos en 2015, reconoce las denuncias de ejecuciones extrajudiciales y otros abusos en El Salvador.

"Es motivo de preocupaci�n que se est�n presentando desde el a�o pasado hasta lo que va de 2016 casos de supuestos enfrentamientos armados entre autoridades de seguridad con grupos delictivos en los que pudieron haberse producido ejecuciones extralegales", dijo David Morales, procurador de Derechos Humanos, a finales de abril pasado.

El incremento en las denuncias se ha dado tras la decisi�n del gobierno del presidente Salvador S�nchez Cer�n, un ex comandante guerrillero que fue elegido como jefe del Ejecutivo en marzo de 2014, de perseguir y combatir a las pandillas sobre todo a trav�s de la fuerza p�blica, con el despliegue de m�s unidades militares como el batall�n Hermes y la creaci�n de otros tres batallones similares. El primero de abril pasado, adem�s, la Asamblea Legislativa aprob� un paquete de medidas anticrimen que incluye restricciones a visitas en las c�rceles del pa�s, desde donde los l�deres de las pandillas han operado sus redes de extorsi�n durante dos d�cadas gracias, en gran medida, a la corrupci�n en el sistema penitenciario.

Pero, adem�s del aumento en las denuncias de abusos, las medidas del gobierno de S�nchez Cer�n trajeron ya una reducci�n de homicidios entre marzo y abril de 2016 de un 47% seg�n cifras de la Polic�a. Los liderazgos de las pandillas, no obstante, aseguran que la disminuci�n se debe a una medida unilateral pactada entre ellos de pedir a sus filas reducir los homicidios.

Y, con la reducci�n, lleg� tambi�n un leve repunte en la maltrecha popularidad del presidente S�nchez Cer�n, que pas� de 36% en febrero a 48% en mayo, seg�n una encuesta publicada por La Prensa Gr�fica.
Mauricio Funes, el ex presidente del FMLN que pact� una tregua con las maras. A la darecha, Salvador S�nchez Cer�n, el actual presidente, tambi�n del FMLN, que reinstaur� la mano dura.

La tregua fallida
Las pol�ticas de la administraci�n S�nchez Cer�n surgen, adem�s, de su repudio a la tregua entre pandillas planeada, gestada y ejecutada por su antecesor, Mauricio Funes, quien tambi�n lleg� al poder de la mano del FMLN, el partido de la ex guerrilla salvadore�a.

En 2012, Funes autoriz� un pacto entre el Estado y las dos principales pandillas. De ese pacto surgi� una tregua que, entre 2012 y 2013, redujo los homicidios casi a la mitad; el trato consisti�, en principio, en que el gobierno de Funes relaj� las restricciones carcelarias a los l�deres de ambas pandillas para que estos comunicaran a sus filas en las calles la orden de reducir los asesinatos. El pacto dej� de lado las extorsiones, que representan el principal flujo de caja de ambas maras.

En las postrimer�as de aquella tregua, que empez� a desdibujarse cuando Funes nombr� a un nuevo ministro de Seguridad, los dos partidos pol�ticos mayoritarios de El Salvador, tanto el gobernante FMLN como el principal de oposici�n, el derechista ARENA, buscaron pactos propios con l�deres pandilleros para garantizar votos de los mareros y sus familiares.

El principal arquitecto de aquel pacto fue el general David Mungu�a Pay�s, entonces ministro de Justicia y Seguridad P�blica. Hoy, el general es el ministro de Defensa de S�nchez Cer�n, el jefe del ej�rcito que empieza, tambi�n, a recibir acusaciones de abusos en el marco de la guerra interna desatada por el rompimiento de la tregua y las nuevas estrategias de seguridad p�blica.

A inicios de mayo, el reci�n nombrado fiscal general, Douglas Mel�ndez, emprendi� un proceso penal contra polic�as, funcionarios y ex funcionarios de prisiones y civiles que participaron en la tregua con el apoyo log�stico del gobierno, sobre todo a trav�s de Mungu�a, pero dej� del lado al general, quien en privado y en p�blico ha admitido su participaci�n en el pacto.

Lo que queda ahora es un pa�s que, a pesar de la leve baja reportada entre marzo y abril de 2016, empieza a testiguar abusos de autoridad que se cre�an desterrados por el Acuerdo de Paz de 1992 que puso fin a la guerra civil y en el que barrios enteros de ciudades como Armenia, de San Salvador �la capital� y de las principales urbes del pa�s est�n dominadas por las letras o los n�meros. Hoy, adem�s de la violencia pandillera, El Salvador lidia con la violencia del Estado, que vuelve a producir historias como las de �scar Leiva y su padre, don Pedro Antonio, quien recorri� cerros buscando cad�veres que no eran el de su hijo desaparecido.

Por: H�ctor Silva �valos - Red Global de Periodistas de Infobae

http://www.infobae.com/2016/05/29/1814321-el-salvador-violencia-fin-la-tregua-las-maras-la-mano-dura

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