Lunes 20 de mayo 2024

El doctor que salvó miles de vidas en la Segunda Guerra Mundial

La Luna y las estrellas alumbraban el silencioso camino que tomaron tras un duro día de trabajo.


  • 20-06-2016
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BBC.- La Luna y las estrellas alumbraban el silencioso camino que tomaron tras un duro d�a de trabajo. Hab�an partido despu�s de la medianoche para llegar a tiempo a la cl�nica en la que atend�an gratis a afroestadounidenses pobres, quienes los esperaban por la ma�ana. Quien conduc�a era Charles Drew, de 45 a�os y en plena forma. Era un hombre extraordinario: atleta, erudito, m�dico brillante y con una legendaria habilidad para organizar grandes proyectos. Hab�a dirigido el programa del banco de sangre de la Cruz Roja durante un tiempo; hab�a sido pionero en las t�cnicas de almacenamiento de sangre; era el cirujano en jefe del Freemen"s Hospital y decano del departamento de cirug�a de la Universidad de Howard. Dormitando Los hombres iban conversando sobre el trabajo, intercambiando an�cdotas y chistes. Pero a las 8 de la ma�ana, los pasajeros ya estaban somnolientos, casi dormidos. Por un momento, Drew se desconcentr�. Las ruedas del lado derecho del Buick golpearon el and�n. Iban a m�s de 110kmh. �l volte� el tim�n hacia la izquierda con demasiada fuerza y el auto empez� a dar volteretas. La puerta del lado del conductor se abri� y la mitad del cuerpo de Drew qued� afuera. Cuando el carro volvi� a dar una vuelta, lo hizo sobre su torso. �Muy oscuro para el blanco hospital? La polic�a lleg� pronto. Una ambulancia llev� a Drew al hospital local. Y entonces, cuenta la historia, pas� lo peor: los empleados del hospital no conoc�an a Drew; todo lo que vieron fue a un hombre negro. El hospital era s�lo para blancos. No lo recibieron y muri�. Esa es la historia que se ha venido contando por m�s de 50 a�os. Apareci� en los diarios y en libros de historia: Charles Drew, el pionero de los bancos de sangre, muri� desangrado por el color de su piel. Sin embargo, no fue as�. De hecho, Drew lleg� al hospital y los doctores lucharon por salvar su vida. "Sab�amos qui�n era", declar� uno de los cirujanos. Le dieron plasma, siguiendo el protocolo que �l mismo hab�a establecido. Pero sus heridas eran graves y, aunque los m�dicos hicieron todo lo que pudieron, muri�. No obstante, la historia de su vida y muerte, recordada bien o mal, nos habla del significado visceral de la sangre y la raza. De d�nde vino la historia de que no lo recibieron Es posible que la de Drew se confundiera con innumerables historias en las que heridos fueron realmente rechazados en los hospitales por ser negros. Un caso que probablemente se amalgam� con el de Drew ocurri� en diciembre de ese mismo a�o. Maltheus Avery, un estudiante de 24 a�os y veterano de guerra, casado y con una hija, tuvo un accidente de auto. La ambulancia lo llev� a Duke Hospital en Durham, Carolina del Norte. Necesitaba una operaci�n para salvar su vida. Pero los doctores dijeron que todas sus "camas negras" estaban ocupadas. Hab�a doctores, camas vac�as, equipo y teatros de operaciones. Le habr�an podido salvar la vida pero lo dejaron morir porque era negro. Los m�dicos realmente tomaron esa decisi�n. Ese contexto hace de los logros de Drew a�n m�s extraordinarios. "Sangre para los brit�nicos" Apenas termin� su residencia, lo citaron en Nueva York para pedirle que fuera el director m�dico de "Sangre para los brit�nicos", un programa piloto de la Cruz Roja para ayudar a los civiles heridos en Reino Unido por los bombardeos nazis y a sus tropas en Europa. Para entender precisamente lo que Drew hizo y por qu� era tan importante, debemos recordar qu� es el plasma. El problema con el almacenamiento de sangre es que tiene muy poca vida �til, incluso si se conserva en las mejores condiciones. Adem�s, la sangre tiene tipos: hay que comprobar que el donante y el recipiente son compatibles. El plasma es la sangre sin gl�bulos blancos y rojos, compuesta de mucha agua pero tambi�n muchas cosas que nuestro cuerpo necesita para sobrevivir: nutrientes, minerales, prote�nas disueltas, qu�micos que mantienen a las c�lulas funcionando. No es necesario determinar el tipo de sangre. Se le puede dar cualquier plasma a cualquier persona, lo que significa que puedes actuar r�pido para aumentar el volumen de sangre sin tener que esperar el resultado de un examen. Tratada correctamente, mantenida en una cadena de manipulaci�n est�ril, puede ser secada y almacenada durante meses sin refrigeraci�n. Puede ser hidratada en los campos de batalla y salvar incontables vidas. Necesidad urgente En 1940, Reino Unido estaba desesperado por plasma. El pa�s enfrentaba una lucha existencial contra el nazismo, y realmente parec�a que iba a perder la guerra. En Dunkirk, murieron 3.500 soldados brit�nicos y m�s de 13.000 quedaron heridos. Los �ltimos necesitaban transfusiones de plasma. En casa, los ataques a�reos de la Luftwaffe dejaban caer bombas en ciudades brit�nicas casi todas las noches. Londres fue bombardeada por 57 noches consecutivas. En total, m�s de 40.000 civiles murieron y 130.000 quedaron heridos. Reino Unido no estaba preparado para esa embestida. Londres ten�a cuatro dep�sitos de sangre en las afueras de la ciudad, pero se estaban agotando. Al otro lado del Atl�ntico, en EE.UU., hab�a un tremendo sentimiento de solidaridad con los brit�nicos y muchos quer�an ayudar. �Qu� mejor manera que donando sangre? Adem�s, ya era claro que pronto sus militares estar�an peleando en esa guerra, y este programa piloto les servir�a para experimentar en beneficio de su propio programa de sangre. Drew era una autoridad reconocida en la conservaci�n de sangre y excelente administrador. Un informe posterior dice que cuando lo pusieron a cargo del programa "nuestros grandes problemas se desvanecieron". Con m�s de 1.300 donantes por semana y las t�cnicas que refin� Drew para la producci�n a gran escala de plasma, empezaron a mandar miles de ampolletas de plasma seco a Reino Unido que, bajo su supervisi�n, llegaron en perfecta condici�n. La radicalizaci�n de la sangre Todo ocurri� cuando en EE.UU. todav�a hab�a segregaci�n racial, como subraya Michael McMillan, autor de la obra de teatro "Sangre para los brit�nicos", que contaba la historia del trabajo de Drew en la Segunda Guerra Mundial. "En Estados Unidos exist�a la regla de una gota, que dictaba que cualquiera que tuviera una gota de sangre negra era considerado negro", explica. "La raza de Drew era mixta, y �l nunca neg� su identidad como negro, lo que tuvo consecuencias m�s tarde, particularmente cuando EE.UU. entr� en la guerra y sus fuerzas, que eran segregadas, segregaron la donaci�n de sangre". "Querido Presidente, Soy fiel a mi pa�s y a mi hijo, que ser� elegible para el servicio militar en dos meses. Escuch� rumores de que la sangre est� mezclada. La idea de que sea cierto es alarmante e insultante. Es antiestadounidense y anticristiano. Si la �nica manera de salvar la vida de mi hijo es darle sangre de negro, entonces que se lo lleve Dios". "Querido Presidente, Recientemente fui a donar sangre y les ped� que la marcaran "sangre de negro", para el hijo de alguna madre negra que, como sus compa�eros blancos, est� arriesgando su vida en el campo de batalla. "La gente pensaba que todo se pod�a transmitir por la sangre", se�ala McMillan. "Desde la textura del cabello, el color de la piel... , todo lo que se consideraba negativo del cuerpo negro. Y hasta estereotipos m�s culturales, como la habilidad para bailar o cantar". Y en medio de esa situaci�n estaba Charles Drew, dirigiendo el departamento encargado de atender la solicitud del ej�rcito de su pa�s, que primero se neg� a usar "sangre negra" y luego pidi� que fuera segregada y destinada s�lo a personas de raza negra... como �l. "Frustrado, Drew sinti� que su integridad y su conciencia no le permit�an continuar, as� que renunci�", concluye McMillan. Drew volvi� a Howard University como profesor y tom� el cargo de jefe de cirujanos en el Freedmen"s Hospital. Y el resto, es historia. O m�s bien leyenda. Y las leyendas tambi�n cuentan verdades. Por m�s sangre que literalmente le dio a sus compatriotas, muchos de ellos nunca vieron m�s all� del color de la piel.


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