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Volver al campo: historias de lucha y reconquista de la tierra




03/01/2017 - 06:27:46
PAGINA SIETE.- Mientras muchos migran del campo a la ciudad, otros siguen el camino inverso y dejan la urbe para regresar a la tierra en busca de lo que los guarani�s llaman el yvy mara�. El Movimiento Regional por la Tierra y Territorio ha reunido 112 casos inspiradores de acceso a predios en ocho pa�ses de Am�rica del Sur, 36 de ellos en Bolivia.

"El prop�sito de esta iniciativa sudamericana es reunir mil historias de acceso a la tierra. �stos mostrar�n que en los �ltimos 15 a�os millones de personas han encontrado en el campo una perspectiva de construcci�n de su futuro para responder al discurso dominante que relaciona la vida campesina o ind�gena con los conceptos de pobreza, marginamiento, desnutrici�n, etc�, explic� Oscar Bazoberry, director del Instituto para el Desarrollo Rural de Sudam�rica (IPDRS) que articula el movimiento.


En Bolivia, el proyecto ha sistematizado casos buscando cubrir las diferentes situaciones de acceso la tierra y las variadas zonas rurales del pa�s. Por ejemplo, de la comunidad Guirasai, en el chaco chuquisaque�o, Juan Guzm�n dijo: "Ten�amos tantas ilusiones y apuro por vivir libres, que no nos import� instalarnos donde sea, todos amontonaos�.

Bolivia es muy especial para el movimiento debido a la importancia de la tierra en la historia nacional y, principalmente, debido a los avances legislativos de acceso a la tierra y a la diversidad de formas de propiedad de la tierra, a�ade Bazoberry.

Seg�n datos oficiales de inicios de 2016, considerando un 73% de la superficie nacional ya titulada dentro del proceso de saneamiento de tierras, la propiedad comunitaria campesina comprende alrededor de 10 millones de hect�reas y la propiedad familiar campesina otro tanto.

Asimismo, los Territorios Ind�gena Originario Campesinos (TIOC) de tierras bajas tienen 13,3 millones y los TIOC de tierras altas suman 10,6 millones de hect�reas.

La propiedad individual de medianos y grandes propietarios llega a ocho millones de hect�reas.

Actualmente, casi dos millones de personas tienen t�tulos de tierra en Bolivia, lo que representa un 20% de la poblaci�n nacional. A�n falta determinar el derecho propietario de un 27% de la superficie total del territorio boliviano.



Estudio regional

Casos El Movimiento Regional por la Tierra y Territorio ha reunido 112 casos inspiradores de acceso a la tierra y territorio en ocho pa�ses de Am�rica del Sur.
Pa�ses Citan casos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay y Per�.

Yateirenda, la tierra de miel que sobrevivi� al sismo y la represi�n

Aunque no figuran en el banco de datos del INE, unas 750 personas viven hoy en el Territorio Ind�gena Originario Campesino (TIOC) guaran� Yateirenda. En 1997 eran 50 las que asentaron en esta tierra, que debe su nombre a las abejas que all� abundaban. Desde entonces, sobrevivieron a un sismo, a la represi�n y cada vez son m�s los que llegan en busca del yvy mara�.

En 1995 un grupo de dirigentes guaran�es, que se conocieron en el mercado de Santa Cruz, coinciden en la necesidad de tener tierras para dejar de trabajar como peones. Dos a�os despu�s, tras la conformaci�n de la Capitan�a de Takovo Mora, 17 familias instalan con el respaldo de documentos del INRA el primer asentamiento en lo que hoy es Yateirenda.

La comunidad del municipio de Cabezas, a dos horas de la ciudad de Santa Cruz, y en puertas del Chaco, se present� dulce para los colonizadores. Su nombre guaran� se traduce como "el lugar de las abejas se�oritas�.

Pero no todo fue miel. A pocas semanas de su llegada los pioneros tuvieron que defenderse de ataques de peones de la Hacienda San Ger�nimo que quer�an esas parcelas para sembrar ca�a de az�car.

El 2000, tras varios intentos, la comunidad obtuvo su personer�a jur�dica y en 2006 logr� su titulaci�n como TIOC. Despu�s vino el sismo.

El 15 de octubre del 2013, Yateirenda fue sacudida por un movimiento s�smico de 4,5 grados en la escala de Richter que tuvo 32 r�plicas. "Sonaba fuerte, como si hubieran m�quinas en el monte�, cont� la comunaria Isabel Chumira. Adem�s del trauma, el fen�meno dej� 77 casas inhabitables y otros da�os.

La comunidad se repuso y a�n tuvo fuerza para luchar contra la construcci�n de la planta hidrocarbur�fera de El Dorado de YPFB Gran Chaco, que amenazaba su tierra sin una consulta previa. En 2015, los habitantes de Yateirenda bloquearon la v�a a Camiri.

Con el pretexto de desbloquear, unos 500 efectivos policiales ingresaron a la comunidad, gasificaron viviendas y detuvieron comunarios, incluyendo menores de edad. El saldo fue miedo y varios lesionados.

Actualmente, Yateirenda es tierra colectiva, esto quiere decir que el t�tulo de propiedad est� a nombre de la comunidad en su conjunto, por lo que no existen tierras particulares que puedan ser vendidas o fragmentadas. Ning�n comunario o comunaria tiene el t�tulo particular de su vivienda o de su chaco. Del total de hect�reas que del TIOC se designa un n�mero espec�fico de metros para que trabajen la tierra quienes lo soliciten.

El pueblo de la miel sigue en pie y crece. "Decidimos volver para quedarnos y cada vez somos m�s�, dijo el comunario Juli�n Rua.


Patarani, la batalla de las mujeres "chullas� por su derecho propietario

En Patarani, el derecho a la tierra era b�sicamente masculino y a �l no acced�an las mujeres y menos las "chullas� (impares, sin pareja). Gracias a la lucha de tres viudas hoy en la comunidad del municipio pace�o de Guaqui, el 95% de 912 t�tulos ejecutoriales tiene a una mujer como titular y en 2% ellas son las propietarias �nicas.

El acceso a la tierra en Patarani se da de generaci�n a generaci�n, pero las mujeres acceden s�lo a las parcelas que hereda su marido. Es peor para las viudas, solteras o divorciadas que son consideradas como incompletas y vulnerables, por lo que usualmente se vuelven a casar.

Tres mujeres de Patarani que decidieron mantener su situaci�n de "chullas� lograron la calidad de "jaque� (en el mundo andino, persona adulta con madurez y facultad de decidir) en la comunidad. Siguiendo las reglas andinas, al no tener la representaci�n masculina de la familia, obtuvieron la titularidad de sus tierras pero no fue f�cil.

Regina Mamani, Viviana Quispe y Jacoba Quispe tienen muchas cosas en com�n. Provienen de familias de pocos recursos, presentan bajos niveles de escolaridad, contraen matrimonio, a temprana edad construyen familias extendidas, acceden a las tierras a trav�s de sus c�nyuges y enviudan. Despu�s, emprenden negocios, no contraen segundo matrimonio, asumen la jefatura del hogar y finalmente, recuperan sus parcelas. Una incluso es autoridad.

"Al principio dej� mis tierras, mis animalitos, a cuidado de otras familias y me fui a la ciudad para trabajar. pero no puede aguantar. Hay mucha presi�n, enseguida retorn� y recuper� mis pertenencias� Aqu� se puede llevar una vida tranquila y saludable� aqu� me siento libre�, relat� Viviana Quispe, de 63 a�os.

Jacoba, por su parte, recalc� el afecto que siente por sus tierras. Sus hijos que viven en la ciudad le han propuesto irse con ellos, pero ella se niega a dejar su vida rural. "C�mo yo voy a dejar las cosas as�, d�nde puedo ir. Aunque la tierra no es muy grande yo aqu� vivo tranquila, no me falta nada� Adem�s mi mam� me sabe decir: �no te vas a ir ning�n lado por m�s que fallezca tu marido, no importa de cuatro pies, pero estate en la casa���, relat� la viuda de 54 a�os.

"Sin la tierra yo no podr�a hacer nada, aqu� yo siembro y cosecho para mi sustento diario, si no hay tierra no hay comida, no hay vida en la comunidad y las familias sufrir�an mucho�, coincidi� Regina Mamani, orgullosa propietaria de 62 a�os.

La experiencia de ellas fue positiva para todas las mujeres de Paratani. La comunidad analiza instituir el derecho propietario femenino en su Estatuto Org�nico que est� en elaboraci�n.

Trinchera, la comunidad campesina que resiste en la frontera con Brasil


Ubicada en el departamento de Pando, tierra de casta�a y goma, la comunidad Trinchera est� en plena frontera con Brasil. El pueblo fundado en los a�os 50 es el primero en lograr la legitimaci�n y legalizaci�n de la posesi�n de tierra, antes de la Reforma Agraria.

A inicios del siglo XX, un grupo de familias se movilizaron desde el Estado del Ceara (Brasil) en busca de la bonanza gomera de la regi�n del Acre. Asentadas en la frontera Brasil-Bolivia, las familias sin una idea clara o instituida de comunidad, pero con el respeto y resguardo colectivo, protegen la tierra por m�s de 50 a�os.

"La historia que dicen los antiguos cuenta que la comunidad se llama Trinchera desde el tiempo que Bolivia pele� por el Acre, aqu� a mil metros de la orilla de all�. Lo que la gente comentaba es que los brasile�os hab�an querido quitar todo el Acre, con ambici�n de la goma y la almendra que hab�a. Ahora si ser� verdad o no, �vamos a saber nosotros!�, cuenta Edwin Bismark Lima, actual patriarca de una de las familias colonizadoras.

Hasta mediados del siglo XX, Trinchera era una barraca gomera. Seg�n los comunarios, alrededor del a�o 1952 lleg� la familia de Laura Bismark con su esposo e hijos, entre ellos don Edwin, a trabajar como siringueros.

Poco a poco se suman otras familias -como los Nakashima Villamar de nacionalidad boliviana- y llegan a ser 50. El a�o 1975 se abre la carretera Cobija-Puerto Rico. Desde entonces, las parcelas eran aprovechadas como propiedades individuales y se instaur� el sistema "habilito�.

El habilito consiste -a�n se mantiene con ciertas casta�eras- en proporcionar a los ind�genas y campesinos extractivistas un pago, primero en alimentos y vivienda; m�s adelante, los patrones establecieron una delaci�n de dependencia con productores o recolectores adelant�ndoles dinero, alimentos, instrumentos de trabajo, vituallas y armas de tal manera que trabajen endeudados siempre.

Ante la presi�n por la tierra y la permanente amenaza de las acciones extractivas ilegales en su territorio, los siringueros ven la oportunidad de conformar una comunidad campesina evocando al momento hist�rico de la guerra del Acre entre Bolivia y Brasil. Tras a�os de lucha logran la titulaci�n de la comunidad en 2006.

Un a�o antes, en 2005, se produjo un conflicto porque un empresario brasile�o, Alberto Da Silva Nascemento, logr� comprar lotes dentro del territorio saneado de Trinchera y realizaba talas ilegales de madera. Los comunarios decomisaron maquinaria y la polic�a detuvo a algunos trabajadores. El empresario brasile�o vendi� el predio y se fue. Actualmente estas tierras son aprovechadas para la zafra de casta�a.

El territorio originario que se unific� al ritmo de la m�sica en Carangas

En un concurso de m�sica originaria, cinco pueblos de la regi�n de Carangas se unieron en un solo grupo por sus similitudes en interpretaciones, vestimenta y danza. Juntos se presentaron con el nombre de "markas integradas�, y a trav�s del arte descubrieron que ten�an tambi�n necesidades y demandas comunes. Ese fue, en 1997, el germen de una "neo marka�.

En la regi�n orure�a de Carangas, las comunidades Chuquichambi, San Miguel, Llanquera, Bella Vista y Bel�n de Choquecota conforman el Territorio Ind�gena Originario Campesino (TIOC) Marka Mayach�tasita Markanakas, que significa "pueblos unidos�. Los cinco territorios antes de 1999 pertenec�an a otras estructuras en las que, sin embargo, "se sent�an discriminados�.

Hay dos versiones respecto a c�mo se logr� consolidar una nueva marka en tiempos contempor�neos. La primera se�ala que la ausencia de representaci�n de estos territorios deriv� en una integraci�n tacita y de facto. Todos precisaban servicios de agua, salud y educaci�n y tierra para sembrar.

La segunda versi�n se refiere a la uni�n por la m�sica. En un encuentro convocado en 1997 por el Consejo de Autoridades del Suyu Jach�a Carangas, cada marka deb�a tener una representaci�n de la cultura de su regi�n. A diferencia de otros pueblos, Llanquera, San Miguel, Chuquichambi y Bella Vista ten�an pocos integrantes.

"Al encuentro de 1997, en Curahuara, las delegaciones llegaban con su conjunto aut�ctono para participar. San Miguel, Chuquichambi, Llanquera, Choquecota y Bella Vista son peque�as markas que ten�an delegaciones reducidas en la entrada aut�ctona. Como son de la misma regi�n, llevaron grupos de siete o seis personas del carnavalito -que se ejecuta con la tarka y tamborcitos-; entonces, decidieron entrar todos juntos y se registraron como Markas Integradas�, cont� la exautoridad originaria de San Miguel, Diego Veliz Vargas.

En 2009, el territorio de Mayach�tasita Markanakas logra su titulaci�n con una superficie de 56.478,3422 hect�reas. La marka se ubica en la jurisdicci�n de tres municipios; su epicentro y la mayor parte de su extensi�n est�n en Santiago de Huayllamarca, y peque�as extensiones de territorio en Corque y Toledo.

Las siska markas unidas han logrado algunos proyectos para riego de parecelaso, dotaci�n de ambulancias y tractores. Su estructura org�nica de autoridades originarias se ha consolidado y se constituye en un motor de gesti�n permanente en beneficio de las cinco comunidades.

"Finalmente, una cuesti�n importante es la consolidaci�n territorial, que es un medio de defensa y prevenci�n de inseguridad jur�dica�, dice el estudio.

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