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La ciudad fantasma en la ruta yihadista




12/03/2017 - 16:24:53
LA TERCERA.- Acada paso la tierra seca se parte en terrones cada vez m�s peque�os. A pesar de la aridez, el verde de las hierbas comienza a cubrir el suelo. �La primavera en Irak�, dice el padre Jorge Jahola mirando la punta de sus pies rodeadas de brotes. Ese ser� el �nico momento del d�a en el que el padre se permitir� posar sus ojos en otra cosa que no sea la destrucci�n que lo rodea. �Es muy bella est� estaci�n�, dice y ya apura el paso. Es mediod�a y todav�a queda mucho por hacer antes que se ponga el sol.

El ruido de unos p�jaros y el motor de algunos camiones que pasan a la distancia son los �nicos ruidos que acompa�an el caminar del padre Jorge en Qaraqosh, una ciudad cristiana en la meseta de N�nive, Irak.

En agosto de 2014 los 50.000 habitantes huyeron con lo que ten�an puesto mientras los combatientes del Estado Isl�mico se apoderaban de la ciudad. La mayor�a de los cristianos encontr� refugio en el Kurdist�n iraqu� y otros dejaron el pa�s.

En octubre de 2016, el Ej�rcito iraqu� recuper� Qaraqosh. Cinco meses despu�s de la liberaci�n la ciudad sigue vac�a. Ning�n habitante volvi�. Para ser m�s claro, nadie pudo volver porque las 6.800 casas fueron destruidas, incendiadas o saqueadas.

�Ni una sola qued� intacta�, dice el padre Jorge, levantando el dedo �ndice de la mano derecha mientras trata de esbozar una sonrisa para disimular. Intentar� esa sonrisa durante todo el d�a. �Hay tres categor�as de destrucci�n: total, parcial o incendiada�.

Las categor�as las cre� el mismo sacerdote cuando decidi� documentar los destrozos hechos durante m�s de los dos a�os que la ciudad estuvo bajo el control yihadista. El padre dividi� la ciudad en 10 zonas y con un grupo de voluntarios de su parroquia fotografi� cada inmueble de Qaraqosh, anotando qu� tipo de destrucci�n sufri� cada uno.

�Todo pertenece a la historia, tambi�n las casas. Y la historia cambia. Por eso hacemos una fotograf�a de toda la ciudad. Guardamos este instante del tiempo para el futuro�, dice el cura. �Debemos transmitir la situaci�n de Qaraqosh a las pr�ximas generaciones. Es una obligaci�n moral.�

El inventario servir� tambi�n, explica el religioso, para presentarlo ante la comunidad internacional y a los donantes. �Para poder pedir lo que se necesita�, dice el sacerdote que adem�s de las casas deber� reparar seis de las 10 iglesias que hay en Qaraqosh, entre las cat�licas y ortodoxas. Las otras cuatro fueron destruidas. Todav�a no sabe cu�nto costar� reconstruir la ciudad, pero piensa que ser�n m�s de US$ 100 millones.

Con un sombrero pescador y una parka para protegerlo del fr�o matinal, el padre camina con rapidez por las calles desiertas. Atr�s, casi corriendo para mantener el paso, lo sigue Noor, de 20 a�os, c�mara en mano. Esta ma�ana de febrero ambos volvieron a recorrer los 80 kil�metros que separan Qaraqosh de Erbil, la capital del Kurdist�n iraqu�, donde la mayor�a de los cristianos encontraron refugio, para corregir algunos errores del inventario.

Noor anota algunos datos sobre una casa de la zona F y se ofusca cuando tiene que volver a corregir la nota porque el l�piz se movi� cuando el suelo tembl�. Cerca de la ciudad la artiller�a del Ej�rcito bombardea las posiciones del Estado Isl�mico en Mosul, a poco m�s de 30 kil�metros.

Cada tiro sacude Qaraqosh y espanta a los p�jaros, pero no perturba el trabajo de algunos cristianos que vienen durante el d�a desde Erbil para visitar sus casas y tratar de recuperar algo.

�Se llevaron hasta nuestras cuatro colmenas�, dice Adib Benham Tamous mientras camina por lo que queda de su propiedad. Todas las habitaciones fueron vaciadas. Su hermano, que viv�a enfrente, tuvo menos suerte y al robo de los saqueadores le agregaron un incendio que arras� con su casa. Apenas sobrevivi� un ventilador de techo con sus aspas dobladas hacia abajo.

A unas cuadras Hussein Ahmed, de 18 a�os, intenta abrir la atascada puerta del armario de su habitaci�n. Tiene que forzarla varias veces, pero al final cede. ��Ac� est�!�, dice con una voz que denota que la pubertad todav�a no termin� su trabajo. Entre sus manos sostiene un oso de peluche blanco, con un coraz�n que dice �I love you�. �Me lo regal� mi pap� cuando ten�a 11 a�os�, dice Hussein. Es la primera vez que vuelve a su casa, iluminada por los rayos del sol que entran gracias a un enorme orificio en el techo creado por un mortero.

La familia Ahmed es una de las pocas que no profesan el cristianismo en Qaraqosh. Pertenecen a la minor�a kakai, una religi�n que se inspira en el zoroastrismo y el en islam chiita y que tambi�n fueron perseguidos por los yihadistas.

�En 2006 viv�amos en Mosul y nos tuvimos que escapar ac�, a Qaraqosh. En 2014 estuvimos obligados a abandonar otra vez nuestra casa e ir a Erbil,� dice Hussein. �Hoy no sabemos si vamos a volver, o si nos iremos a Bagdad, o nos quedaremos en el Kurdist�n�, agrega sin olvidar mencionar la posibilidad de irse del pa�s como lo hizo uno de sus hermanos que vive en Ucrania.

Otros hermanos que emigraron al exterior son los del cura Jorge. Sus dos hermanas huyeron a Francia y su hermano mayor, Samir, a Jordania.

�La va a dejar as� para siempre. Quiere que sea un testimonio del mal que han hecho otros�, dice el padre parado frente a las ruinas de lo que fue la casa de su hermano, un dise�ador de interiores que construy� su propio hogar. La biblioteca fue convertida en cenizas, las paredes cubiertas de negro por el fuego y las pocas pertenencias que no fueron robadas cubren el suelo hechas pedazos. �Va a ser dif�cil perdonar�, dice el padre mientras camina con cuidado pisando cer�micas y vidrios rotos que antes habr�n sido alg�n adorno.

�Me ofendieron y yo no ofend� a nadie. (�) Dios maldiga al Estado Isl�mico y a todos los que lo apoyaron. Dios, no deje piedra sobre piedra de la gente que tomaron los bienes de otros�, lee una pancarta que su hermano dej� en el balc�n luego de visitar su casa y antes de regresar a Jordania. �No creo que vuelva ac�, dice Jorge y explica que su hermano ten�a muchos amigos en los pueblos musulmanes de alrededor, de quienes, se sospecha, participaron en los saqueos.

El sol ya comienza a esconderse en el horizonte, all� d�nde est� Mosul. El sacerdote enciende el motor de su coche. Hay que irse de Qaraqosh. Las rutas bombardeadas, los toques de quedas y los numerosos puestos de control hacen que el camino sea m�s complicado que lo normal. Antes de partir el padre Jorge toma del ba�l una sotana y se la coloca. �Es m�s f�cil pasar por los controles cuando saben que eres cura�, dice y se r�e porque sabe que tiene raz�n. En tiempo r�cord pasa uno a uno los controles del Ej�rcito, la polic�a y de las milicias kurdas.

Pero el tiempo no est� de su lado cuando piensa en el futuro de su comunidad en Irak. �Hay que esperar para saber qu� hay qu� hacer�, dice y vuelve a sonre�r mientras mira Qaraqosh perderse en el espejo retrovisor.

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